lunes, 27 de octubre de 2014

Comunicación estratégica, marketing político, psicología de masas y control de la información en el régimen correísta




Este texto es el capítulo elaborado por el sociólogo y periodista Decio Machado para el libro "La restauración conservadora del correísmo", el cual aparece al público a partir del mes de noviembre del presente año y ha sido elaborado por diversos autores.








Decio Machado   


“Una educación que remueve la cultura política para que la sociedad no busque salvadores, sino que genere socialidades para convivir, concertar, respetar las reglas del juego ciudadano (…) la educación debe desarrollar sujetos autónomos ya que frente a una sociedad que masifica estructuralmente, una sociedad que tiende a homogeneizar incluso cuando crea posibilidades de diferenciación, la posibilidad de ser ciudadanos es directamente proporcional al desarrollo de sujetos autónomos, es decir, de gente libre tanto  interiormente como en sus tomas de posición. Y libre significa gente capaz de saber leer la publicidad y para qué sirve, y no dejarse masajear el cerebro, gente que se capaz de tomar distancia del arte de moda, de los libros de moda, gente que piense con su cabeza y no con las ideas que circulan a su alrededor.”

Jesús Martín Barbero, Oficio de cartógrafo (2002)

Desde la vuelta de las democracias a América Latina, tras el aciago período histórico que se caracterizó por una concadenación de dictaduras militares en la región[1], la actividad política se ha convertido en un asunto de importante interés público para los ciudadanos de la región. Según los indicadores emanados de Latinobarómetro[2], la ciudadanía latinoamericana más allá de desear estar al día con respecto a los asuntos que les afectan cotidianamente, demandan la participación directa en la actividad política de su contexto social. Este es el origen de la enorme importancia adquirida por la comunicación estratégica en nuestros días.

Las acciones realizadas por los candidatos, líderes políticos, partidos e instituciones gubernamentales por mantener y fortalecer el respaldo de la gente hacia sus propuestas, programas y políticas públicas, se ha convertido en un factor crítico tanto para alcanzar los puestos de elección popular a los que aspiran, como para  el mantenimiento del orden, el control social y la gobernabilidad en sus respectivos ámbitos de intervención.

La imposición -dentro de un mundo globalizado y en plena evolución- de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, de técnicas y herramientas innovadoras que permiten la expansión casi sin límites de la comunicación ha hecho que a causa del marketing político, las ideas ya no basten para que los políticos convenzan a la ciudadanía de que son los más apropiados para ejercer los cargos a los que aspiran e incluso para perpetuarse durante años en el poder.

Si bien es cierto que la comunicación política existe desde los tiempos de la Antigüedad, donde se aprovechaba la reputación de los guerreros para amedrentar a potenciales enemigos internos y externos, así como para recaudar los impuestos entre sus súbditos (Maarek, 2009), las nociones actuales en las que se manifiestan este tipo de técnicas se remontan apenas a la segunda mitad del siglo XX[3].

Paralelamente, desde hace aproximadamente un par décadas, se vive un momento en el que las relaciones entre las élites políticas y los medios de comunicación se han complejizado a escala global. Mientras asistimos a una enorme concentración de medios de comunicación a nivel planetario, en algunos países a los políticos se les reprocha que ya sólo actúen o comuniquen en función de la visibilidad mediática de sus operaciones a riesgo de una suerte de populismo modernizado (Tironi y Cavallo, 2004), mientras que otros gobiernos, independientemente de su sensibilidad política, intentan desarrollar el control sobre la información con el objetivo de sufrir el menor desgaste posible en el ejercicio de su autoridad.

Campaña de 2006: punto de partida de la expertise correísta en marketing y comunicación política

De igual manera que otras tantas campañas latinoamericanas del momento, la campaña presidencial del año 2006 en Ecuador fue una campaña fuertemente mediática (Dávalos, 2012).  La campaña de comunicación política y estrategias de marketing electoral correísta se sustentaron –al igual que otras tantas en la región- en el establecimiento de alianzas entre “grupos de interés”, “poderes fácticos”, líderes de opinión y medios masivos de comunicación (López, 2003). Todo ello, más allá de la realización de múltiples eventos electorales en un recorrido que abarcó el conjunto del país, llegando a lugares que sus adversarios desecharon, ganándoles también en el pulso del contacto directo con el electorado.

En base a esta estrategia el entonces candidato Rafael Correa, además de incrementar sus indicadores de conocimiento, identificación y penetración entre la ciudadanía, generó el escenario idóneo para lanzar sistemáticos ataques en contra de sus rivales, lo que fue la base de su campaña electoral. Dichos ataques se hicieron fundamentalmente en contra de los ya muy desgastados partidos políticos tradicionales, los cuales se encontraban altamente deslegitimados ante la ciudadanía y muy deteriorados en la realidad política nacional. Con cada nuevo ataque dialéctico, el entonces presidenciable ganaba en popularidad, logrando vehicular a su favor los resentimientos de las y los ecuatorianos en contra de la llamada “partidocracia” e implementando con su modelo de comunicación una imagen que ganaba enteros en consistencia y coherencia política durante toda su campaña. En este sentido, la estrategia correísta cumplió dos de los fundamentos existentes en los actuales manuales políticos electorales modernos: a) si hay descontento social la estrategia debe ser de ataque y descalificación de los adversarios; y b) cuando un candidato tiene una estrategia clara y definida, el candidato debe mantener su postura de manera coherente durante toda la campaña electoral (Durán y Nieto, 2010).

Bajo estos criterios, la campaña de Rafael Correa durante la primera vuelta se concentró en el discurso político –necesidad de un cambio radical en el país, deslegitimación de la partidocracia e implementación de un nuevo proceso constituyente-, mientras que sus rivales se limitaron a posicionar ofertas políticas y promesas básicamente en materia de vivienda y empleo. No sería hasta la segunda vuelta cuando el hoy mandatario ecuatoriano, inmerso ya en una fuerte y estratégicamente elaborada campaña de desprestigio respecto a su adversario Álvaro Noboa, posicionara diversas propuestas y compromisos políticos para su futura gestión de gobierno.

El éxito electoral del correísmo se basó en saber segmentar de forma adecuada sus mensajes hacia los diferentes públicos objetivos de su comunicación. Así, mientras Noboa basaba su discurso en las clásicas estrategias clientelistas que han caracterizado históricamente la política ecuatoriana, dirigidas –entre dádivas, regalos y promesas de campaña- al sector más empobrecido de la población, y autodefiniéndose como “enviado de Dios” (Recalde, 2007); el correísmo se articuló con base en el desprestigio del Congreso Nacional y de los partidos políticos entonces existentes (Dávalos, 2009); dotando a su campaña de una gran creatividad publicitaria –videos que fueron virilizados en redes sociales[4] desprestigiando a sus oponentes y spots publicitarios con gran originalidad y acierto mediático[5]-. En base a lo anterior, el correísmo consiguió  conectar con sectores medios de la población y de manera especial con el target más joven del electorado.

Fueron los medios de comunicación de masas, hoy en conflicto con el oficialismo, los que se encargaron de posicionar de forma sistemática que Rafael Correa era un candidato nuevo, un outsider en la política ecuatoriana, y sobre todo una persona joven que se enfrentaba a candidatos de mayor experiencia. Aunque este posicionamiento fue intencionalmente provocado por los mass media nacionales, más que afectar a Correa lo que propició fue un positivo posicionamiento ante amplios sectores del electorado ecuatoriano. Se afianzó la imagen de Correa como un político nuevo, sin secuelas por su pasado y de fuerte personalidad contestaría. Esto lo visibilizó de forma muy diferenciada frente a su rival, un candidato de mayor edad, millonario, aburrido y reiterativo en las campañas políticas ecuatorianas. Correa se convirtió así en el exponente del cambio, en la identificación política del creciente malestar de perfil “antisistémico” existente entre la ciudadanía y en la expresión del descontento generalizado ante las tradicionales formas de hacer política y el actuar de los eternos grupos de poder (partidos políticos, empresarios, banqueros y medios de comunicación) existentes en el país.

Enmarcada en esta cuidada estrategia electoral, se articuló el compromiso de un nuevo proceso constituyente en el Ecuador. Esto permitió una nueva innovación electoral más, Rafael Correa y Alianza PAIS prescindieron de presentar candidatos a un muy desprestigiado Congreso Nacional, lo que como elemento novedoso tuvo un afortunado impacto entre el electorado. En la práctica y de esta manera, la campaña electoral correísta incorporaba en su estrategia comunicacional una consigna ya anteriormente interiorizada por millones de ecuatorianos durante el derrocamiento de Lucio Gutiérrez: el “Que se vayan todos!” (Dávalos, 2012). Bajo esta lógica estratégica electoral, se generalizaron las esperanzas ciudadanas en un cambio político de carácter radical, más allá de la sensibilidad política del votante ecuatoriano del momento, el cual estaba ya muy lejos de canalizar su descontento por vías revolucionarias.

En materia de imagen, el candidato Correa también supo diferenciarse de sus adversarios, pues realizó su campaña vestido de manera informal  -camisetas color verde y pantalones jeans-, lo que generó una imagen de cercanía con la población. Correa no aparecía como un político al uso, sino como un ciudadano similar al electorado al que le pedía su voto. Esta estrategia de imagen respondía a otra regla clásica de manual electoral, la cual hace referencia a la resonancia que determinadas imágenes tienen sobre el electorado en momentos determinados, buscando con acierto los estímulos provocados que evocan significados cercanos al votante (Schwartz, 2001). El posicionamiento de Correa como un ciudadano alejado de la política tradicional, un joven y aguerrido ciudadano -no político- que buscaba la profunda transformación del país, polarizó la elección y situó al hoy Presidente de la República en una posición privilegiada electoralmente respecto a sus contendores.

Otro elemento referenciable de la campaña correísta fue el acertado uso de la identidad corporativa que se desarrolló y el empleo del color verde brillante fosforescente. El color verde flex tuvo su origen en un anterior y agresivo posicionamiento publicitario elaborado por la transnacional española Movistar –líder en telefonía inalámbrica-, que quedó plasmado en el subconsciente de la ciudadanía, lo cual fue utilizado adecuadamente por la campaña de Correa. Respecto a eso que los expertos publicistas en la materia llaman eye tracking[6], los afiches y bandeloras del correísmo tuvieron una más que destacada visualización frente a los de sus adversarios, los cuales manejaron colores apagados como fondos de su campaña electoral.

Por último, dentro de la imagen gráfica de campaña y más allá del color verde flex, se utilizó el rostro de Correa en forma de negativo fotográfico, lo que tuvo fuerte impacto social, debido a la simpleza de la imagen y su aspecto “urbano” juvenil –asemejado a un graffiti o la imagen de un líder revolucionario[7]- (Dávalos, 2012).  La lógica icónica de un líder mirando hacia el futuro se traducía en la idea de un preparado académico que irrumpe en el mundo de la política en un país sumamente corrupto, pero que mira hacia el infinito enfocando sus sueños para la Nación más allá del horizonte inmediato. La idea aunque básica tuvo una carga innovadora y efectiva, pues a través de un efecto de fotogenia, un joven profesor universitario con escasa trayectoria política (acumulaba apenas unos meses como ministro de Economía del gobierno anterior) fue transformado en héroe revolucionario. Con su imagen elevada por una especie de luz sobrenatural que lo inspiraba, al entonces candidato presidencial se le trabajó publicitariamente como un ícono simbólico asociado al Che Guevara, lo cual combinado con eslóganes como “recuperemos la patria” y setenteras canciones de los Quilapayún o los Inti-Illimani en cada uno de sus actos electorales, reforzó el aire revolucionario y heroico de su figura mediática.

Solo faltaba entonces para ganar, amortiguar el fuerte carácter y las puntuales salidas de tono del entonces aspirante a presidente. Esto se hizo a través del asesoramiento externo de una empresa de comunicación política mexicana que llegó al Ecuador tras haber asesorado al partido conservador salvadoreño Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), organización política fundada por el paramilitar Roberto d´Aubuisson en 1989. La consultora mexicana Cuarto de Guerra fue la encargada de transformar el perfil marcadamente irascible del hoy mandatario ecuatoriano en una suerte de “Pasión por la Patria”[8].

Es a través de esta campaña electoral del 2006 donde se sentarán las bases de la futura comunicación político-estratégica del correísmo en el gobierno. El correísmo, ya como doctrina oficialista en el poder, combinará innovadoras técnicas de comunicación política en el país con un desarrollado y estratégicamente calculado culto a la personalidad del líder, la agresividad y descalificación dialéctica como norma de desacreditación sobre los adversarios políticos del régimen, el factor sorpresa como herramienta de quiebre ante sus rivales, las técnicas que reflejan proximidad ante la ciudadanía (gabinetes itinerantes, enlaces ciudadanos desde los lugares más recónditos del país o permanentes apariciones del mandatario rodeado de masas ciudadanas), los acordes de las viejas canciones revolucionarias, así como una cuidada campaña publicitaria (tanto por la destreza en la elaboración de piezas audivisuales como por la creatividad de su cartelería, gigantografías y otras herramientas de imagen estática) basadas en los logros obtenidos a través de determinadas políticas públicas auspiciadas por el gobierno.

Siete años y medio de un modelo de comunicación político-estratégica innovadora en Ecuador

Los estudios elaborados por diferentes entidades ecuatorianas especializadas en sondeos de opinión, desde finales de los años noventa hasta hoy, vienen a indicar que los ecuatorianos se identifican desde lo místico mayoritariamente como seguidores de la fe cristiana y sus valores; desde el ámbito del ocio como acérrimos seguidores del deporte del futbol; mientras que en la esfera política desean tener un líder fuerte que guíe al pueblo hacia un futuro próspero, que fomente la seguridad, el afianzamiento de la dolarización y la justicia al interior de un país que sea socialmente más o menos equilibrado. La honestidad en la gestión pública, la vuelta de los emigrantes, la implementación de una democracia real y el desarrollo económico nacional son los elementos más deseados por la ciudadanía, transversalizándose también entre estos sentimientos el orgullo de ser ecuatorianos.

En este sentido, tanto el presidente Correa como sus asesores políticos, desde la campaña del 2006 hasta la fecha, han sabido encauzar acertadamente el sentir nacional y los aspectos cognitivos de la conducta del pueblo ecuatoriano. En base a ello, se han manejando estrategias como la del famoso “correazo” (símbolo de machismo y autoridad, dado que refleja la forma en que se castigaba a los niños en el país) durante la campaña de 2006, hasta el “Rafael para el pueblo, Correa para los corruptos” o el “Ya tenemos Presidente!!” de campañas posteriores. De forma paralela, el mandatario hace gala permanente de ser un férreo seguidor de uno de los equipos estrella del campeonato de fútbol ecuatoriano, llegando incluso a dedicar amplios espacios de sus programas destinados a la rendición de cuentas a la ciudadanía a opinar sobre la calidad del juego de los diferentes equipos punteros del Ecuador y de su selección. De igual manera, el líder oficialista ha manifestado de forma permanente su fuerte identificación con la doctrina cristiana, llegando incluso a sancionar disciplinariamente a diversas asambleístas de su partido por manifestarse en el Legislativo favor del aborto en casos de violación.

Tampoco se dejó atrás el drama de la emigración nacional, el cual ha tenido un fuerte impacto sobre las familias ecuatorianas. La estafa de las políticas neoliberales en Ecuador llegó a  su “climax” con el gobierno de Jamil Mahuad (1998-2000), cuyo gabinete estaba controlado por la bancocracia, protagonizando el “salvataje bancario”[9] y la dolarización[10]. Esta crisis provocó una fuerte emigración hacia el exterior, principalmente hacía España e Italia; y aunque los números son confusos, se estima que en el año 2000 más de medio millón de personas –un 4% de la población en ese momento existente- salieron del Ecuador en busca de su supervivencia. Es por ello que en marzo de 2007, apenas dos meses después de su investidura, el presidente Correa ponía en marcha una de sus innovaciones políticas: la creación, con rango de ministerio, de la Secretaría Nacional del Migrante (SENAMI), siendo su misión “la definición y ejecución de políticas migratorias, encaminadas al desarrollo humano de todos sus actores, que servirá de enlace en las acciones de atención, protección y desarrollo de la persona migrante”[11]. Al año siguiente se pondría en marcha el Plan Bienvenidos a Casa, lo que en la práctica significaba el inicio de la llamada “operación retorno”[12]. Según datos oficiales, la combinación de las políticas del Plan Bienvenidos a Casa y del Plan Voluntario de Retorno[13], este último impulsado por el gobierno español, significó que a finales de 2013 los migrantes retornados al país alcanzaran la cifra de 37.000 ecuatorianos. Lo que desde las instituciones ecuatorianas se presenta como un triunfo de las políticas nacionales enmarcadas en la vuelta de los exiliados económicos, no oculta más que una visión muy parcializada de este “supuesto” éxito. Según los datos del INE[14], el número de ecuatorianos residente en el Estado español viene disminuyendo paulatinamente desde el año 2009, habiendo abandonado dicho país unos 47.000 migrantes ecuatorianos tan solo en el transcurso del año 2012. En resumen, la mayoría de los migrantes ecuatorianos que han salido de territorio español desde la llegada de la crisis a este país lo han hecho con destino a otros lugares de Europa (Machado, 2013); y en este sentido, cabe señalar que la Casa Ecuatoriana en Londres recibió durante ese mismo año –mediante cita previa, con tan solo tres operarios y carente de bolsa de trabajo- una media de 300 personas diarias, cuyo perfil común era ser ecuatorianos emigrados desde España en busca de trabajo y con necesidad de solicitar prestaciones sociales. Un informe elaborado en mayo del 2012 por la Universidad Queen Mary bajo el título No Longer Invisible (No más invisibles) concluía que 85% de los jóvenes sudamericanos residentes en Londres sufre abuso laboral, recibiendo un 11% de estos una remuneración inferior al salario mínimo reglamentado. En referencia a dicho informe, organizaciones de trabajadores migrantes con sede en Londres como Latin American Workers Association (Lawas), señalan que “los trabajadores latinoamericanos suelen trabajar hasta 16 horas al día, en algunos casos son racialmente abusados y pueden terminar siendo víctimas de abusos físicos y sexuales”.

Por otro lado, desde la utilización del rostro del presidente Correa con apariencia de negativo en su primera campaña electoral, han sido múltiples las imágenes  desarrolladas del mandatario bajo leyendas patrióticas y manteniendo su mirada de forma elevada hacia el horizonte o el infinito, plasmándose cierto mensaje mesiánico que no le es para nada hostil a la población ecuatoriana. El aparato de propaganda gubernamental ha ido conformando una lógica de culto a la personalidad de su líder que convirtió al presidente Correa en una especie de gran demiurgo del corazón ecuatoriano, con cierta iluminación por lo divino y un agudizado perfil caudillesco, lo cual lejos de ser entendido de manera caricaturesca forma parte de la tradición política latinoamericana. La estrategia permitió que en los ámbitos más empobrecidos y con menor formación cultural de la sociedad, al Presidente de la República se le haga alusión incluso como “Papi Correa”, en referencia a la devoción de sus votantes y el reconocimiento a la “sabiduría” y la “autoridad” del padre para determinar el futuro de sus hijos.

Encuadrados en esta realidad social, se ha desarrollado una permanente campaña publicitaria de gran creatividad, una propaganda de proximidad a la población en la cual se crea la ficción de la participación social del conjunto de los ecuatorianos en la toma de decisiones del Estado, así como la profundización de la ironía y la polémica en los discursos presidenciales, lo cual ha sido la base de la comunicación estratégica y del marketing político del correísmo durante estos casi ocho años de gobierno.

Lo anterior no quiere decir que todas las campañas de ataque y confrontación (Durán y Nieto, 2010) en las cuales se sostiene la dialéctica presidencial estén siempre destinadas a lograr penetración y recordación popular. Los equipos de marketing político y asesoramiento comunicacional de los que dispone la Presidencia de la República entienden bien que este tipo de estrategias deben basarse en los temas que realmente cuentan con la fuerza necesaria entre el electorado para movilizar simpatías y votantes. De igual manera, se busca bajo la estrategia de la descalificación política e incluso personal de los disidentes por la izquierda del oficialismo o de sus adversarios políticos conservadores, continuar con el desgaste de las figuras opositoras asociándolas a la vieja y deslegitimada partidocracia nacional. Como elemento de apoyo estratégico, se explota un discurso de lógica soberanista y patriotera basado en la convicción de que el país camina unilateralmente[15] hacia el desarrollo para salir de lo que se ha venido a llamar comúnmente “Tercer Mundo”, lo cual califica a los críticos de dichas políticas como antipatriotas e incluso como malos ciudadanos. Se pretende a su vez, mantener la imagen del presidente Correa como un político no convencional, estrategia para lo cual es necesario posicionar su figura como un líder diferenciado y reconocido en el ámbito internacional. Para ello se posiciona desde las campañas político-publicitarias auspiciadas desde el aparato de propaganda estatal y cuyo público cautivo es la ciudadanía residente en el Ecuador, el que un país de quince millones y medio de habitantes y apenas 283.560 kilómetros cuadrados de extensión –siendo más del 40% de su territorio selva húmeda tropical apenas poblada- es un referente geopolítico de gran importancia en el concierto de la gobernanza global. Todo ello se enmarca a su vez en la adulteración del término “socialismo”, concepto que si bien es cada vez más olvidado en los discursos del correísmo, tomó en el régimen un matiz “cristianismo humanista” que pretende rebajar su carga ideológica y las resistencias que pudiera ocasionar en determinados sectores de la población ecuatoriana.

Es así, inmersos en la ciencia ficción auspiciada por el aparato de propaganda gubernamental, donde por ejemplo organizaciones campesinas cercanas al régimen y conformadas mayoritariamente por población rural de escasos recursos económicos que demandan transparencia respecto al reciente acuerdo comercial firmado entre el Ecuador y la Unión Europea, encabezan sus cartas al ministro de  Comercio Exterior bajo el subtítulo “compañero Francisco Rivadeneira”, en alusión a un ex gerente del Citibank[16] y de la CORPEI[17].

La estrategia de marca de Rafael Correa

La mejor estrategia electoral del presidente Rafael Correa, desde el 2006 hasta hoy, se ha basado en la construcción de un “branding[18] asociado a su nombre y figura. Dicho branding esta conformado por cinco elementos: a) naming: creación de un nombre, b) identidad corporativa, c) posicionamiento, d) lealtad de marca, y e) desarrollo de marcas y arquitectura de una marca. Es por ello que Rafael Correa construyó su proyecto político posicionado sobre las iniciales de su propio nombre - Revolución Ciudadana (RC)- e imagen. Esta estrategia acompañada de un sinfín de herramientas auxiliares sostenidas sobre un estilo personal de gestión y la aplicación de sofisticadas técnicas publicitarias, convierte en extremadamente difícil desmontar el espejismo sociopolítico creado sin una contra campaña altamente inteligente que hasta hoy ninguno de sus rivales ha sido capaz de articular. Los que enfrenten a futuro a Rafael Correa en las urnas, deben pasar no solo el filtro del branding posicionado, sino también por el de su empoderamiento social con tintes populistas (promesa democratizadora de devolver el poder secuestrado por las élites a los ciudadanos) para poder derrocarlo. El reto es complejo, dado que el populismo surge cuando los sistemas representativos y de partidos son percibidos como excluyentes, posicionándose como las alternativas políticas que pretenden terminar con el dominio de las élites y convirtiendo a la imagen del líder en la encarnación del pueblo[19].

El correísmo no solo ha implantado una nueva forma de hacer política en el país, sino que también continúa intentando vivir estratégicamente del odio y la frustración acumulada por la ciudadanía ecuatoriana durante las dos décadas y media de un neoliberalismo que tuvo consecuencias dramáticas. Es por ello que una parte del discurso correísta se sostiene sobre el temor ciudadano a volver a un pasado caótico donde los grupos de poder existentes en el país hicieron -sin control del Estado- lo que les vino en gana. Así, la marca corporativa auspiciada durante todo el actual gobierno de la revolución ciudadana, se posiciona como única en la historia del país, unificando mensajes, el desarrollo de una propaganda que enmarcada al conjunto de instituciones públicas en una estrategia global, las cadenas gubernamentales en radio y televisión, así como el sabatino Enlace Ciudadano. Respecto a lo último, cabe señalar que los Enlaces Ciudadanos fueron concebidos inicialmente como una herramienta de comunicación entre el mandatario y la ciudadanía para ser utilizada como un espacio de rendición de cuentas, pero que ha sido transformado en una especie de “púlpito” donde el presidente da rienda suelta a su propio estilo personal de comunicación.  Es a través de esta herramienta de conexión entre el presidente Correa y la ciudadanía donde se visibiliza uno de los mayores problemas que tiene Alianza País para desarrollarse como herramienta de un proyecto de alcance nacional: en los países donde la relación política entre el gobernante y la población es una relación de líder/masa, no son necesarios los partidos políticos; es más, pudieran incluso ser contraproducentes, pues podrían generar debates políticos internos respecto a ideología, programas y liderazgos de futuro, circunstancia que se encuentra muy alejada de intención de la dirección política actualmente existente en el partido de gobierno[20].

Comunicar es persuadir y persuadir es buscar efectos en el receptor. De esta manera la comunicación desarrollada desde el poder se convierte en una herramienta más de la gestión gubernamental orientada a la consecución de los objetivos estratégicos del oficialismo. Cabe señalar al respecto de todo lo anterior, que a pesar de que ya sea notorio un mayor desgaste en la capacidad comunicativa del régimen, la estrategia  aún continúa dando sus frutos. Sin embargo, tanto el presidente Correa como sus asesores estratégicos son conscientes que aquello que nos cantara Héctor Lavoe[21] décadas atrás: “todo tiene su final, nada dura para siempre…”. Es por ello, que tras las elecciones seccionales de febrero del 2014 y tras unos resultados electorales por primera vez poco alentadores para el oficialismo, el presidente Correa rectificó sobre las directrices dadas a sus ministros en junio del 2012, cuando ordenó la prohibición a los altos funcionarios del Estado de conceder entrevistas a medios privados, a los que acusó de atacar al gobierno con mentiras.

En resumen, el presidente Correa ha sido convertido a través de elaboradas estrategias de comunicación política y marketing electoral en un “lovemarks[22]. Su rostro aparece por todas partes, su voz cierra los spots publicitarios del conjunto de la propaganda emitida por los diferentes ministerios del gobierno nacional, y los medios pueden llegar incluso a ser sancionados por no recoger como noticia destacada alguno de sus viajes al extranjero o sus exposiciones académicas en el exterior[23]. Respecto a lo último, es curioso señalar el hecho de como los recién creados órganos de control sobre los medios de comunicación consideran la estrategia de posicionamiento internacional del presidente Correa como información “relevante”, argumentación sobre la que basan la justificación de sus posibles futuras sanciones sobre los medios de comunicación que no la destacan. Además, la figura del mandatario ecuatoriano ha sido no solo trabajada desde la propaganda y publicidad masiva, sino también a través de historias que lo interrelacionan: obras inauguradas –en algunas ocasiones por tramos, lo que permite reiteradas inauguraciones en la misma obra- que pretenden ser míticas, discursos posicionados como referenciales en los foros internacionales, y una visión con cierto perfil mesiánico sobre el futuro del Ecuador y del conjunto de la Humanidad. Todo ello cumple con las reglas básicas del “Lovemarks”, las cuales buscan lograr una conexión basada en el amor entre el consumidor y la marca, lo que  se soporta sobre una plataforma estratégica que explota los sentimientos y el respeto[24], o lo que es lo mismo, se carga al producto publicitado de densidad y volumen. En definitiva y gracias a los avances de la neurociencia y su aplicación al marketing (neuromarketing), lo que se viene a demostrar es algo tan sencillo como que la publicidad ya entendió que lo que mueve a los seres humanos es la emoción por encima de la razón. En base a lo anterior, se desarrollan estrategias que buscan la construcción de vínculos emocionales profundos y duraderos con los clientes/electores, consiguiendo el máximo grado de fidelidad y lealtad más allá de la razón; lo que combinado con el misterio -grandes historias que hay detrás de las grandes marcas-, crean la fuente de inspiración que suponen estas marcas/partidos para sus clientes/electores.

Desde la perspectiva corporativa de las empresas o marcas políticas, puede parecer una obviedad, pero cotidianamente se hace visible el escaso respeto que tienen la mayoría de las marcas/partidos por sus clientes/electores. Sin embargo, en el mundo del Marketing 3.0.[25], los Lovemarks se ganan el respecto de sus consumidores/electores a través de técnicas aplicadas basadas en la estrategia, determinación y autodisciplina cotidiana.

Todo lo anterior ha hecho del presidente Rafael Correa un candidato vencedor de largo tiempo, que basa sus estrategias políticas en la comunicación negativa sobre sus opositores y en el irrespeto por todo lo que pueda ser considerado como disidencia política u oposición ideológica. A su vez, como estado moderno en que se ha convertido, el gobierno ecuatoriano y por lo tanto también el partido de gobierno, utiliza las herramientas más modernas en materia de marketing político para posicionar a través de estudios cuantitativos y cualitativos los elementos que están en el sentir más profundo del pueblo ecuatoriano, con independencia que estos sentimientos puedan considerarse más o menos afortunados (entre ellos la lógica política popular de un líder/padre que implementa autoridad sobre sus subordinados/hijos). De igual manera, el correísmo se especializó en implementar elementos sorpresa en sus campañas políticas, electorales o no, basadas en claves de ataque –los cuales están siendo incorporados dentro del imaginario de los y las ciudadanas ecuatorianos- sobre el discurso de los opositores al régimen. Es por ello que gran parte de las y los ecuatorianos utilizan en la actualidad frases hechas y calificativos posicionados por el régimen a través de sus cadenas gubernamentales, su propaganda política o los Enlaces Ciudadanos. Entre esa terminología destacan calificativos como el de “ecologistas infantiles” para calificar a los ambientalistas críticos con la política neodesarrollista emprendida por el gobierno, el de “tirapiedras” o “izquierda caduca” al hacer referencia a los opositores del régimen por la izquierda, el de “ponchos dorados” o “emplumados” para significar a la dirigencia indígena no afín al régimen, el término de  “opositores caretucos” para señalar a la oposición política en general, o frases como “de donde va a salir la plata para las escuelas del milenio y el desarrollo si no es del petróleo o de la minería” para cuestionar las resistencias locales emprendidas por comunidades afectadas a las políticas extractivistas implementadas por el actual gobierno, entre tantas otras. 

A pesar de declaraciones tan ingenuas como las realizadas por el anterior secretario ejecutivo de la agrupación política oficialista, Galo Mora, quien diría en octubre del 2012 que "no necesitamos de una empresa, porque Alianza PAIS es capaz de contar y socializar los nuevos sueños"[26], la estrategia política del correísmo se ha ido perfeccionando con el paso del tiempo y ha sido incluso reconocida de manera internacional no precisamente por sus capacidades internas. No es tan solo que algunos movimientos y organizaciones políticas europeas que están apareciendo hoy, fruto de la decadencia neoliberal en Europa, estén copiando parte del discurso y la estrategia electoral de Rafael Correa en Ecuador (casos como el del Frente de Izquierda en Francia o el de Podemos en el Estado español), sino que incluso su última campaña electoral (2013) fue galardonada en una reciente edición de los Victory Awards 2014[27]. Allí se reconocieron los trabajos del ministro Vinicio Alvarado y de los consultores políticos mexicanos José Adolfo Ibinarriaga y Roberto Trad –quienes comandaron la campaña electoral presidencial oficialista de febrero del 2013- como finalistas en la categoría “Campaña del Año”[28].

Otra categoría en la que estuvo vinculada la última campaña presidencial de Rafael Correa fue la “Consultor Político del Año”. En este apartado el proyecto desarrollado en Ecuador obtuvo el primer lugar, siendo José Adolfo Ibinarriaga –consultor político que actualmente desarrolla funciones como profesor del diplomado de Comunicación Gubernamental del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM- y Roberto Trad -consultor internacional en comunicación estratégica y comunicación política, y director del Instituto de Artes y Oficios para la Comunicación Estratégica- reconocidos profesionalmente por su trabajo en la reelección de Correa.

En pocas palabras, el régimen tiene dinero y no escatima por lo tanto en gastos para traer a los mejores consultores internacionales en comunicación, cuesten estos lo que cuesten. La lista de consultores extranjeros implicados en las estrategias de marketing y comunicación política del régimen es amplia y abarca desde el prestigioso profesional norteamericano –hoy consejero presidencial- Ralf Murphine quien con más de medio millar de campañas electorales por diferentes partes del planeta ha acompañado al oficialismo desde 2006, hasta el recientemente incorporado Antoni Gutiérrez, un reconocido profesional catalán especializado en asesorías de comunicación estratégica.

El correísmo ha hecho suya aquella lógica emanada del psicólogo social antimarxista francés Gustave Le Bon[29], por la cual se afirma que conocer el arte de impresionar la imaginación de las masas equivale a conocer el arte de gobernarlas, y maneja por lo tanto a través de la comunicación estratégica lo que este pensador escribiría en su obra La psychologie des foules (1898): "Son siempre los lados maravillosos y legendarios de los sucesos los que más las impresionan. Así, los grandes hombres de estado de todas las edades y países, comprendidos los más absolutos déspotas han considerado la imaginación popular como el sostén de su poder".

Es así que las apariciones públicas de Correa se dan entre una multitud que lo abraza, hace high five, exponen a sus hijos para que el líder les bese en la frente y se fotografíe con ellos, brindan sus manos y cuerpos con el afán de ser saludados e incluso abrazados por el mandatario, mientras entran en una especie de éxtasis, entre banderas verdes y un nutrido cordón de seguridad presidencial. A pesar de lo anteriormente descrito, cabe referenciar que esto no se da tan solo por determinación popular, dotándose el régimen -a través de la Secretaria Nacional de Gestión de la Política- de mecanismos para “incentivar” la asistencia de funcionarios públicos y receptores de bonos y subsidios a los actos presidenciales.

El control sobre la información

Habría que empezar este apartado del texto por indicar que no es posible sostener un branding bajo una fuerte campaña de comunicación negativa en contra. En las estrategias corporativas de las grandes compañías transnacionales de hoy, una de las funciones más importantes de sus comunicadores es precisamente el control y la desarticulación de la información negativa contra sus empresas. Tal es así, que los Community Manager, los responsables de Public Affairs, o los técnicos especializados en comunicación y marketing que trabajan para este tipo de corporaciones no solo tienen entre sus objetivos posicionar lo bueno y competitivos que son sus productos en el mercado, sino también desarmar los flujos de información negativa que afectan a su imagen y que emanan tanto de consumidores insatisfechos como de estrategias auspiciadas por empresas competidoras. En la actualidad y a pesar de la ilegitimidad del caso, gran parte de los periodistas de medios financieros y económicos de todo el planeta reciben sustanciales prebendas económicas ya no solo por posicionar artículos en formato publirreportaje camuflados para alabar corporaciones y productos comerciales, sino también para silenciar la información negativa que en un momento determinado puedan manejar sobre dichas empresas.

Llevado esto al terreno de la política, es de señalar que en ningún otro momento de la historia del Ecuador el periodismo se ha convertido en un tema tan protagónico del debate político nacional. La legitimidad de las empresas privadas-lucrativas por ejercer como medios de información para la ciudadanía; el concepto de la información como bien de interés público; el desarrollo del concepto “terrorismo mediático”; la honra o reputación de las personas tratadas por los medios de comunicación; la veracidad de la información; la censura previa y la autocensura; el concepto de linchamiento mediático; los principios de democratización de la información; el concepto de información relevante; el derecho de rectificación y el de réplica; la información de circulación restringida; o, el derecho a la reserva de la fuente; entre otros, no esconden más que el debate de fondo: el derecho a la libertad de expresión y opinión; para quiénes, cómo y para qué se informa; el cumplimiento ético de las normas deontológicas del periodismo; y el quién, cómo y para qué se ejerce el control sobre la información. 

En el Ecuador se vive en la actualidad un debate que recuerda en muchos casos al existente durante el origen de los primeros periódicos, los cuales tendían a tomar como objetivo a las personas vinculadas al poder (motivo por el cual eran definidos como “balas de papel”, símil dialéctico al utilizado por presidente Correa cuando se ha referido en múltiples ocasiones a los periodistas como “sicarios de tinta”), siendo censurados por batallar contra la Iglesia y el Estado mientras cortejaban al mercado.

El control de la información y la censura de la información han acompañado históricamente al periodismo. A comienzos del siglo XVI, poco después de la invención de la imprenta por Gutenberg, el cardenal Wolsey, cerebro en la sobra del gobierno de Enrique VIII en Inglaterra diría: “Debemos destruir a la prensa o la prensa nos destruirá a nosotros”[30]. El pasar de los años y el reconocimiento a la libertad de comunicación del pensamiento y de las opiniones en la Declaración de los Derechos del Hombre (1789) no se modificó por parte del poder su visión sobre el periodismo. Sería Napoleón Bonaparte, desde su exilio en la isla de Santa Elena, quien señalaría que “la libertad de prensa debe estar en manos del gobierno, la prensa debe ser un poderoso auxiliar para hacer llegar a todos los rincones del Imperio las sanas doctrinas y los buenos principios. Abandonarla a sí misma es dormirse junto a un peligro”[31]. En pocas palabras, lo que expresaba el derrotado emperador francés no es más que una evidencia: la información es poder y en la medida en que los Estados intentan controlar los escenarios en los que intervienen, los medios de comunicación son espacios de contrapoder frente al poder político.

Más allá de la cercanía de los primeros editores europeos con el Estado[32], fue con la llegada de la Primera Gran Guerra cuando los Estados comenzaron a desarrollar una serie de mecanismos ya bien coordinados y en aquel entonces innovadores para el control de la prensa. La Primera Guerra Mundial convirtió a los medios de comunicación en aparatos de propaganda estatal (Sohr, 1998), silenciándose a cualquiera que fuesen las voces críticas. El mismo primer ministro británico de la época, Lloyd George, diría sobre este estilo de censura: “Si la gente realmente supiera lo que ocurre, la guerra se detendría mañana. Pero por supuesto, no saben y no pueden saber. Los corresponsales no escriben la verdad y la censura no la dejaría pasar”[33].

En esa misma línea, el periodista y escritor  británico George Orwell escribiría unos años después sobre su participación como brigadista internacional en Guerra Civil española: “Tempranamente en mi vida noté que ningún hecho es informado en forma correcta en los diarios. Pero en España leí por primera vez reportajes que no guardan relación alguna con los hechos, ni siquiera la relación que suele existir en una mentira común y corriente. Vi reportajes sobre grandes batallas donde no hubo combates y completo silencio donde murieron centenares de hombres”[34].

El colofón de este tipo de tesis sobre el control y manipulación de la información se daría en Alemania y sus frentes de guerra durante el III Reich, definiendo este ámbito de manipulación mediática como “el cuarto frente”. El ejercito alemán fue el primero en contar con unidades destinadas específicamente a la propaganda y la manipulación informativa. El propio Adolf Hitler escribiría años antes en su obra Mein Kampf, que “la propaganda efectiva debe ceñirse a unos cuantos puntos y machacar con estos eslóganes hasta que el último ciudadano de esa audiencia entienda qué es lo que queremos que comprenda con ese lema que le proponemos”[35]. Pero el control de la información en los países aliados tampoco fue mejor. Winston Churchill diría por aquel entonces: “En tiempo de guerra, la verdad es algo tan preciado que debe ser cuidada por un guardaespaldas de la mentira”[36]. Por su parte, la Unión Soviética prohibiría la posesión particular de receptores de radio durante el conflicto, difundiéndose la información a través de altoparlantes situados en lugares públicos. Evidentemente Japón no fue una excepción, en ese mismo período la posesión de un receptor de onda corta podía conllevar para un ciudadano nipón la pena de muerte.

Ya incluso en los años ochenta, durante el conflicto de las Malvinas entre Gran Bretaña y Argentina, el gobierno británico se encargó de transportar por medio de la Royal Navy un grupo de seleccionados periodistas –todos británicos- a la zona de conflicto. Todos tuvieron que aceptar firmar un documento en el que se sometían a la censura de sus despachos antes de enviarlos, siendo sus transmisiones realizadas a través del sistema de comunicación de las Fuerzas Armadas[37]. Por su parte, en Argentina, el comunicado de rendición de su ejército se presentó como “un acta en la cual se establecen las condiciones de cese de fuego y retiro de tropas”[38].

En América Latina, la libertad de prensa ha tenido una existencia muy frágil, lo que ha impedido la construcción de una cultura periodística independiente y de investigación. Lo anterior, tiene que ver a su vez con que la sociedad latinoamericana –el conjunto de instituciones no estatales, entre las cuales se encuentra la prensa- posee escasa fortaleza a pesar de haber estado históricamente al servicio de los grandes grupos de poder económico.

Lamentablemente en América Latina nunca se cumplió aquello que John Delane, quien accediera en 1841 a director del The Times[39] de Londres –cargo que mantendría hasta su muerte en 1877-, sentenciaría como valor supremo de la independencia periodística: “El deber de la prensa es hablar; el de los estadistas, guardar silencio. Los gobiernos deben tratar a otros con respeto extremo, por oscuro que sea su origen y por infames que sean sus actos; pero, afortunadamente, la prensa no se encuentra sujeta a tales impedimentos (…) El deber del periodista es buscar la verdad sobre todas las cosas, y presentar a sus lectores, no aquello que los estadistas desearan que conociesen, sino la verdad, hasta donde le sea posible alcanzarla”[40].

La limitación ideológica de sus oligarquías, así como la enorme concentración de la riqueza en manos de estas selectas élites, han sido los elementos que históricamente han obstaculizado el pluralismo periodístico y información objetiva en la región. Los medios de comunicación han estado históricamente controlados por oligarcas locales, los cuales han utilizado a estos medios como herramienta de confrontación ideológica frente a los nuevos gobiernos autodefinidos como “progresistas”[41] y surgidos a lo largo de la pasada década. Esta realidad ha complicado notablemente la labor informativa en el subcontinente, no habiendo sido Ecuador una excepción al respecto.

Es por ello, que con la llegada de Rafael Correa a la poltrona presidencial de Carondelet, el gobierno puso en marcha un aparato estatal de comunicación a los que referencia como medios de comunicación pública, pero que se conciben desde la misma lógica que la establecida por Napoleón Bonaparte a finales del siglo XVIII. Dicha situación poco o nada ayuda al establecimiento de una información veraz para el conjunto de la ciudadanía, pues estos medios actúan como voceros gubernamentales y aparatos de propaganda del régimen político en el poder, sirviéndose del entreguismo de profesionales del sector para la ejecución de sus funciones. Al fin y al cabo, citando al ilustre periodista argentino Rodolfo Walsh[42], “el periodismo es libre o es una farsa”.

Más de un año en vigor de una conflictiva Ley de Comunicación

Un análisis de la Ley Orgánica de Comunicación, aprobada el 14 de junio de 2013 por la Asamblea Nacional, basado estrictamente en la lectura de su texto legal no debería tener como conclusión más que su consideración como un triunfo de las organizaciones sociales que desde hace años han reivindicado mejores condiciones para ejercer el derecho humano a la comunicación, la información fidedigna para el conjunto de la ciudadanía y el acceso universal a las tecnologías y medios que la facilitan.

La distribución equitativa de las frecuencias radioeléctricas, una de las principales reivindicaciones desde la sociedad civil, fue reconocida en su Artículo 106, donde se establece que las frecuencias del espectro radioeléctrico destinadas al funcionamiento de radio y televisión se distribuirán con un 33% para medios públicos, otro 33% para medios privados, y un 34% para medios comunitarios. En teoría esto debería significar un avance histórico para las voces históricamente excluidas del país.

De igual manera, otro aspecto muy positivo de la Ley es la prohibición de concentración o acumulación de frecuencias o señales para estaciones de radio y televisión (Art. 113); así como la obligación por parte de los medios a difundir contenidos que expresen y reflejen la cosmovisión, cultura, tradiciones, conocimientos y saberes de los pueblos y nacionalidades indígenas, afroecuatorianas y montubias (Art. 36); y, la inclusión de las personas con discapacidad a través de diversas medidas (Art. 37). Por su parte, el Estado, a través del Articulo 35, se obliga a implementar políticas públicas para que ninguna comunidad, por más alejada o pobre que sea, quede marginada del acceso a Internet y otras tecnologías, o de la posibilidad de tener sus propios medios de comunicación locales.

Como aspectos oscuros, la Ley incorpora la responsabilidad ulterior de los medios de comunicación (Art. 20), estableciendo responsabilidades subsidiarias hacia estos por los comentarios que se formulen en sus páginas webs. Esta amenaza ha significado en la práctica la anulación de la valoración y participación de los lectores sobre la noticia, habiendo suspendido varios medios de información cualquier posibilidad de comentar sus noticias publicadas digitalmente, lo que conlleva un claro recorte sobre la libertad de expresión de la ciudadanía. La separación entre la información generada por el medio y los comentarios de particulares debería haber sido suficiente para deslindar las responsabilidades entre unos y otros. Por otro lado, a través de una ambigua formulación del término “linchamiento mediático” (Art. 26), en la práctica se ha coartado el rol del periodismo de investigación en hechos de interés público, quedando múltiples documentos sostén de importantes denuncias de corrupción y abusos por parte de las autoridades guardados en los cajones de los denunciantes y de los profesionales especializados en la investigación periodística.

Más allá de estas observaciones, el problema fundamental de la Ley de Comunicación no es otro que el que acompaña de forma habitual a la mayoría de las leyes instauradas por el correísmo: el problema fundamental no radica en el análisis de sus textos sino en la mecánica de aplicación de estas.

Los organismos de control sobre los medios de comunicación creados a partir de la entrada en vigor de esta ley, son como ya es habitual en otros casos, cooptados por miembros afines al régimen, lo que predispone un actuar orientado a sancionar la crítica y la disidencia política, mientras paralelamente los medios “gubernamentales” gozan de impunidad para los “excesos” en sus labores “informativas”.   

También está por ver los mecanismos por los cuales se esta estableciendo la distribución de frecuencias, máxime cuando las prácticas gubernamentales ponen en entredicho la ética profesional y política en la que se basa la objetividad de la información que se le brinda a las audiencias. Vale señalar que las radios comunitarias que el Estado entregó en 2010 a las nacionalidades indígenas todavía no son autónomas, y por tan solo poner un ejemplo de los mecanismos auspiciados por el Estado para el control de la información, seis de las catorce que están en Pastaza han firmado contratos con la Gobernación de dicha provincia para transmitir un programa en el que dicha institución –representación del gobierno central en el territorio- rinde cuentas a la comunidad, es decir, venden su espacio aire al Estado. A cambio, estas emisoras radiales se someten a una serie de compromisos, como usar la prensa gobiernista –la cual tiene bajo índice de lectores dada la escasa objetividad de su información- en sus espacios informativos.

Cabe reconocer en este sentido, que todas las sociedades están sometidas al progreso técnico y que en el campo mediático existe una presión constante por la masificación de la entrega noticiosa; sin embargo, en un sentido histórico la ampliación de audiencias es un fenómeno neutro, pudiendo tanto fortalecer la democracia, la tolerancia y el pluralismo, como contribuir al autoritarismo, la intolerancia y el ideologismo (Sohr, 1998). En pocas palabras, los medios de comunicación se definen por su postura ante el poder, lo que viene determinado por capacidad de solvencia económica –que es lo que tradicionalmente ha asegurado su autonomía frente a los gobiernos-. El sencillo ejemplo expuesto con anterioridad, viene a demostrar la capacidad de la que dispone el Estado para orientar el sentido de la información, con su consiguiente carga ideológica, de los medios de comunicación que teóricamente deberían ser autónomos tanto de los medios de comunicación privados, como de los medios de comunicación públicos controlados desde el Ejecutivo. De esta manera, se hace muy difícil de creer que la Ley de Comunicación este dando voz a los que históricamente no han tenido voz en este país.

La libertad de expresión en cuestión

La libertad de expresión según la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), “es un elemento sobre el cual se basa la existencia de una sociedad democrática. Es indispensable para la formación de la opinión pública [...]. Es, en fin, condición para que la comunidad, a la hora de ejercer sus opciones esté suficientemente informada”[43]. Por su parte, la libertad de pensamiento se enmarca en la facultad que tiene toda persona de desarrollar ideas, analizarlas, sintetizarlas, juzgarlas o en general considerarlas en el sentido que consideren adecuadas (Morales, 2012). Sin libertad de expresión no existirá la posibilidad de manifestar aquellas ideas a quien considere pertinente hacerlo.

Ahora bien, aunque la libertad de expresión sea un derecho de vital importancia para el sistema democrático, no consta ni debe constar de una protección absoluta, lo que tampoco quiere decir que deben imponerse filtros sumamente difíciles de superar para sancionar al quien hiciere un uso abusivo de este derecho. Hay que tipificar de forma que sea efectiva la tutela a quienes han sido lesionados en su reputación por el abuso de la libertad de expresión, pero a la par de no deteriorar las posibilidades de expresión e información (Ferrajoli, 2009), dado que la libertad de expresión forma parte de derechos subjetivos que corresponden universalmente a todos y todas.

Sin embargo, con el Presidente de la República a la cabeza, notables políticos ecuatorianos del oficialismo han interpuesto ya diversas demandas judiciales contra periodistas y medios de comunicación, basando sus argumentos en que su derecho al honor y al buen nombre están siendo vulnerados por estos. Ya son tristemente  famosas algunas sentencias emitidas y posteriormente ratificadas por jueces ecuatorianos, como la que determinó una indemnización sin precedentes de 40 millones de dólares al jefe del Estado contra el diario El Universo por una delirante columna escrita con el “hígado” por el que fuera entonces su editor de opinión Emilio Palacios[44]; o los 2 millones de dólares[45] de sanción impuestos sobre los periodistas Juan Carlos Calderón y Christian Zurita, autores del libro “El gran hermano”, como indemnización al mandatario al publicarse en dicha obra de investigación periodista que “el presidente conocía de todos los contratos de su hermano” en base a una entrevista que forma parte de su contenido con Fabricio Correa. Ambas sentencias se ampararon en la figura de algo tan complejo, difícil de demostrar y con tan alto grado de subjetividad como el “daño moral”, y fueron posteriormente perdonadas por el mandatario ecuatoriano, aunque generaron un precedente que lesiona de forma grave la libertad de prensa y expresión en el Ecuador.

Esta realidad posiblemente se agudizará con la entrada en vigor del Código Orgánico Integral Penal, dado que la discrecionalidad en la actuación de determinados jueces del sistema judicial ecuatoriano puede verse aun más agravada a partir de este momento –han sido varias las ocasiones en las que el jefe de Estado ha “sentenciado” determinadas cuestiones con implicaciones legales los sábados en sus enlaces sabatinos, y los jueces han procedido inmediatamente después acorde a las directrices presidenciales-. En este sentido, ¿cómo entender que el Presidente de la República utilice de forma habitual el término corrupto para calificar a determinados adversarios políticos e incluso a la prensa privada en general –lo cual es entendido por el oficialismo como una alusión a un categoría vinculada a lo antiético cuando es pronunciada por el mandatario- y que un periodista en un medio de comunicación pueda ser sancionado por mala practica profesional o por injurias si utiliza el mismo término para calificar a un alto funcionario el gobierno sin presentar las pruebas pertinentes?

La aplicación de la justicia en esta materia está conllevando a que bajo el arcaico principio del dura lex sed lex (la ley es dura), se hallan dictaminando sentencias carentes del principio de proporcionalidad[46] en las cuales se pretendió castigar severamente a medios y periodistas de investigación que habían sido denunciados, entre otros, por el mandatario ecuatoriano en su calidad de ciudadano. Dicha estrategia ha conllevado, desde el punto de vista de las limitaciones en el accionar periodístico, la autocensura de medios y periodistas durante la fase de elaboración de la noticia, crónica o artículo de opinión pertinente (Machado, 2013).

De manera general, la libertad de expresión y los abusos a este derecho han tenido como principales víctimas a los detractores de los gobiernos, los cuales por su parte pretenden acallarlos mientras los sujetos luchan por intentar dar a conocer su opinión, informar o relatar hechos desconocidos para la población (Morales, 2012). En este contexto de disputa, la forma de persecución más común que históricamente han utilizado los gobiernos modernos para silenciar a sus críticos en los medios de comunicación ha sido el derecho penal, el cual se posiciona como una herramienta para atemorizar a los detractores del régimen. Es mediante la formalización a través del Derecho, desde donde las respuestas a los conflictos de poder adquirieren un aura de legitimidad y neutralidad, dotándose de respuestas normativas que pretenden garantizar la solución no arbitraria de los conflictos sociales. En ese contexto, es el Derecho quien instrumentaliza el poder, encubriéndolo y difuminándolo; justificándolo y convirtiéndolo en “orden” social y político (Machado, 2013).

En este sentido, vale señalar que la misma Corte Interamericana de Derechos Humanos admite la posibilidad de sancionar penalmente a quien ha hecho uso abusivo del derecho a la libertad de expresión, pero la norma penal debe cumplir ciertos requisitos que fueron recogidos en la sentencia del caso Usón Ramírez vs. Venezuela[47]. En esta se establece que para proceder a imponer una sanción penal, la norma debe ser amplia –legalidad estricta-, idónea para lograr la finalidad perseguida, necesaria para el buen funcionamiento del sistema democrático y su sanción debe ser proporcional.

En todo caso y más allá de las consideraciones legales instituidas en una lógica de conflicto donde el ganador impone la ley y el perdedor se ve obligado a cumplirla, meter en una cárcel a una persona por lo que ha dicho o lo que ha escrito es propio de regímenes autoritarios, lo cual cuestiona en si mismo la idoneidad del derecho penal como límite sancionador para quienes violen el derecho al honor o la buena reputación de cualquier gobernante de turno. Las penas deben ser evitadas, cuando está involucrado el ejercicio de la libertad de expresión (Carbonell, 2008), con independencia de que tal ejercicio pudiera vulnerar otros derechos fundamentales.

Estrategias para el control de Internet y las Redes Sociales

Hablar del Internet y del ciber-espacio, conlleva a su vez a repensarlos como espacios no neutrales, ya que tanto en el plano de su  arquitectura (Internet) como en el espacio comunicacional (ciber-espacio), son espacios en disputa que se encuentran atravesados por las relaciones de poder. Ambos ámbitos forman parte de la articulación de un entramado ideológico articulada con bases en el capitalismo, pero que también se conforma como un espacio de democratización política, de emergencia de nuevas voces ejerciendo el poder de emitir la palabra contra las instancias de dominación.

Internet también establece una relación directa con la actividad política organizada, tanto a nivel de partidos, como a nivel de gobiernos de muy diferentes tipos y sensibilidades políticas. En las redes sociales se pueden encontrar toda clase de proyectos, ideas y convocatorias, convirtiéndose Internet en un instrumento de participación ciudadana extraordinario, donde podría aplicarse con mayor rigor herramientas de información de la clase política, de los gobiernos y de los partidos a los ciudadanos en su conjunto, en forma de relación interactiva. Hacemos alusión entonces a una serie de herramientas que podrían propiciar un ágora política, sobre lo que ya se trabaja en diversos espacios institucionales y principalmente sociales, y sobre lo que llevan años escribiendo múltiples sociólogos futuristas.

Sin embargo, entendido el ciber-espacio como un espacio de confrontación y disputa, cada vez son más los gobiernos que intentan limitarlo y hacerse con el control de este ámbito de comunicación e información. Cómo no podía ser menos, el gobierno del Ecuador es uno de los países punteros en este tipo de estrategias a nivel regional. Ejemplos de esta cuestión hay muchos, pero vamos a significar tan solo algunos ejemplos de este tipo de maniobras que utiliza el régimen para limitar la información alternativa en las redes sociales y que cuyo origen de la información fue destapado en una serie de artículos publicados en el diario El Universo en diciembre del 2013.

En el Enlace Ciudadano número 341 del 28 de septiembre de 2013, el presidente Rafael Correa arremetió duramente contra las comunidades y vecinos de la zona de Intag (provincia de Imbabura) por resistirse como pueden a la explotación minera en su territorio, el cual se compone de una división de parroquias rurales con gran  diversidad ecológica dedicadas fundamentalmente al comercio y que pretende desarrollar su entorno a través del turismo comunitario. Su resistencia no es nueva y por eso difícilmente puede ser entendida como anticorreísta. Se remonta a una década y media hace atrás, e incluso el actual ministro del Interior José Serrano, quien mantiene detenido de forma arbitraria -según denuncia Amnistía Internacional- desde hace meses a uno de los dirigentes locales más emblemáticos, fue abogado de estas comunidades antes de formar parte del establishment  gubernamental correísta.

Con un montaje audiovisual en el cual se mezclaron imágenes tomadas de su documental “A cielo abierto, derechos minados”, elaborado en 2009, y diversos frames de la sabatina presidencial donde el mandatario vociferaba improperios contra los comuneros disidentes, el prestigioso realizador ecuatoriano Pocho Álvarez elaboró un video de 9 minutos que fue subido al sitio web YouTube, donde fue bloqueado al poco tiempo. El reclamo que originó la censura de dicho video fue presentado por la compañía española Ares Rights, empresa contratada por la Secretaría de Comunicación de la Presidencia (SECOM) para aplicar medidas de estas características en los Social Media a través de diferentes mecanismos legales referidos a la Ley de Derechos de Autor Digitales del Milenio (DMCA por sus siglas en inglés).

Con base a esta estrategia, Ares Rights ha conseguido que también fueran retirados de las redes otros productos audiovisuales, como son el corto “Cómo miente el presidente de la República”, en referencia a los insultos que públicamente el presidente Correa lanzó sobre el cantautor anarquista Jaime Guevara y las protestas de activistas sociales por la explotación del Yasuní, o el documental “Rafael Correa: retrato de un padre de la Patria”, del documentalista colombiano Santiago Villa.

Los métodos de Ares Rights carecen de cualquier tipo de ética y respeto por la libertad de expresión, y tal y como han expresado diversos juristas especializados en temas tecnológicos, varios de sus reclamos carecen de legitimidad legal[48]. Sin embargo, los mecanismos de Ares Rights son sofisticados y consiguen lograr sus objetivos aunque sea de manera muy cuestionable. Valga como ejemplo de este tipo de episodios un tuit fechado en junio del 2013, donde a través de un montaje fotográfico se visualizada en un cartel de “Wanted” (Se busca) una foto de Jorge Glas Viejó, padre del actual Vicepresidente de la República y quien en aquel momento llevaba ya meses en situación de prófugo de la justicia tras ser acusado de violación de una menor quien es ahora madre fruto de dicho abuso sexual. Prácticamente de inmediato, un ciudadano con el nombre Jonathan Palma Ruiz registró en Barcelona (ciudad donde tiene ubicada su sede social Ares Rights) esas imágenes como suyas, procediendo Ares Rights a pedir a Twitter la eliminación de ese montaje fotográfico, objetivo que alcanzó con éxito.

Con base a la información existente en la página web Chilling Effects[49] (Efectos Intimidatorios) manejada por la Fundación Electronic Frontier[50], la periodista de investigación Mónica Almeida detectó que Jonathan Palma Ruíz y/o Ares Rights han presentado entre septiembre del 2010 y diciembre del 2013 cuarenta pedidos diferentes a Google y Twitter. Según indica esta periodista en base al registro existente en dicha web, de esos cuarenta pedidos tan solo diecinueve tiene relación con películas de cine pirateadas, estando otros doce directamente relacionados con instituciones, funcionarios o proveedores del gobierno del Ecuador y del partido Alianza País.

Otros clientes de esta compañía catalana son Juan Manuel Abal Medina Jr., ex secretario de Comunicación de la presidenta Cristina Fernández Kirchner, y los políticos mexicanos Eruviel Ávila  y Miguel Ángel Osorio Chong, ambos dirigentes del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Otra empresa especializada en hacer inteligencia en las redes sociales es la argentina Illuminati Lab. Siguiendo con los registros existentes en el portal Chilling Effects,  aparecen anotaciones por la cual la empresa Ares Rights solicita retirar a nombre de Illuminati Labs documentos que hacen alusión a una propuesta de la propia Iluminati Lab para la generación de un centro de monitoreo de redes sociales para el Ecuador; un informe sobre una de las actividades ya realizadas por este centro durante la última campaña de reelección de Rafael Correa; y otra propuesta destinada a manejar la campaña del Gobierno ecuatoriano en contra de la petrolera estadounidense Chevron. A su vez, aparecen también dos cartas de la Secretaría Nacional de Inteligencia del Ecuador donde se autoriza a la firma Illuminati Lab a contactar como representante e interlocutor exclusivo a la italiana Hacking Team[51], empresa especializada en comercialización de equipos de espionaje electrónico.

En resumen, si los expertos internacionales del mundo del ciber-espacio coinciden en algo, es que consideran que los principales frenos a la expansión de la tecnología social radican en el excesivo control gubernamental –el cual pretende ser justificado bajo el objetivo de proteger la privacidad de los usuarios–. En la práctica encontramos permanentes ejemplos de este incipiente intento de control gubernamental soterrados a través diversas propuestas normativas, las cuales se justifican desde la defensa del honor y la privacidad personal de los usuarios, hasta la necesidad del control de la información y las comunicaciones para un adecuado combate contra las redes ilícitas de narcotráfico y crimen organizado.

De igual manera, la hipocresía gubernamental roza los límites de lo irrisorio. Mientras desde el régimen se posiciona mediáticamente su solidaridad con Julian Assange, quien lleva más de dos años de reclusión obligada en la Embajada del Ecuador en Londres, se aprueba un Código Orgánico Integral Penal en el cual se indica en su artículo 229 que la revelación ilegal de “información registrada, contenida en ficheros, archivos, base de datos o medios semejantes, a través o dirigidas a un sistema electrónico, informático, telemático o de telecomunicaciones” será sancionada con pena privativa de libertad de uno a tres años, pudiendo agudizarse la pena entre tres y cinco años, si quien comete la infracción es un servidor público, empleado bancario o contratista.

Además la rápida transformación del periodismo, se calcula que el primer trimestre de 2043 será el momento en el que la prensa impresa desaparecerá en los EEUU (Meyer, 2004), cuando el último lector, exhausto, tire a la papelera la última y arrugada edición, convierte a los medios de noticias online[52] en actores protagónicos en la lucha para intentar no perder relevancia.

Los medios están cambiando porque el contexto en el que operan está cambiando. Los productos informativos de los medios se invisibilizan en un flujo de producción paraprofesional que sobrepasa a la organización periodística (Mancini, 2011). La relatividad de su relevancia fluctúa en función de las prácticas y organización de audiencia.

El nuevo ámbito de la información es el Internet. Los medios de comunicación se verán obligados a interactuar de una forma muy diferente a la que hoy lo hacen con sus lectores/consumidores. La industria periodística se transformará inevitablemente, pues la historia del periodismo no es otra cosa que la búsqueda incansable por encontrar una solución en cada momento al problema de informar. A nivel global son contadísimos los medios que cuentan con haks labs (laboratorios hackers) dedicados a la experimentación. Es por ello que los pocos medios que cuentan con algún esquipo de experimentación logran marcar la diferencia. Entre ellos destacan casos como The New York Times (que goza de un equipo de innovación y desarrollo que trabaja fundamental en la experimentación de APIs –Application Programming Interface- que ofrece en tiempo real la labor de los congresistas estadounidenses y presentaciones interactivas); Los Angeles Times Projects (quienes desarrollan una infinidad de proyectos a base de información pública disponible); la BBC- Backstage (uno de los pioneros en generar proyectos de innovación sobre desarrollos propios); The Guardian (con infinidad de proyectos innovadores que incluyen APIs y la innovación de su Data Store desde 2009); el Mail & Guardian Online (pequeño periódico semanal sudafricano especializado en innovación de procesos periodísticos y referencia periodística por las investigaciones que publica); 20fourLabs (quienes desarrollaron un departamento de Research & Development con fuerte interés en aplicaciones móviles); o, el News Australia (con un equipo de desarrolladores y periodistas dedicados a crear nuevas formas de diseño y visualización de la información).

En pocas palabras, mientras el régimen ecuatoriano sigue considerando a los hackers bajo la imagen estereotipada de criminales informáticos, el nuevo periodismo que va tomando una forma sobre la cual los medios de comunicación ecuatorianos –públicos y privados- poco o nada saben, tiene claro que sin hackers ya no hay periodismo, y que a través de estos se logra incrementar la productividad del medio y adaptarlo a la forma actual en la que los usuarios leen las noticias. En Ecuador, la crisis de la industria periodística esta lejos de ser el equivalente al cambio, más bien al contrario, se tiende al conservadurismo profesional y a esconder la cabeza, sin plantearse la necesidad de mirar alrededor e reinventarse.  

Sin embargo, y a pesar de todo lo anteriormente expresado, esta claro que el espacio cibernético es el ámbito de interacción de la nueva comunicación e información en el presente siglo. Esto convierte al ciber-espacio en un espacio en disputa, tal y como antes lo hemos señalado. En ese sentido, WikiLeaks[53] ha sido la propuesta más disruptiva de los últimos años. Comenzando a operar en 2007, durante sus primeros cuatro años de existencia publicó más documentos clasificados que todo el resto de la prensa mundial en el transcurso de su historia. El modo de entender y usar la tecnología ha sido clave para este proyecto (Mancini, 2011), el cual a través de la publicación de un video donde se visualizaba el asesinato de dos periodistas de la agencia Reuters en Bagdad, los diarios de la guerra de Afganistán, los registros de la guerra de Irak, y los Cablegate del Departamento de Estado de los EEUU, pusieron a esta organización mediática internacional en el punto de mira no solo de los EEUU, sino del conjunto de gobiernos que conforman el planeta.

WikiLeaks es la demostración práctica de que el periodismo puede ser independiente, puede ir mucho más allá de lo que hoy por hoy contemplamos de manera impresa y en las páginas digitales de los medios de comunicación convencionales. WikiLeaks demostró que el valor de la información no sólo se produce a través de experimentados periodistas con buena pluma u olfato para la investigación.

Esta experiencia es en la práctica la demostración de que la circulación de la información es ahora incontrolable. Las consecuencias de la ruptura de los moldes preestablecidos por el periodismo convencional e inadaptado al actual ciclo de revolución tecnológica en la que vivimos, están a la vista de todos. El encierro de Julian Assange en la embajada ecuatoriana en Londres es la condena que sufre el principal auspiciador de la nueva era de la información periodística. Es un periodismo realizado por hackers –Obama y sus “halcones” del Pentágono diría por terroristas- más que por profesionales de la comunicación. Las espadas están en alto, y aunque el proyecto WikiLeaks aparece prácticamente anulado tras el encierro de Assange en el recinto diplomático londinense, es una cuestión de tiempo que surgen nuevas experiencias y episodios en este sentido.

Todo esto preocupa a los gobiernos a escala mundial, quien piense que hay algún Estado en el conjunto del planeta que no tenga cloacas que ocultar es un ingenuo. Citando a escritor y poeta español Antonio Gala, “al poder le ocurre como al nogal, no deja crecer nada bajo su sombra”, quizás es por ello que con el nuevo Código Orgánico Integral Penal, Julian Assange en el Ecuador hubiera sufrido una pena de tres años de cárcel y Edward Snowden de cinco.

Lo que será la comunicación y la información del futuro no será concedido desde ningún ámbito del poder –independientemente que este sea político o económico-, sino que deberá serle arrebatado por la ciudadanía y sus organizaciones de la sociedad civil.


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[1] Entre 1964 y 1984 casi todos los países de la Región estaban dirigidos por regímenes militares -salvo México (controlado por la presencia del PRI), Cuba (con el partido único de ideología comunista) y Costa Rica (única “democracia” que sobrevivió tutelada por los EEUU)-, debilitándose al movimiento obrero y reprimiéndose a población bajo la lógica de la doctrina de seguridad nacional, la que respondía a una etapa anterior de alta agitación política, movilización de masas y crisis económica. Estos regímenes se instauraron con el apoyo logístico, de inteligencia y asesoramiento de los EEUU, bajo la idea de refundación de la sociedad, la economía y la política, con el apoyo de los grupos económicos dominantes en cada país.
[2] Latinobarómetro es un estudio de opinión pública que aplica anualmente alrededor de 20.000 entrevistas en 18 países de América Latina representando a más de 600 millones de habitantes, la cual es elaborado por la Corporación Latinobarómetro, una ONG sin fines de lucro con sede en Santiago de Chile.
[3] La omnipotencia del moderno marketing político se estableció inicialmente de forma muy rápida en EEUU. En menos de diez años –entre las elecciones presidenciales de 1952 (Eisenhower vs Nixon) y las de 1960 (Kennedy vs Nixon)- el marketing político se convirtió en la herramienta indispensable en las campañas electorales estadounidenses, extendiéndose desde allí al resto del planeta.
[4] La inserción de estos videos en la página Youtube, segundo buscador más importante del planeta detrás de Google, generó una avalancha de comentarios y niveles de visitas nunca antes vistos en el Ecuador. Posicionar en el buscador Youtube el nombre de “Álvaro Noboa” significa identificar más de cien videos de burla, en los cuales el empresario bananero es mayoritariamente calificado como retrasado mental.
[5] Los spots televisivos de la campaña de Rafael Correa combinaron las representaciones existentes a lo interno del imaginario de los ecuatorianos de entonces, con humor e ironía, y el ataque hacia los oponentes. Comerciales como el del “león” haciendo alusión al ex presidente Febres Cordero, o el de “los payasos” en el ascensor representando con un estilo chaplinesco una parodia sobre la partidocracia entonces existente,  son claros ejemplos de esta técnica publicitaria.
[6] Seguimiento de ojos (traducido del inglés eye tracking) es el proceso de evaluar, bien el punto donde se fija la mirada (donde estamos mirando) o el movimiento del ojo en relación con la cabeza. Este proceso es utilizado en la investigación en los sistemas visuales, en psicología, en lingüística cognitiva y en diseño de productos.
[7] La famosa fotografía del Che Guevara en la que aparece con boina negra y mirando al horizonte fue tomada por Alberto Díaz (Korda) el 5 de marzo de 1960 —cuando Guevara tenía 31 años— en el entierro de las víctimas de la explosión de La Coubre, pero no fue publicada sino hasta siete años después. El Instituto de Arte de Maryland (EEUU)  la denominó Korda's photo, es decir, “la foto de Korda”: "La más famosa fotografía e icono gráfico del mundo en el siglo XX". A su vez esa foto fue editada para generar una igualmente famosa imagen en dos colores, generalmente en blanco y negro, en la que se contrastan los rasgos de su rostro. Esta imagen fue creada por el artista irlandés Jim Fitzpatrick. Finalmente Giangiacomo Feltrinelli (editor y activista comunista fundador en 1970 de grupo armado Grupo di Azione Partigiana –GAP- durante los llamados “años del plomo” en Italia) se hizo con los derechos para publicar el Diario de Bolivia y habiendo conseguido de Korda las imágenes del Che poco antes de su muerte, se imprimieron una gran cantidad de posters en 1967, imitando el estilo Pop Art del también famoso cuadro de Marilyn Monroe  (1964) de Andy Warhol.
[8] El mexicano Carlos Mandujano, miembro de la consultora Cuarto de Guerra, que trabajó en comunicación estratégica en la campaña del 2006 hacia la presidencia de Rafael Correa, reconocería unos años después que fue el contacto del magnate y dueño de América Móvil, Carlos Slim, para que el Gobierno ecuatoriano llegue a un acuerdo con la empresa telefónica Porta, cuando las negociaciones del 2008 estaban bloqueadas y la empresa a punto de salir del país cuando en abril del 2008 la Secretaría Nacional de Telecomunicaciones había dado por terminado el proceso de negociación con Porta. Mandujano reconocería este dato, ante la periodista mexicana Silvia Coello, unos días después del 5 de mayo del 2008, cuando los representantes de American Móvil llegaron a un acuerdo con el presidente Correa para la permanencia de Porta: “Trabajé para Creacional, la agencia de Vinicio Alvarado, y haciendo ese trabajo tuve mucho contacto con el Presidente (Correa) y mantenemos una relación de amistad muy buena, y ahora en el viaje que hizo a México tuvimos la oportunidad de compartir un poco más de tiempo. Claro, también tenemos amistad con el ingeniero Slim, y él nos solicitó que le pidiéramos al presidente Correa una última cita para hacer esta última propuesta”.
[9] El 8 de marzo de 1999 se declaraba el “feriado bancario”, quedando todas las operaciones financieras suspendidas -se congeló por un año todos los depósitos bancarios por un valor estimado de unos 3.800 millones de dólares (en aquel momento todavía en vigor la moneda nacional sucre)-. Aun así, los bancos que recibieron ayuda estatal quebraron (el 70% de las instituciones financieras del país) y el Estado los incautó, asumiendo en diversos casos sus operaciones deficitarias. Esto repercutió en el tipo de cambio, generando una notable depreciación del sucre y la fuga de capitales al exterior, lo que agravó la liquidez del sistema financiero. En 1999 el sucre había perdido el 195% de su valor y las pérdidas económicas ascendían a 8.000 millones de dólares, más que duplicándose el desempleo.
[10] En enero de 2000 el gobierno decretó la dolarización a una paridad de 25.000 sucres por dólar. Esto significó que quienes tenían ahorros “congelados” en sucres, recuperaron tan sólo una quinta parte de sus depósitos, desconsiderándose además cualquier pago por intereses y menos aún por el lucro cesante.
[11] Extraído del Decreto Ejecutivo No 150, Registro Oficial República del Ecuador No 39 de 12 de marzo del 2007..
[12] En América Latina se han implementado otras políticas de incentivo para el retorno de sus migrantes, como es el caso de Perú en 2005, Uruguay en 2008, Colombia en 2009; más allá del caso particular de México, donde esta política está mas vinculada a la seguridad que al retorno de los nacionales residentes en EEUU.
[13] La Directiva de Retorno fue aprobada en el Parlamento Europeo en 18 de junio de 2008, el Estado español aprobó el Plan Retorno Voluntario el 19 de septiembre de 2008, mediante el Real Decreto-Ley 4/2008 sobre abono acumulado y de forma anticipada de la prestación contributiva por desempleo a trabajadores no comunitarios que retornen voluntariamente a sus países de origen.
[14] El Instituto Nacional de Estadística (INE) es un organismo autónomo de España encargado de la coordinación general de los servicios estadísticos de la Administración General del Estado y la vigilancia, control y supervisión de los procedimientos técnicos de los mismos.
[15] La propaganda del gobierno nacional desconsidera intencionadamente los elementos y la coyuntura  internacional que ha significado precios records en el mercado global de commodities y que ha significado un crecimiento generalizado en el conjunto de la región.
[16] El actual ministro de Comercio Exterior del Ecuador, Francisco Rivadeneira, cabeza del equipo negociador del Ecuador del recientemente firmado Acuerdo de Asociación con la UE –considerado por la mayoría de economistas críticos del país como un Tratado de Libre Comercio- ejerció con anterioridad como Gerente de área, operativa y de negocios relacionados al comercio exterior del CITIBANK en Ecuador.
[17] Con anterioridad a su incorporación como alto funcionario de Estado del aparato correísta, Francisco Rivadeneira, actual ministro de Comercio Exterior del Ecuador, ejerció como Gerente de área de inteligencia comercial, de estudios económicos y coordinación; de la Red Externa de Oficinas Comerciales en la Corporación de Exportaciones e Inversiones del Ecuador (CORPEI). Dicha institución agrupa a las empresas nacionales más importantes del país, donde se destacan los grandes empresarios del agrobusiness exportador, propietarios de grandes latifundios agrícolas, y empresas dedicadas a la importación de bienes y servicios que se han beneficiado históricamente la economía rentista en la cual se encuentra subsumido el país desde hace décadas.
[18] Entendemos por “branding”, anglicismo empleado en mercadotecnia que hace referencia al proceso de construir una marca (en inglés, brand equity), a una estrategia de imagen basada en una hábil administración del conjunto de activos vinculados en forma directa o indirecta al nombre y símbolo/ícono que identifican a dicha marca influyendo en su valor tanto para el cliente/elector/ciudadano gobernado como para la empresa propietaria/partido de la marca.
[19] En su discurso de posesión el 3 de septiembre de 2009, tras las elecciones presidenciales de ese mismo año donde Rafael Correa fue reelegido Presidente de la República, el mandatario dijo: “El 26 de Abril pasado en esta tierra hermana no triunfó el baratillo de ofertas, los tecnicismos, el listado de obras y proyectos, más de lo mismo, más de lo peor. Lo que volvió a triunfar fue un sueño, el sueño de una Patria Nueva. Fue la lucha de todo un pueblo, del pueblo de la Costa, de la Sierra, de la Amazonía, de la región insular, y de esa quinta región siempre postergada, la de los migrantes. El Ecuador votó por sí mismo.”
[20] Alianza País fue lanzada formalmente en Quito el 19 de febrero de 2006 con un "festival cívico" que sus organizadores definieron como el "semillero de la nueva patria". Desde entonces hasta hoy, el partido oficialista ha tenido tres convenciones nacionales: la primera fue en noviembre de 2010, en la que se ratificó a Rafael Correa como Presidente del movimiento y se designó como nuevo secretario general a Galo Mora; en noviembre del 2012 se realizó la segunda en la ciudad de Guayaquil, donde se presentaron a los candidatos a la Asamblea Nacional y se presentó un nuevo Plan de Gobierno que incorporó nuevos ejes al programa teóricamente “revolucionario”; por último, se realizó la III Convención Nacional de Alianza País el primero de mayo del 2014 en Esmeraldas, donde tras los resultados electorales poco favorables para el oficialismo en las elecciones de 23 de febrero de ese mismo año, fue defenestrado Galo Mora y sustituido por quien ejecutara responsabilidades en carteras ministeriales tanto en el gobierno de Lucio Gutiérrez como en el de Rafael Correa, la cuencana Doris Soliz. En ninguna de estas convenciones, más allá de luchas intestinas de poder, ha habido documentos alternativos a las políticas oficiales, tendencias fruto de un debate político interno, o candidaturas alternativas a las presentadas oficialmente.
[21] Héctor Lavoe fue un cantante puertorriqueño cuya personalidad, estilo y cualidades de su voz lo convirtieron en un referente de la música latina y salsera durante los años setenta y ochenta.
[22] En 2004, Kevin Roberts, una de las figuras más importantes de la publicidad y el marketing –director de la prestigiosa agencia publicitaria Saatchi & Saatchi-, revolucionó el mundo del marketing al dar nombre a un concepto, “Lovemarks”, que combinaba elementos aparentemente alejados uno del otro: amor y marca.
[23] El pasado 4 de junio de 2014, la Superintendencia  de la Información y Comunicación (Supercom), admitió a trámite la denuncia presentada a cuatro medios impresos: El Comercio, Hoy, El Universo y La Hora. Ésta fue presenta por parte del ciudadano Carlos Vera Quintana, quien ejerce como coordinador del Observatorio de Comunicación y Derechos y de la Fundación Pensar Crítico. Esta se  basó en la presunta violación a la Ley Orgánica de Comunicación (LOC), artículo 18, el cual establece que la “omisión deliberada y recurrente de la difusión de temas de interés público constituye un acto de censura previa” y por no haberse publicado información “suficiente” sobre la visita del presidente Rafael Correa a Chile en el mes de mayo de ese mismo año.
[24] Los especialistas en marketing y publicidad sostienen que si el amor hacia una marca es bajo y el respeto es bajo, hablamos simplemente de un producto. Sin embargo, si el amor es alto pero el respeto bajo, estamos hacienda referencia a una moda. Pero si el amor es bajo pero el respeto alto, estaríamos ante una marca. Ahora bien, si el amor es alto y el respeto es alto, eso es un lovemark.
[25] El Marketing 3.0 surgió como respuesta ante varios factores: las nuevas tecnologías, los problemas potenciales de la globalización y el interés de los individuos por expresar su creatividad, sus valores y su espiritualidad. Cualquier organización que quiera surgir y prosperar en las circunstancias actuales del mercado, debe aprender los tres conceptos fundamentales del Marketing 3.0: creación de comunidades, cocreación e integridad de marca.
[26] Declaración recogida en la página web de Alianza PAIS: http://www.movimientoalianzapais.com.ec/index.php?option=com_content&view=article&id=541:el-buro-nacional-del-oficialismo-y-una-comision-tripartita-prepararan-reeleccion-de-rafael-correa&catid=26&Itemid=128
[27] El Victory Awards es considerado el más prestigioso premio de consultoría política otorgado en los EEUU a los consultores políticos de habla hispana.
[28] La ganadora en esta categoría fue la campaña a diputados y presidente municipales de Veracruz, liderado por el reconocido publicitario argentino-español Carlos Suoto, fundador y CEO de la consultora política La Ese Latam.
[29] Gustave Le Bon (1841.1931) fue un psicólogo social y escritor francés, a quien se le considera el primero en describir el fenómeno de las masas y de la colectividad amorfa; por ello algunos le consideran el fundador de la psicología de masas.
[30] Más de cuatro siglos después esta frase sería repetida por Tomás Borge, uno de los fundadores del Frente Sandinista de Liberación Nacional en Nicaragua.
[31] Extraído del libro de René De Livois, Histoire de la Presse Francaise. París: Spes-Laussanne, 1965; pag.176.
[32] La relación personal, política o económica de los editores y periodistas con el poder político, fue el factor primordial para la obtención del privilegio de edición en la etapa histórica definida como Antiguo Régimen y basados ideológicamente en el Absolutismo Monárquico. Basta recordar como ejemplo como el rey Luis XIV de Francia –exponente histórico del comienzo del absolutismo pleno- retiró el primer privilegio de impresión a un editor de una gaceta en París en 1631, para unas semanas después, permitir a Théophraste Renaudot, nombrado médico del soberano por el cardenal Richelieu, la creación de la célebre La Gazette, considerado como el primer diario oficial de la historia del periodismo.
[33] Extraído de La Trama de la Comunicación, Volumen 12. Universidad de Rosario: Anuario del Dpto. de Ciencias de la Comunicación, 2007; pag. 221.
[34] Extraído del libro de Raúl Sohr, Historia y poder de la prensa. Santiago de Chile: Editorial Andres Bello, 1998; pag. 39.
[35] Extraído del libro de Correa García, R.I.; Guzmán Franco, M.D.; y Anguadad Gómez, J.I. La mujer invisible: una lectura disidente de los mensajes publicitarios. Huelva: Editorial Grupo Comunicar, 2000; pag. 55.
[36] En 1940 Churchill llegó a acusar a la BBC de ser “el enemigo en el interior de la propia casa, que causa continuamente problemas, haciendo más daño que bien”.
[37] Tan solo la BBC, quienes a pesar de recibir parte de su financiamiento a través del Foreing Office se mantuvo relativamente neutral, lo que derivó en que diversos diputados “tories” la acusaran de “quintacolumnista”.
[38] Extraído del libro de Verbitsky, Horacio. La última batalla de la Tercera Guerra Mundial. Buenos Aires: Editorial Legasa, 1984; pag. 249.
[39] The Times fue fundado por John Walter en 1785 bajo el nombre de The Daily Universal Register. Walter pasó seis meses en la prisión Newgate por difamación a través de The Times, pero sus esfuerzos pioneros por obtener noticias a nivel europeo, especialmente de Francia, ayudaron a que el periódico se ganara una buena reputación entre ideólogos, empresarios y corporaciones comerciales. The Times ha contado con contribuciones de importantes figuras en los campos de la política, ciencias, literatura y arte para aumentar su reputación. Durante sus primeros tiempos, los beneficios de The Times eran muy altos así como la competencia muy baja, lo que le permitió pagar mucho más que sus rivales para conseguir información y redactores. The Times fue el primer periódico en enviar corresponsales al extranjero, así como corresponsales de guerra para cubrir diversos conflictos.
[40] Extraído del libro Cobden-Delane controversy: Opinions of the Liberal pres son the correspondence. Editado por Alexander Ireland and Co., y publicado en Manchester en 1864.
[41] El papel desarrollado por los medios de comunicación venezolanos durante el golpe de Estado del 11 de abril de 2002 contra el presidente Hugo Chávez es un fiel ejemplo de rol aplicado por estos en América Latina. Signados por informaciones falsas, los medios privados de comunicación se convirtieron en el eje más importante que articuló el derrocamiento por menos de 48 horas del mandatario venezolano, una violenta represión social y una salvaje persecución de los miembros del Gobierno Bolivariano, con un saldo aproximado de 30 fallecidos y 70 heridos. Unión Radio, RCR, El Nacional, El Universal, El Nuevo País, Venevisión, RCTV, Televén y Globovisión, estos últimos denominados los “Cuatro jinetes del apocalipsis”, fueron los acicates de un sector de la oposición bajo el objetivo de intoxicar informativamente a amplios espectros de la población y crear el escenario ideal para la paralización del país, concentraciones, y la sublevación contra un gobierno legítimamente constituido, auspiciándose como sustitutos de los políticos tradicionales en su papel de opositores.
[42] Rodolfo Walsh  fue un periodista, escritor, dramaturgo y traductor argentino que militó en la Alianza Libertadora Nacionalista, integrándose posteriormente a las filas de organizaciones guerrilleras como las FAP y Montoneros, siendo asesinado por comandos armados del ejército el 25 de marzo de 1977.
[43] Corte IDH, Opinión Consultiva OC-5/85 del 13 de noviembre de 1985 sobre colegiación obligatoria de periodistas.
[44] Esta demanda fue interpuesta el 21 de marzo de 2011 por una columna de periodista ultraconservador Emilio Palacio, hoy exiliado en Miami, en la que advirtió "al mandatario que podría ser juzgado por crímenes de lesa humanidad al haber ordenado abrir fuego contra un hospital durante una rebelión policial del 30 de septiembre de 2010".
[45] En su demanda, el presidente Correa pedía una indemnización de 10 millones de dólares, pero la sentencia otorgó un millón de dólares de parte de cada periodista, más los 100.000 dólares para sus abogados en concepto de honorarios.
[46] El principio de proporcionalidad se divide en tres subprincipios: a) el subprincipio de indoneidad o adecuación, según el cual toda intervención legislativa o judicial sobre un derechos fundamental debe ser adecuada para contribuir a la obtención de un fin constitucionalmente legítimo; b) subprincipio de necesidad, según el cual toda medida de intervención sobre un derecho fundamental debe ser la más benigna de entre todas aquellas que revistan por lo menos la misma idoneidad para alcanzar el objetivo prevista; y, c) subprincipio de proporcionalidad en sentido estricto, según el cual la importancia de la intervención sobre un derecho fundamental se justifica solamente en virtud de la importancia del fin que persigue la medida (las ventajas de la medida deber ser suficientes como para compensar el sacrificio del derecho, que nunca podrá llegar hasta la afectación de su contenido esencial).
[47] Detalle de la sentencia Corte IDH, Caso Usón Ramirez vs. Venezuela, Sentencia de Excepción preliminar, Fondo, Reparaciones y Costa, Párr. 49: “Teniendo en cuenta lo anterior, para resolver el caso concreto, la Corte 1) verificará si la tipificación del delito de injuria contra las Fuerzas Armadas afectó la legalidad estricta que es preciso observar al restringir la libertad de expresión por vía penal; 2) estudiará si la protección de la reputación de las Fuerzas Armadas sirve a una finalidad legítima de acuerdo con la Convención y determinará, en su caso, la idoneidad de la sanción penal para lograr la finalidad perseguida; 3) evaluará la necesidad de tal medida, y 4) analizará la estricta proporcionalidad de la medida, esto es, si la sanción impuesta al señor Usón Ramírez garantizó en forma amplia el derecho a la reputación de las Fuerzas Armadas, sin hacer nugatorio el derecho de éste a manifestar su opinión.”
[48] Ver blog de Adam Steinbaugh respecto a los abusos del Coyright y la censura en redes por parte del gobierno del Ecuador: http://adamsteinbaugh.com/2013/06/28/spanish-firm-abusing-copyright-to-censor-spying-documents-has-ties-to-ecuadors-government/
[49] www.chillingeffects.org
[50] Su objetivo es dar a conocer y defender los derechos de las personas en la Internet, motivo por el cual mantiene una base de datos con los reclamos de derechos de autor digitales.  
[51] Hacking Team ha sido denunciada por activistas sociales y periodistas, entre ellos la organización WikiLeaks, por vender software de espionaje a gobiernos que irrespetan los derechos humanos.
[52] Por todos los profesionales del sector es sabido que la mayor parte de los diarios online son deficitarios y sostenidos económicamente todavía por el papel impreso. Tampoco es una novedad el hecho de que lo que mayor costo genera en una redacción online son los periodistas, no las máquinas ni los servidores informáticos. La publicidad online es aún una porción minoritaria de la inversión total en medios, y aunque poco a poco crece, es improbable que sufra un cambio radical si no se renueva el concepto –heredado del papel impreso- de vender espacios.
[53] WikiLeaks (del inglés leak, “filtración”) se define como una organización mediática internacional sin ánimo de lucro que publica en su sitio online informes anónimos y documentos filtrados con contenido sensible en materia de interés público.