domingo, 4 de noviembre de 2012

Entrevista: ‘La izquierda en Ecuador perdió la fe en el Gobierno’


Sandra Ruíz // www.lahora.com.ec

"El concepto revolucionario hoy es un mero eslogan publicitario”.

“Apoyo que recibió el presidente Correa en 2006 ha menguado”.

El consultor español Decio Machado formó parte de la unidad de análisis político de la Presidencia de la República y de la Cancillería durante la gestión del exministro Fander Falconí. Hoy es un crítico de la política del Gobierno y apoya la candidatura de Alberto Acosta.

¿Por qué dejó de colaborar con el Gobierno cuando el canciller Ricardo Patiño inició su gestión?

En ese momento, a título personal y voluntario, decidí que no iba a seguir trabajando con el Gobierno. Creo que las diferencias que yo pueda tener con el Gobierno se han ido gestando en el transcurso de mi trabajo. Mi salida no es fruto de un problema concreto. Yo no comparto con las lógicas que han ido estableciéndose.

¿Cuándo se vincula con Alberto Acosta?

Mi relación de amistad con Alberto Acosta deviene desde la Asamblea Constituyente. Este país necesita una regeneración política importante, se siguen cometiendo los mismos (errores), es decir, la forma de entender la política de este Gobierno no ha cambiado, si se compara con otros.

El economista Acosta es un señor que, por su honradez y por su ética -elementos difícilmente cuestionables-, puede reoxigenar la política nacional. Sin duda es la referencia más potable en la política nacional, tanto por su capacidad intelectual y por la honorabilidad que representa.

¿Qué le faltó hacer a este Gobierno?

Creo que hubo una deriva del proceso en estos años. Se pierde la lógica pragmática y el concepto revolucionario. Hoy es un mero eslogan publicitario.

En los dos primeros años sí hubo elementos innovadores con la aprobación de la Constitución, aunque hoy la irrespetan. Luego se nota un deterioro del proceso de transformación social. La política pública está muy lejos de lo que se planteó en el proyecto de 2006. El Gobierno perdió vitalidad, capacidad de transformación y se adapta a una política tradicional.

¿Cuál es el riesgo para el país?

Más que el riesgo, es la oportunidad histórica. Tengo la sensación de que Correa no gana porque sea el presidente Correa, sino por un acumulado de luchas sociales a partir de 1990, demandas de sectores agrarios, campesinos y por la ilusión del electorado en ese momento. El Ecuador no ha sufrido transformaciones radicales, solo está en un proceso de reformas y reorientación de determinadas políticas. Hay nuevas carreteras, mejoró la salud y la educación, pero eso no es una transformación política.

¿Qué es la transformación política?

Cuando se afecta a las lógicas de acumulación del capital. El Presidente tampoco ha impulsado ni la reforma agraria.

¿Tiene posibilidades la candidatura de Acosta?

Es la única que plantea una alternativa y que está en la lógica de reencausar el proyecto de transformación que se planteó en 2006 y que no se ha cumplido.

¿Por ejemplo?

Mientras Correa apuesta por la mega minería y las grandes empresas extractivas multinacionales, Alberto plantea una economía popular y solidaria. Alberto es notablemente mucho más demócrata y tolerante a pesar de su radicalidad en los planteamientos políticos.

En su cuenta de Twitter usted dijo que Correa tiene miedo de la candidatura de Acosta. ¿Por qué?

Al Gobierno le interesa la polarización en la campaña electoral con Guillermo Lasso. No creo que busca el voto duro de la derecha, sino que intenta consolidar el voto de izquierda y allí va a tener muchos problemas, pues hay un sector de la izquierda descontenta que ha perdido la fe en este gobierno. Una candidatura como la de Alberto es un problema para este gobierno pues el electorado que en algún momento apoyó a Correa, esta vez puede apoyar a Acosta.