viernes, 28 de diciembre de 2012

"Luchar contra los abusos del poder es para mí una condición de vida"

Foto de Alex Remache
Entrevista a Alberto Acosta (candidato presidencial por la Unidad Plurinacional) por el analista político Decio Machado

Revista Rupturas

DM: Estamos a unos días de que comience oficialmente la campaña electoral. ¿Qué hace un activista social de reconocido prestigio intelectual como candidato presidencial por la Unidad Plurinacional de las Izquierdas?

AA: Debo reconocer que los procesos electorales no son mi espacio natural aunque tampoco es algo nuevo para mí. Durante años he militado en los movimientos sociales del Ecuador y he intentado aportar desde la investigación, la elaboración teórica y el activismo a los grandes retos existentes en las izquierdas ecuatorianas y latinoamericanas en general. Sin embargo, la unidad de las izquierdas ha sido un anhelo histórico de todas y todos los que militamos en las causas sociales y políticas, y en ese sentido, considero que mi actuación en estos momentos es un acto de coherencia política con mi trayectoria personal, intelectual y social durante las últimas décadas.

DM: ¿Consideras que las izquierdas en el Ecuador tienen el grado de madurez necesaria para llevar a buen fin este proceso de unidad una vez pasado el período electoral?

AA: Las organizaciones políticas progresistas ecuatorianas, al igual que cualquiera de nosotros, han cometido muchos errores. Los que no se equivocan son los que ven la vida pasar sin actuar e incidir sobre la realidad que nos rodea. Ese no es el papel de los activistas sociales ni de las organizaciones políticas de las izquierdas, las cuales por esencia pretenden transformar el mundo en un lugar al menos algo mejor. En todo caso, lo importante es la capacidad de autocrítica y en ese sentido considero que los debates existentes al interior de la Unidad Plurinacional reflejan ese grado de madurez política. Esto es lo que nos ha llevado, desde un inicio, a entender que por sí solas las organizaciones políticas que pretenden un cambio para mejorar nuestro Ecuador, tanto para nosotros como para nuestros hijos y nietos, poco o nada pueden hacer. Dicha reflexión ha permitido que organizaciones y líderes sociales y políticos que antaño tenían posiciones irreconciliables, hoy trabajen juntas, debatan juntas y todos juntos luchemos por un Ecuador más justo y equitativo. Sin duda esto refleja una madurez política que debe mantenerse más allá de este período electoral. El proceso electoral no es más que un accidente en el camino de la unidad de las izquierdas, y no es la unidad el fruto del proceso electoral en ciernes.

DM: ¿Cómo se explica que ante un gobierno que se autodefine como socialista y revolucionario se conforme un bloque progresista de carácter crítico tan amplio?

AA: Voy a empezar por invertirte la pregunta. ¿Cómo se explica que en un gobierno que se autodefine socialista y revolucionario, la banca privada y los grandes grupos económicos hayan ganado el 50% más en utilidades que en los seis años anteriores a la llegada del presidente Correa mientras persiste la pobreza? He dicho en varias ocasiones que el gobierno del presidente Correa tiene semejanza con esos malos conductores que ponen los direccionales a la izquierda mientras giran a la derecha. La revolución ciudadana perdió su rumbo, se hace sin ciudadanos, mientras se persigue a los activistas sociales que defienden los derechos tanto de las poblaciones como de la naturaleza. Nunca los que más tienen estuvieron mejor, y en todo caso, los que menos tienen nunca estuvieron menos mal. 

DM: ¿Qué pasó entonces con la Constitución más avanzada, progresista y ecologista del planeta?

AA: El pueblo ecuatoriano aprobó mayoritariamente nuestra Constitución el 28 de septiembre de 2008, sin embargo dicha Constitución hoy se ha convertido en un obstáculo para las políticas públicas que elabora el gobierno nacional. El propio presidente Correa la ha calificada como hipergarantista, se han reformado algunos de sus artículos tras la consulta popular de mayo del año pasado, se violenta de manera sistemática el espíritu que emana del texto constitucional, y se ha manifestado públicamente la voluntad presidencial de seguir reformando sus artículos, como es el caso de los que hacen referencia a la prohibición de cultivo de transgénicos y algunas otras cuestiones. Si la Constitución se cumpliese, ya se habría realizado la reforma agraria, se hubiese democratizado el acceso a los medios de producción y el acceso al agua, y estaría garantizada la soberanía alimentaria y el buen vivir, por poner tan solo algunos ejemplos. En resumen, si la Constitución estuviese plenamente en vigor, las políticas gubernamentales inevitablemente deberían ser otras.

DM: El presidente Correa dice que para superar la pobreza hay que crecer económicamente. En ese sentido, descalifica a las izquierdas definiéndolas como “infantiles” por cuestionar la megaminería y por su defensa del medio ambiente. ¿Qué opinión te merece eso?

AA: Esto mismo lo han sostenido todos los pasados gobiernos, neoliberales o no, al defender el crecimiento económico como una meta en sí misma, postulando una y otra vez que ello generaría empleos estables, elevados ingresos permanentes y una equilibrada distribución de los ingresos. Esto no ha sucedido. Este tipo de crecimiento, por lo demás, prácticamente no crea empleo. No se ha logrado un sostenido “derrame” o un “chorreo” hacia el resto de la sociedad. En el mejor de los casos, cuando ha habido elevadas tasas de crecimiento, la gran mayoría de la población apenas ha sentido una leve y temporal garúa, lo que se desvaneció en poco tiempo en mayores niveles de pobreza.

A través de lógicas neodesarrollistas y la creciente explotación de la Naturaleza se pretende captar mayores divisas y tributos para alimentar políticas clientelares y de cooptación política, a las que ahora se les denomina engañosamente como programas de compensación social. En lugar de iniciar procesos verdaderamente redistributivos -agua, tierra, créditos, activos- mediante una profunda reestructuración de la economía, se nos alimenta con diversas dádivas. Este camino nos lleva a la letanía de que el crecimiento económico se convierta en un fin en sí mismo. No todas las formas de crecimiento económico están asociadas a la justicia social y ambiental.

DM: ¿La Unidad Plurinacional es una nueva forma de entender la izquierda política en el Ecuador?

AA: Digamos que se camina hacia eso. Para empezar hablamos de las izquierdas, lo que significa un reconocimiento de que la izquierda no es una, sino varias, entre las que se encuentran el feminismo, el ecologismo, la lucha de los trabajadores, el movimiento indígena, el movimiento estudiantil, el respeto hacia las otras étnicas y sobre todo el reconocimiento de que no se construye socialismo sin democracia. A más socialismo más democracia. Es por ello que abogamos por la libertad de expresión, por la libertad de orientación sexual, por la libertad de opinión, y por el conjunto de libertades y derechos para la ciudadanía en general. No habrá socialismo sin libertad. En este sentido cito a la revolucionaria alemana asesinada a principios de 1919, Rosa Luxemburgo, cuando decía que “la libertad es siempre y exclusivamente libertad para el que piensa de otro modo”.

DM: No está mal oír eso en un país donde asistimos a procesos tan vergonzosos como el de los 10 de Luluncoto o donde dos centenares de activistas sociales tienen causas por sabotaje y terrorismo…

AA: Luchar contra los abusos del poder es para mí una condición de vida, forma parte de mi compromiso militante y de mi coherencia política. La lucha contra la injusticia no tiene fin y se convierte en una forma vivir para los que sentimos como nuestro el dolor ajeno.

DM: Entre las mayores preocupaciones del pueblo ecuatoriano está el permanente incremento de la inseguridad ciudadana. Este asunto siempre ha sido un problema difícil de resolver para las izquierdas, pues la tendencia populista habla siempre de mayor control social, mayores penas, más cuerpos represivos en las calles… ¿Qué plantea la Unidad Plurinacional?

AA: Este es uno de los ámbitos en los que la política gubernamental ha fracasado de manera contundente. Para nosotros, la seguridad ciudadana está asociada a la justicia social; a que se erradique el hambre, el desempleo y la miseria; a la recuperación del barrio como eje de la gestión de políticas públicas; a que la Policía Nacional recupere su dignidad y se fomenten medidas para que se inserte en la dinámica barrial y el servicio social; a que exista una coordinación real entre Policía y Fuerzas Armadas; a que haya programas y políticas adecuadas para la rehabilitación social e inserción de las personas privadas de libertad; así como un adecuado reconocimiento a la justicia ancestral e indígena, en el marco del respeto a los Derechos Humanos. Necesitamos profesionalizar a los cuerpos de seguridad, desarrollar la policía científica y combatir el crimen organizado desde su raíz. Si no convertimos en prósperas las zonas rurales y garantizamos la soberanía alimentaria y el futuro de los pequeños productos, los jóvenes seguirán migrando a la ciudad y si esta no le ofrece el trabajo que necesitan, seguirá incrementándose la inseguridad en las grandes urges. Nada de esto se logrará sin un gran acuerdo nacional. Se necesita convertir a la seguridad ciudadana en una política de Estado con base en la seguridad humana.

DM: Conociendo como funciona este gobierno y su aparato de propaganda, te pregunto: ¿Vale la pena ponerse en primera línea de fuego siendo consciente de que te harán una campaña sucia de desprestigio y sabiendo que con el oficialismo el debate de ideas brilla por su ausencia?

AA: Que el gobierno no entre a un debate de ideas es un problema del gobierno. Nosotros estamos proponiendo todos los días un debate de ideas con la ciudadanía del Ecuador. Presentamos propuestas, las debatimos con la gente, recogemos sus opiniones y hacemos una campaña electoral limpia, sin descalificaciones ni insultos. La Unidad Plurinacional no hace campaña sucia. Es otra forma de entender y hacer política. Por otro lado, debo indicarte que nadie que intenta incidir sobre la realidad para transformarla está exento de riesgo, debemos asumirlo y seguir para adelante… dicen que David mató de una pedrada a Goliat.

DM: Y después de ver lo de Pedro Delgado y las innumerables denuncias de corrupción que corren por todo el país, qué…

AA: Vamos a luchar sin darnos respiro contra la corrupción, factor causante entre otras cuestiones de la descomposición social existente. Para ello hacen falta acciones de transparencia gubernamental, fortalecimiento de las veedurías ciudadanas, saneamiento de las funciones del Estado y depuración de mafias y grupos de presión actualmente existentes, fiscalización desde todos los ámbitos, construcción de una sociedad ética basada en el poder ciudadano, garantizar el pleno control social y la autonomía de este tipo de instituciones, el respeto a la independencia de poderes del Estado y el fortalecimiento de la institucionalidad democrática.

En el gobierno de la Unidad Plurinacional fiscalizaremos la contratación pública que hagamos y también la realizada por el gobierno anterior. La ciudadanía debe conocer todas las cláusulas contractuales y saber quiénes se benefician de estos.

DM: La Unidad Plurinacional contigo al frente es David en esta pelea. Goliat estaría representado por el oficialismo que usa sin pudor el aparato del Estado y el erario público para beneficio del partido de gobierno, así como Goliat es también lo que se representa en las chequeras interminables de las que disponen candidatos como Guillermo Lasso. ¿De verdad le vas a dar una pedrada a Goliat?

AA: Será el pueblo ecuatoriano quien decidirá el 17 de febrero quien figurativamente recibe una pedrada. En todo caso debo decirte que hay que remontarse muy atrás para ver a la izquierda ecuatoriana con las intenciones de voto que tiene la Unidad Plurinacional. Nuestra pelea es de largo alcance, no se termina en esta disputa electoral, queremos transformar el Ecuador y también el mundo. No nos gusta el mundo en el que vivimos y esta lucha no va a terminar el próximo 17 de febrero.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Rafael Correa enfrenta su campaña electoral más caliente

Por Decio Machado

Dos elementos cabe destacar de la coyuntura política previa a los comicios electorales del próximo 17 de febrero.
Por un lado, la oposición conservadora ha sido incapaz de conformar una alianza política que les permitiera contar con un solo candidato para confrontar con el presidente Correa. Varios fueron los meses que los líderes conservadores debatieron y negociaron al calor del “efecto Capriles”, para terminar mostrando sus debilidades internas. El desencuentro entre los intereses de diferentes grupos empresariales de las regiones Sierra y Costa, la necesidad de determinados sectores políticos y económicos de posicionar a sus operadores en la Asamblea Nacional, así como aparición de nuevos actores en el tablero político que buscan utilizar esta campaña como plataforma de posicionamiento para las seccionales de 2014 y presidenciales del 2017, hizo imposible los acuerdos entre las distintas fuerzas políticas conservadoras.

Por otro lado, cabe señalar que nunca el régimen ha estado tan golpeado socialmente por las denuncias de corrupción como en la actualidad. Los escándalos de corrupción a gran escala de la era Correa comenzaron a aparecer a partir de las denuncias por enriquecimiento ilícito sobre el entorno del ex ministro de Deportes Raúl Carrión, a lo que le siguieron en 2009 los millonarios contratos con el Estado de Fabricio Correa, y toda una cascada de denuncias de sobreprecio en la contratación pública y redes de corrupción al interior de las instituciones (narcovalija incluida). Sin embargo, el cierre del ejercicio 2012 ha traído consigo la renuncia del presidente del Banco Central, Pedro Delgado, sobre quien su primo había realizado una ferviente defensa política y ética en su Enlace Ciudadano del pasado 24 de noviembre. Veinticinco días después, un acosado Delgado ya sin explicaciones ante las investigaciones realizadas por asambleístas opositores y la prensa renunciaba a su cargo, confesando haber falseado su titulación académica y dejando en el más absoluto ridículo al inquilino de Carondelet.

Si bien hasta el momento, el oficialismo había sido capaz de amortiguar el impacto de las innumerables denuncias de corrupción realizadas durante su gestión, el impacto de este nuevo escándalo amenaza con golpear muy severamente la credibilidad del presidente Correa.
Los sondeos electorales venían indicando una intención de voto para el oficialismo de entre 37 y 44%, estimándose que tras el affaire Delgado, Correa podría haber perdido entre 4 y 7 puntos porcentuales.

Desconfianzas ante el proceso electoral en curso
El secretario general de Alianza PAIS Galo Mora, el pasado 13 de noviembre dijo textualmente: “Cuando se dice aquella división de poderes, cuando se dice aquella trilogía de Montesquieu [pensador francés teórico de la división de poderes], ¿no es acaso hora de preguntarse en la historia política si es que eso es una ley divina? ¿Quién determinó que eso es lo que tiene existir?”. En este alarde de mediocridad intelectual, los cuestionamientos de Mora a la independencia de poderes y al Estado de Derecho, revitalizaban, cuatro siglos después, las tesis de los ideólogos del absolutismo monárquico del siglo XVI y XVII.

Este hecho, aunque ridículo no sorprende, pues una de las características de estos seis años de gobierno ha sido el absoluto irrespeto a la autonomía de las funciones del Estado y el sometimiento de los organismos de control a la voluntad presidencial. En la actualidad, tanto el poder Legislativo como el Judicial están sometidos a la voluntad de Carondelet, como lo están también instituciones que deberían tener carácter autónomo.
De esta manera, en noviembre de 2011, el Consejo de Participación Ciudadana designó como vocales del CNE a cinco personas muy cercanas al régimen. Días después, era nombrado presidente de este organismo el ex ministro del régimen Domingo Paredes, quien ya había ejercido una deplorable función como responsable de la SENAGUA durante las movilizaciones de la CONAIE en 2009; como vicepresidente fue designado Paul Salazar, ex asesor de Ricardo Patiño, quien ejerció como su “fontanero” en las intrigas internas del oficialismo.

Desde entonces hasta la fecha, las actuaciones del CNE han sido calificadas por todos los partidos de la oposición como una vergüenza, destacándose entre estas la incapacidad por parte de sus gestores para controlar adecuadamente su sistema informático, en el cual aparecieron miles de personas en las listas de adherentes de partidos políticos a los que no correspondían. Para justificarse ante tal caos interno, Domingo Paredes llegó a denunciar la actuación de una red de hackers informáticos que saboteaban el sistema, cosa que nunca se confirmó. Paredes ha sido calificado como el funcionario más “grotesco” de todos los servidores públicos de la historia republicana del Ecuador. El CNE anuló sin criterio la adhesión a múltiples organizaciones políticas, lo que implicó que estas tuvieran que salir nuevamente a las calles en busca de firmas para poder concurrir al proceso electoral del próximo mes de febrero, lo que supuso un serio atentado contra la democracia y la credibilidad de los partidos políticos a nivel nacional. Las propias encuestadoras oficialistas, Perfiles de Opinión y Santiago Pérez (muy cuestionadas por su falta de profesionalidad), tuvieron que reconocer que la credibilidad del CNE había caído entre la ciudadanía ecuatoriana a un 16% y un 3% respectivamente.
El uso y abuso de la propaganda oficial en beneficio del partido de gobierno, mientras se ataca de forma vehemente a los medios de comunicación privados –los cuales sin duda actúan también en interés de determinadas opciones políticas-, es uno de los mayores gestos de hipocresía del actual régimen. Se acusa a los medios de comunicación privados de tergiversar la realidad y se les responsabiliza de todos los males existentes en el país, mientras que lo que en realidad se busca es desacreditar uno de los pocos espacios de denuncia de los que dispone la actual sociedad ecuatoriana. La prepotencia oficialista choca de forma inaceptable con el derecho constitucional a expresar libremente las ideas en una sociedad que se considera democrática, mientras los periodistas del régimen lucen como lacayos carentes también toda ética profesional en beneficio y apología del culto a la personalidad de su patrón. En medio de la violencia simbólica (destrozando diarios en espacios o foros públicos) o verbal (llamando a los periodistas de los medios privados “sicarios de tinta” o “buitres que se preparan para devorar a su carroña”) desarrollada por el presidente Correa, la sociedad ecuatoriana comienza a ver que el único “monopolio informativo” existente en el país lo está ejerciendo el gobierno a través del manejo tergiversado de la publicidad oficial. Las cadenas estatales y los Enlaces Ciudadanos comienzan a generar el rechazo generalizado en el común de la ciudadanía, mientras la credibilidad del presidente Correa, el principal valor del que ha gozado durante seis años al frente de un gobierno de mediocres funcionarios, comienza a desgastarse de forma acelerada.

Cartografía de la oposición política ecuatoriana
Las elecciones del próximo 17 de febrero servirán para medir cual es la temperatura real del actual desgaste del régimen.

El máximo aspirante a rivalizar con el presidente Correa en los comicios del febrero del 2013 es Guillermo Lasso por la agrupación CREO. Este banquero arrastra en su hoja de vida, impresentables antecedentes de colaboración con los gobiernos de Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez.
Desde los entornos de la “gusanera” de Miami se dice que Lasso se presenta a las elecciones empujado por la familia Bush, los ex presidentes José María Aznar y Álvaro Uribe, y el golpista venezolano Gustavo Cisneros.

Aznar y Lasso coincidieron en el departamento académico Latin American Board de la Universidad de Georgetown, donde promovían un programa dedicado a la formación en comercio internacional y competitividad global. Tras esto, se oculta en realidad una fábrica de formación de nuevos cuadros neoliberales para la economía y la política en América Latina. La Fundación Ecuador Libre (FEL) -presidida por Lasso- ha sido el mayor promotor de becas para este módulo académico en Ecuador. Esto explica que la candidatura Lasso integre en su núcleo gestor, un amplio grupo de jóvenes PhD preparados en las mejores universidades extranjeras, los cuales trabajan conjuntamente con asesores extranjeros enviados por el Partido Popular (España) y del PAN (México).
A pesar del apoyo internacional a Lasso, el banquero hace aguas precisamente en los lugares que deberían ser sus bastiones electorales, como es el caso de la provincia del Guayas (25% del electorado), fruto del escaso apoyo del alcalde Jaime Nebot, lo que responde a rivalidades personales y pactos entre gobierno nacional y Alcaldía de Guayaquil

La estimación de intención de voto de Lasso no sobrepasa el 15%, siendo su falta carisma y debilidad argumental lo que le hace presa fácil para el oficialismo verdeflex.
El segundo contendor en orden de importancia por la derecha es el ex coronel Lucio Gutiérrez, líder junto a su hermano Gilmar del oscuro Partido Sociedad Patriótica.

Lucio Gutiérrez fue presidente de Ecuador entre el 15 de enero de 2003 y el 20 de abril de 2005, cuando se vio obligado a marchar al exilio tras una huida circense por los tejados del palacio presidencial. En las últimas elecciones presidenciales, en abril del 2009, obtuvo el 28,24% de los votos (casi dos millones de votos). Sin embargo en la actualidad los indicadores de intención de voto no le dan más del 9%, pudiendo en todo arañar unos puntos más durante la campaña, aunque quedará muy lejos de lo alcanzado en el pasado.
La tercera opción conservadora es la propugnada por el PRE y encabezada por Nelson Zabala. El pastor evangélico tiene pocas opciones electorales, no superando en el mejor de los casos una intención de voto del 4%. Zabala, quien fue nombrado candidato del PRE tras una estrategia de distracción organizada por “El Loco” Bucaram (quien amenazaba con volver al país para ser el contendor de Correa), disputará los votos en los sectores marginales costeños, entre rezos y censuras a la homosexualidad y a las trabajadoras del sexo, buscando apoyo en las históricas redes clientelares del “bucaranismo”, hoy en manos del correísmo.

La cuarta opción conservadora está encabezada por Mauricio Rodas, un outsider traído directamente desde México por quien sabe quién, que se conformó un partido a medida llamado Movimiento SUMA. Su plataforma para salta a la política fue la neoliberal y decadente Fundación Ethos, en la cual ejerció como director general.
La estrategia de campaña de SUMA se limita en posicionar a Rodas para la campaña presidencial del 2017, bajo la tesis del más que probable hundimiento de Lasso y del resto de partidos tradicionales de la derecha.

El último danzante electoral de la derecha es el empresario Álvaro Noboa, un caricaturesco personaje, líder de uno de los grupos empresariales más importantes del país, que mantiene entre sus propiedades al partido político PRIAN. Sobre este “histrión político” que aparece en cada proceso electoral ecuatoriano, la rumorología oficialista dice, que en esta ocasión su candidatura se debe a presión correísta (Noboa vive bajo amenaza de expropiación de sus empresas por parte del SRI, a quien adeuda unos 90 millones) que busca dividir aún más el voto conservador. Sin embargo, este “Berlusconi bananero” podría arañar pequeños porcentajes de votos al oficialismo en sectores costeños, dado que el target a los que se dirige no difiere de las redes clientelares construidas por el oficialismo en la “zona pacífico” durante los últimos años.
Ya desde las izquierdas, cabe señalar al Movimiento Ruptura 25, agrupación política que rompió con el oficialismo a raíz de la Consulta de mayo de 2011. Este movimiento político que se autodefine como progresista, propugna la candidatura de Norman Wray para la Presidencia, siendo su intención real obtener entre dos y cuatro curules, a la par que posicionar a su presidenciable cara las elecciones a la Alcaldía de Quito que tendrán lugar en 2014. Sus estimaciones de voto, de momento, no superan el 3% y parece improbable que existan sorpresas respecto a sus resultados electorales.

Pero siguiendo con las izquierdas, la candidatura que más despunta es la Unidad Plurinacional, coalición de organizaciones que abarca desde la centro-izquierda al leninismo, quienes propugnan al académico Alberto Acosta como candidato presidencial.
Su intención de voto está entorno al 14%, y sus posibilidades de crecer estarán en función de la inteligencia con la que se muevan tanto sus candidatos como las organizaciones políticas que conforman la coalición.

Para ello, los partidos de la Unidad Plurinacional deben comprender que sus mensajes han de ser dirigidos hacia sectores ciudadanos no necesariamente afines y que la refundación de las izquierdas requiere de nuevas formas de intervención y de entender la política.
Para la revista Rupturas