La derecha nunca salió del gobierno y Correa tiene un discurso radical en un país donde la banca privada y el empresariado han ganado más que en la época neoliberal, afirma Decio Machado, el español ex asesor del presidente Correa, hoy crítico del régimen. Machado vislumbra la posibilidad de continuidad del correísmo si la oposición continúa careciendo de liderazgos y estrategias.
Entrevista realizada por Marlon Puertas
www.focusecuador.net
¿Qué está ocurriendo con los gobiernos de izquierda? ¿Se vino una ola de la derecha opositora? Primero Argentina, luego Venezuela. ¿Sigue Ecuador? ¿Se agotó el modelo?
Decio Machado |
Sí, yo creo que sí. Hay un proceso de agotamiento de lo que se ha venido a conocer como el ciclo progresista latinoamericano. Un proceso de agotamiento político coincidente con el cambio de ciclo económico de la región, lo que ya sabemos. Estos países han tenido una década dorada con respecto a los precios de los commodities, de los recursos naturales, son países que se han repensado durante este periodo.
Curiosamente, países como Bolivia, el propio Ecuador que tienen Constituciones que reconocen el derecho de la naturaleza, son países que ahora son más extractivistas de lo que eran antes de llegar estos gobiernos. Y, en este sentido, el cambio del ciclo económico, es decir, la caída de los precios de los commodities en el mercado global, evidentemente está significando un agotamiento de los proyectos políticos de estos gobiernos.
¿Significa que el proyecto de izquierda, no era tal, sino que venía atado a un precio de petróleo alto?
Estos países han vivido un tiempo de economía fácil. No hay procesos de industrialización, incluso en el país más industrializado de América latina que es Brasil, lo que ha sufrido es un proceso de desindustrialización. Gran parte de los productos que consumían los brasileros, que estaban fabricados en Brasil, ahora son productos que vienen desde el Oriente, desde China básicamente.
Las economías crecieron en países ricos en recursos naturales, en materia primas, que tuvieron precios sobrevalorados en el mercado internacional. Hemos estado en una década de bonanza, sí, pero esas economías lo que demuestran ahora es que durante esos diez años no hubo ningún avance en materia de matriz productiva. Evidentemente, tienen un problema, porque no encuentran salida para la crisis.
¿Eso ocasionará el derrumbe de los gobiernos llamados de izquierda?
Yo no creo que en los gobiernos progresistas haya un efecto dominó. Hay gobiernos progresistas que posiblemente se mantengan gobernando algún tiempo. Por ejemplo Bolivia. Evo Morales es posible que se mantenga y en Ecuador, si la oposición no tiene capacidad de articular una estrategia política adecuada, puede darse una continuidad de Alianza País durante 4 años más con el candidato que tengan, sea Lenín Moreno o Jorge Glas.
En Uruguay tampoco hay expectativas de cambios. Quiero decir con esto que hay regímenes que mantendrán este tipo de gobiernos, Nicaragua es otro que seguirá, posiblemente.
¿No sería un desbande de este tipo de gobiernos?
No, no sería un desbande general. Los efectos de la crisis son para todos pero el agotamiento político son circunstancias diferenciadas en cada uno de los países.
Las elecciones en Argentina, en las que perdió Scioli, no se dieron por las mismas causas por las que dos millones de personas le han dado la espalda al chavismo el pasado 6 de diciembre. Son motivos diferenciados.
¿Que identifica usted ahí como motivos diferenciados?
Decio Machado |
La elección del candidato para sustituir a Cristina Fernández de Kirchner fue muy lamentable. De hecho no tenía el apoyo ni de su propio sector. La diferencia de porcentaje de votos con respecto a Macri ha sido de un punto y medio; si hubiese tenido el apoyo de los sectores afines al oficialismo, al peronismo, es muy posible que hubiesen ganado, con poquito margen, pero se hubiese mantenido el peronismo.
El caso de Venezuela es otro. Venezuela sí que está en la lógica de agotamiento político. Con una inflación que está por encima de dos dígitos y por lo tanto una economía absolutamente quebrada, hay desilusión.
Vamos a Ecuador. El gobierno de Correa celebró con fiesta sus 9 años en el poder. ¿Hay motivos para celebrar?
Las nuevas élites que se han ido construyendo durante 10 años, sí que tienen motivos para celebrar, desde luego. Nuevas élites que se han levantado en estos países y el caso de Ecuador es similar. Evidentemente, tienen motivos para celebrar.
¿Nuevas élites económicas, políticas en Ecuador? ¿De qué estamos hablando?
Son hechos políticos con vinculaciones económicas, es decir, esto es una lógica que tiene que ver con la historia de los gobiernos de izquierda del siglo XX y que en el siglo XXI, a pesar de que ellos hablan del “Socialismo del siglo XXI”, como algo renovador, siguen equivocándose de la misma forma. Este tipo de procesos genera un tipo de burocracias, tecnoburocracias, que son los que negocian con el capital una vez que están en el poder y que, de alguna forma también se enriquecen en el transcurso del tiempo.
Eso lo podemos ver escandalosamente en Brasil con procesos como la operación Lava Jato y ese tipo de cosas y en otros países de una forma más sosegada, pero evidentemente en el Ecuador está claro que la mayoría de estos señores que trabajan como representantes del pueblo ecuatoriano ganaban menos en sus trabajos anteriores hasta que estuvieron en el Gobierno.
¿Es decir que si tenemos nuevos ricos, que es lo que el presidente retó en una sabatina a que se den los nombres?
Sí, no sé si podemos llamarlos nuevos ricos. Lo que tenemos es una élite burocrática económica nueva, que compite con las viejas burguesías nacionales.
¿Alguna vez se aplicó aquí en el Ecuador el socialismo del siglo XXI?
Lo que pasa es que el socialismo del siglo XXI nadie sabe lo que es, eso siempre fue una incógnita. El Comandante Chávez en algún momento puso ese término en un foro social en Sao Paulo y a partir de ahí esto ha sido de alguna forma la marca, el sello que ha acompañado estos procesos, sobre todo los que se consideran más radicales, el caso de Venezuela, Bolivia y Ecuador.
Considero que el de Ecuador es el menos radical de esos tres, no ha habido socialismo del siglo XXI porque no habido socialismo en el Ecuador. Si se hace un análisis de la economía nacional, uno visualiza perfectamente que una economía que se heredó del periodo neoliberal, con una enorme carga semi monopólica en ciertos sectores, está hoy más monopolizada.
Si se toman las 300 principales empresas del país y se suman los niveles de facturación que esas empresas han realizado en el año 2006 y las del año 2014 se visualiza que el peso de esas empresas sobre el PIB creció.
¿Es decir, crecieron los grupos privilegiados?
Los ricos ganaron más en este Gobierno que en Gobiernos anteriores.
Hablemos de usted. ¿En qué momento particular se dio cuenta de todo esto? ¿Cuál fue el punto de quiebre suyo con el Gobierno, con el que usted trabajó?
Decio Machado |
Creo que el gobierno ha ido definiéndose en el tiempo. Desde la investidura del 15 de enero del 2007 hasta el momento actual, el Gobierno ha ido tomando un perfil, ha ido definiendo claramente cuál es su posición. Así como está hoy, creo que mucha gente de antes no tendríamos cabida en el gobierno.
Hablo de asesores, políticos, militantes sociales, mucha gente que estuvo en el Gobierno en los primeros años, que luego, periódicamente, ha ido desgajándose. El Gobierno se desangró de militantes sociales y lo que ha quedado es esa tecnoburocracia que ocupa las poltronas verde flex de Alianza País.
¿Usted es un socialista?
Yo soy un hombre de izquierda, evidentemente, nunca he renunciado a eso. Lo que considero es que este Gobierno no es de izquierda. Este gobierno es un gobierno que propugna la modernización del capital ecuatoriano, que es un proceso que si bien ha venido arrastrándose desde la recuperación de la crisis financiera 1999-2000, su expresión política ha sido el correísmo desde el año 2006.
¿Cómo fue el trabajo en la Constituyente de Montecristi, en donde usted estuvo con el gobierno? ¿Considera exitoso el resultado?
Yo trabaje más de asesor del presidente de la República que como asesor en Montecristi. Creo que en su momento se hizo un trabajo técnico.
¿Y usted que hacía?
La construcción de análisis de coyuntura con posibles escenarios, donde los cargos políticos tomaban sus decisiones en base a informes, con cartografías de escenarios políticos ante situaciones coyunturales.
No soy el único que se ha marchado. Es más, si uno visualiza que los ministros de hoy son precisamente gentes muy jóvenes, sin ninguna trayectoria militante, sin ninguna trayectoria social, sin ningún compromiso acumulado en el histórico de sus vidas militantes, dice mucho eso. Por ejemplo, el Ministerio de Trabajo no está regido por un sindicalista, el ministerio de Planificación no está regido por gentes que han estado trabajando en el desarrollo del campo, en las zonas sociales.
¿Y es necesario eso, indispensable para la función de un ministro?
Yo creo que para un gobierno que se llama revolucionario, que se compone de personas que tienen un compromiso social con la sociedad, sí. Eso se demuestra en la trayectoria y las historias de luchas de este país desde los años noventas hasta aquí son muchas son para llenar libros. Y de esos, no le queda casi nada al gobierno.
¿Y cómo se dio la vinculación con el Gobierno? Usted no llegó solo.
No, vine con una consultoría internacional del CEPS que tenía unos acuerdos de asesoramiento técnico con consultarías internacionales con el Gobierno del Ecuador y con otros gobiernos de América latina.
¿Qué vínculos tenía CEPS con el movimiento político español Podemos?
Los dirigentes de la cúpula de Podemos, son gente que estuvo vinculada al CEPS, son gente de la Academia Española y gran parte de los profesores universitarios progresistas han tenido vinculaciones con el CEPS. Yo no diría que Podemos nace del CEPS si no que los dirigentes de Podemos estuvieron vinculados con el CEPS que es diferente. Hay otros dirigentes del CEPS que no están vinculados con Podemos.
¿Y respecto a que los contratos que firmó CEPS en América Latina ayudaron financieramente al movimiento político Podemos en España?
Decio Machado |
Yo llevo ocho años en el Ecuador y no he estado en España. Sinceramente, no sé. Lo que sí puedo decir es lo que he leído en la prensa. Lo que he leído en la prensa es que Juan Carlos Monedero, una de las personas que fue miembro del CEPS y un académico de prestigio en la Universidad Complutense de Madrid, tenía una serie de consultorías en Venezuela y en países del ALBA, donde acumuló una cantidad de pagos determinados.
Yo desconozco, porque esos contratos son hechos en otros países, en otros momentos. Si no me equivoco, la consultoría que hacen referencia a Monedero está hecha incluso años después de yo estar fuera del CEPS.
¿En su caso particular cual fue su último trabajo con el Gobierno? ¿Hasta qué fecha?
Yo me marché del gobierno en los primeros días de enero del 2010, en la cumbre de Copenhague, cuando se hizo la cumbre del cambio climático.
¿Por qué razón se dio?
El rompimiento no es un hecho concreto y puntual. Había un acumulado de una trayectoria, de una serie de contradicciones con las que yo ya no me sentía a gusto en el gobierno. En enero de 2010 se dio la cumbre de Copenhague y allí se bloqueó la firma de lo que iba a ser el fideicomiso del Yasuní, que se iba a firmar con Naciones Unidas en la época de canciller de Fander Falconí.
¿Pero su lucha era conservar el Yasuní?
Porque soy consciente del deterioro que tiene el planeta, el valor que tiene el Yasuní y el valor que tenía la iniciativa Yasuní para el Ecuador. Desde que el Ecuador perdió la bandera del Yasuní, oficialmente, este gobierno, sinceramente, tiene muy poco que vender políticamente en el exterior. Su valor añadido era la iniciativa del Yasuní. Era toda una lógica de desmercantilizacion de la naturaleza, tenía que ver con una intención de que, planetariamente, fuésemos solidarios con las necesidades de no explotar los pulmones en un planeta.
¿Usted era así de crítico también cuando estaba trabajando con el Gobierno?
Creo que ahora ya no hay crítica dentro del Gobierno. En mi opinión, me da la sensación, cuando oigo hablar a estos señores en la televisión, que no hay muchas divergencias alrededor del gobierno.
Durante los dos primeros años de este gobierno que fue los que yo participé, si había un debate interno dentro. Ese debate se va acabando en función de que va saliendo la gente que creaba los debates: personalidades políticas que son importantes para la historia contemporánea del Ecuador como Alberto Acosta, como el grupo de los Ruptura de los 25, Gustavo Larrea y sus sectores, Diego Borja y sus sectores. Hubo diferentes sectores que tenían la capacidad de análisis crítico del gobierno han desaparecido.
¿Se ha distanciado usted con Pablo Iglesias?
Yo no tengo una relación con Pablo Iglesias, nos hemos visto un par de veces, pero hace años de eso. Con algunas otras personas de Podemos si tengo relación. A Pablo Iglesias le deseo todo el éxito en España.
Lo que aquí se conoce como partidocracia, en España está agotada, se rompió, es tremendamente corrupta y es una vergüenza como representantes políticos del país. El país presenta una regeneración política, esperamos que Podemos tenga la capacidad para poder hacerlo.
¿Pablo Iglesias suavizó el discurso para poder entrar más en la sociedad española?
Eso tiene que ver con la real politik y es que jugar en la real politik tiene ese tipo de consecuencias. Cuando se juega uno en la política institucional, tiene que moderar los discursos. Porque uno entiende que las cosas que se dicen pueden generar hasta miedo en la sociedad.
Entiendo que Podemos moderó el discurso en base a la realidad, al termómetro que posicionó en la sociedad española. Avanzar al respecto son elementos que tienen que ver con la madurez política de las sociedades.
¿Es decir que los radicalismos quedan bien para el discurso, pero ya en la práctica hay que saberse mover?
Decio Machado |
Los radicalismos quedan bien para el discurso. Creo que América Latina es una demostración de eso. ¿A qué presidente latinoamericano de estos llamados progresistas, no le ha oído usted una actitud realmente radical? Lula da Silva, por ejemplo, pero ha sido Brasil en donde las transnacionales brasileras se convirtieron en los amos del subcontinente. Pero tiene un discurso absolutamente radical.
El presidente Correa tiene un discurso absolutamente radical en un país donde la banca privada y el sector empresarial privado están ganando más de lo que ganaban en la época neoliberal. Evo Morales tiene un discurso radical en un país donde la banca y los sectores empresariales están ganando muchísimo dinero. Esto es una realidad.
¿A usted, como español, le parece bien que Pablo Iglesias venga a Ecuador a recibir consejos de Rafael Correa?
A mí no me parece bien. Personalmente, considero que respecto a Pablo Iglesias y Podemos en general, es que si algo hay que aprender, es que si dejamos esto en el marco de las personalidades, es donde se frustran los procesos de transformación. Es lo que ha ido pasando en América Latina. Es decir, muerto Chávez, el proceso venezolano es absolutamente decadente.
La salida del presidente Correa significa una crisis para el oficialismo ecuatoriano porque no tiene candidato; en Bolivia tienen que plantearse la reelección de Evo Morales, porque no hay sustituto. Estos problemas son los que se han estado construyendo lógicas caudillistas muy latinoamericanas.
Volvamos a Ecuador, ¿Cuál es la salida para esto? ¿Dar un giro a la derecha?
Creo que la derecha nunca salió del gobierno, lo que ha habido es una modernización de esa derecha. Los sectores que se han quedado anclados en torno a la Presidencia de la República, los sectores más cercanos al presidente, son sectores conservadores.
Esto es muy fácil de visualizar si uno mira la trayectoria de quienes son cada uno de esos personajes: quien es Alexis Mera, los hermanos Alvarado, el ministro de Producción, cuales son las trayectorias militantes de estos señores. En que lucha han estado, en qué huelgas de hambre, en que campamentos indígenas.
Son personas que provienen de otros sectores. El Gobierno de Correa ha mantenido una capacidad de incorporar a sectores socialdemócratas y a sectores centro conservadores; que en esa disputa interna que se genera en un Gobierno de esas características, quienes han ido ganando las posiciones desde un punto de vista de ajedrez de tablero, serían los sectores que menos rompen con la política tradicional.
¿Y aún así el gobierno arma el discurso de no volver al pasado?
Decio Machado |
Yo creo que estos discursos de que vuelve el pasado y ese tipo de cosas, son discursos construidos electoralmente; es decir, el pueblo ecuatoriano rechaza lo que fue el pasado porque el pasado político del Ecuador es muy patético. Han tenido que huir de este país tres millones de exiliados económicos, como consecuencia de una quiebra bancaria. Ha habido situaciones muy grave en este país y que tiene responsables políticos.
La gente tiene eso en la memoria y todavía lo sufren muchas familias. Creo que cuando se habla desde la Presidencia de la República o desde las vocerías del gobierno que va a volver el pasado, lo que se está haciendo es tocar esa fibra que despierta alertas o miedos en la sociedad. En lo de fondo, las derechas se han ido renovado.
¿Se han fortalecido tal vez?
Se han renovado políticamente y entienden la política de una forma más técnica, o sea, son más tecnócratas los de la derecha de ahora. Lo que es evidente, es que están en decadencia de liderazgo, no han sido capaces de generar un liderazgo. Y el oficialismo tiene a Correa.
Habló de marketing y usted lo ha hecho en política. Este gobierno ha venido haciendo esto desde el principio. ¿Cómo calzaba ahí usted?
Yo ahí poco, porque eso tiene que ver con los responsables de la imagen y de la comunicación de Alianza País. Estos son los diseñadores del envoltorio, por llamarlos de alguna forma, y a pesar que yo tengo conocimientos en esa materia, aquí con el gobierno ecuatoriano lo que desarrollaba era análisis políticos, no estrategia comunicacional, ni marketing político. Este gobierno es un gobierno realmente curioso, en un país tan pequeño, con un volumen de población tan pequeña, el nivel de dosificación que adquirió la comunicación y la mercadotecnia gubernamental es para quitarse el sombrero, si no fuese por lo tenebroso que puede llegar a convertirse, este tipo de ciencia mal aplicada.
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