jueves, 29 de agosto de 2013

Ecuador: la decisión de explotar el Yasuní lanza a miles de jóvenes a las calles



Por Decio Machado
Para Periódico Diagonal

El pasado 15 de agosto, el Presidente Rafael Correa anunciaba el fin de la Iniciativa Yasuní-ITT. “Hemos esperado bastante, el mundo nos ha fallado”, sentenció el mandatario ecuatoriano frente a todos sus ministros en una cadena televisiva desde el Salón Amarillo del Palacio de Carondelet.

La Iniciativa consistió en un compromiso por parte del Estado en dejar bajo tierra, de forma indefinida, alrededor de 856 millones de barriles de petróleo situados en Ishpingo-Tiputini-Tambococha (ITT) en la reserva ecológica del Yasuní, el lugar de mayor biodiversidad por metros cuadrado del planeta. Se pretendía evitar así, la emisión a la atmósfera, de 407 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono –consecuencia de la quema de combustible fósil- a cambio de una compensación económica (3.600 millones de dólares) de la comunidad internacional por el 50% de las utilidades que se percibiría por su explotación.

El fin de la Iniciativa Yasuní ITT, lo que fuera la bandera más revolucionaria del gobierno ecuatoriano durante seis años ante la comunidad internacional, generó malestar en amplios sectores de la población, especialmente entre la gente más joven. Desde entonces hasta hoy, diversas ciudades del país han sido escenario de movilizaciones protagonizadas por jóvenes, quienes manifiestan su rechazo a dicha decisión y reclaman una consulta popular en la cual el conjunto de la ciudadanía pueda expresar su decisión.

Para Roque Sevilla, ex presidente de la Comisión Negociadora de la Iniciativa Yasuní-ITT, no se está contando toda la verdad y la explotación de los campos petroleros se da porque Ecuador ya comprometió ese crudo con China. Sevilla considera que la próxima puesta en marcha de una mega-refinería en la costa del Pacífico, donde se pretenden refinar diariamente 300 mil barriles de los cuales un terció serían provenientes del ITT demuestra que el plan de explotación estuvo siempre antes que la iniciativa de dejar en crudo en tierra. Además, Sevilla indica que “según los datos periodísticos que el propio Gobierno ha expresado, están muy avanzadas las conversaciones con las empresas chinas para hacer la inversión de $12 mil millones en la refinería”.

La propuesta gubernamental de “superar el extractivismo con más extractivismo” también es cuestionada por el sociólogo ecuatoriano y colaborador de la International Gramsci Society (IGS) Francisco Hidalgo, quien indica que “la retórica que justifica el extractivismo es aquella de nutrir las arcas fiscales para el combate a la pobreza, con mas carreteras, hidroeléctricas, aeropuertos, a las que se añaden políticas que afectan a los ingresos monetarios de la población, pero no pretenden topar las estructuras del poder económico y social. Incluso las clases del poder político se reciclan y se renuevan alrededor de clientelas de los herederos de los viejos caciques”.

Movilizaciones juveniles por una Consulta Popular

A partir de la decisión presidencial diversos grupos sociales, entre los que destacan la Confederación Nacional Indígena del Ecuador (CONAIE), han manifestado su rechazo a la decisión presidencial. Sin embargo, quienes han protagonizado las movilizaciones hasta el momento han sido jóvenes no vinculados a estructuras partidistas que en su mayoría hacen su primera incursión en la política nacional.

Varias movilizaciones realizadas en Quito han terminado frente a la fachada del palacio presidencial de Carondelet, donde el oficialismo también convocó a sus partidarios en formato de contramanifestación, generándose situaciones de tensión y algunas cargas policiales.

Para estos jóvenes, existe una responsabilidad de la comunidad internacional en no apoyar la iniciativa pero tampoco ha existido credibilidad ni compromiso por parte gubernamental.

Eduardo Pichilingue, coordinador del Observatorio de Derechos Colectivos del Ecuador, indica que el planteamiento del presidente Correa de que con ese petróleo Ecuador saldrá de la pobreza no es acertado. “Desde enero del 2007 hasta enero 2013 el gobierno ha tenido ingresos petroleros por valor $51.497 millones y eso no ha hecho al país salir de la pobreza”, señala el joven ambientalista. Este nuevo movimiento en pro del Yasuní está contraponiendo propuestas económicas a la extracción de crudo. En ese sentido varios de sus voceros denuncian que los grandes grupos económicos del país no pagan más del 4% de impuestos, y cobrándoles sólo el 1,5% adicional se obtendrían unos 2.000 millones de dólares adicionales a lo que se piensa extraer del ITT. Según el economista Pablo José Iturralde, del Centro de Derechos Económicos y Sociales (CDES), “el capitalismo es el real problema de explotación de la naturaleza y el ser humano”.

Ante el descontento social, el presidente Correa aceleró los trámites para que la propuesta de explotación del ITT llegue cuanto antes a la Asamblea Nacional, órgano donde el oficialismo cuenta con más del 75% de curules y no habrá dificultades para su aprobación. Por otro lado y aunque la Asamblea tiene también potestad para pedir una consulta sobre el tema, el mandatario retó públicamente a los sectores sociales a que recojan firmas por el 5% del padrón electoral, condición a través de la cual se podría exigir constitucionalmente la consulta.

La problemática de los “no contactados”

Varios dirigentes sociales alertan también de que una explotación petrolera en el Yasuní pone en riesgo la vida de pueblos indígenas en aislamiento voluntario como los Tagaeri y los Taromenane. El presidente de la CONAIE, Humberto Cholango, aseveró que ni Correa y sus asambleístas “pueden tomar una decisión que afectará la vida de pueblos no contactados y otros seres vivos”, e informó que las organizaciones indígenas acudirán ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y a las Naciones Unidas para que pedir apoyo en la convocatoria y realización de la consulta popular.

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