jueves, 7 de febrero de 2013

Correa parte con ventaja a pesar del extractivismo

Decio Machado / Quito (Ecuador)

Ecuador se enfrenta este mes a las urnas. Los favoritos son el presidente, Rafael Correa, el conservador Guillermo Lasso y, a la izquierda, Alberto Acosta.

Sube la temperatura política en Ecuador en función de que se aproxima el 17 de febrero, fecha en la que la ciudadanía elegirá al Presidente de la República y los legisladores que integrarán la Asamblea Nacional los próximos cuatro años. Aunque ocho candidatos disputan la poltrona presidencial, la mayoría de analistas y medios de comunicación del país dan por hecho la reelección de Rafael Correa para un nuevo periodo sin necesidad de una segunda vuelta. La campaña se vio sacudida la noche del 4 de febrero tras el asesinato a puñaladas de dos asistentes a un mitin de Correa en Quinindé. 
Las empresas encuestadoras nacionales, de escasa credibilidad ante los medios y la sociedad en general por la sospecha de que benefician en sus resultados a quienes les pagan o contratan, posicionan al candidato oficialista entre un 56% (las contratadas por el partido de gobierno) y un 37% de intención de voto las más neutrales. 

Mientras, las alternativas políticas a Correa se sitúan en indicadores muy lejanos de los del actual mandatario, siendo su principal contendor el candidato conservador Guillermo Lasso con el 18% de intención de voto en el mejor de los casos.
Principales actores del proceso electoral
A pesar de que el conservadurismo ecuatoriano intentó, al calor del “efecto Capriles”, aliarse en torno a un solo candidato con el fin de derrocar al actual mandatario, los intereses cruzados entre los diferentes grupos empresariales de las regiones Costa y la Sierra del país, así como los personalismos de los principales dirigentes de las diferentes facciones de la derecha política hicieron imposible la concreción de dicha alianza. 

Esta situación desembocó en la existencia cinco organizaciones políticas conservadoras, cada una con su respectivo candidato, rivalizando entre sí por acceder al palacio presidencial de Carondelet. Entre estos destacan dos candidatos: el dueño de la segunda institución financiera privada del país y un buen amigo del ex presidente español José María Aznar, el banquero Guillermo Lasso; y el ex coronel y ex presidente Lucio Gutiérrez, quien tras poco más de dos años de gestión presidencial tuvo que huir vergonzosamente del país en abril de 2005 atemorizado por una rebelión popular que lo derrocó del poder.
En el ámbito progresista, se visualizan dos candidaturas más que rivalizan con el oficialismo. Por un lado, las diversas corrientes políticas que han ido rompiendo con el gobierno de Correa desde posiciones de izquierdas, junto a organizaciones sociales, movimiento indígena y alguno de los partidos de la izquierda tradicional, conformaron la Unidad Plurinacional de la Izquierdas. Esta coalición está representada por el académico Alberto Acosta, el personaje más notable de la actual intelectualidad política ecuatoriana. Por otro, estaría Ruptura, una organización conformada prioritariamente por jóvenes dirigentes que representan un ala de la socialdemocracia liberal sin muchas expectativas electorales.
Para Marcelo Larrea, vicepresidente de la Federación Nacional de Periodistas, “las encuestas en el Ecuador son de dudosa seriedad. Lo que se percibe en el ambiente social es que la unidad de las izquierdas encabezada por Alberto Acosta sube en intención de voto en el último tramo de campaña, mientras que la candidatura de Lasso, principal rival de la derecha, queda estancada y el presidente Correa estaría perdiendo parte de su ventaja en votos en los últimos días debido a los graves casos de corrupción que aparecido recientemente”.  

De igual manera piensa Pablo Ospina, analista político y docente de la Universidad Andina Simón Bolívar, quien indica que “Alberto Acosta podría ser una gran sorpresa. Pero incluso si se cumplen las previsiones y no hay sorpresa alguna, la participación electoral de las izquierdas cumple un papel importante en el largo plazo. Es ante todo, una coyuntura decisiva que definirá la correlación de fuerzas para las luchas futuras”.
Previsible continuidad del proceso
Más allá de la evolución de las tendencias de votos en el último tramo de campaña, el escenario más factible es el de la continuidad del proceso correísta, dada la abultada diferencia de votos a favor del actual mandatario. En ese sentido, se hace previsible para el nuevo período de gobierno, la agudización de los conflictos entre el gobierno y los sectores sociales y comunidades en las zonas de extracción petrolera y minera, lógica que ha marcado los últimos años del gobierno correísta, así como el incremento las denuncias sobre persecución a periodistas y medios de comunicación.
En su favor, el gobierno de Rafael Correa ha obtenido importantes beneficios en materia de reducción de la pobreza, ha disminuido la inequidad social existente en Ecuador y ha dinamizado la economía nacional con base a una fuerte intervención del Estado en el mercado nacional.

Las promesas electorales del presidente
Cuando el presidente Rafael Correa llegó al gobierno, se proyectaron importantes transformaciones económicas, sociales y políticas. Entre ellas el cambio de matriz productiva (con el consecuente desplazamiento de intereses oligárquicos que habían gobernado en las últimas décadas), soberanía alimentaria y reforma agraria, la economía social solidaria, y el impulso al Estado plurinacional, así como la nacionalización y control de los recursos naturales. Estas expectativas se han ido quedando frustradas en el camino de la llamada “revolución ciudadana”, condición que se hace visible por la apatía generalizada de la ciudadanía ante las apariciones públicas del candidato a la reelección, elemento que en pasadas campañas electorales despertaba el fervor de determinados grupos de la ciudadanía.
Artículo escrito para el periódico Diagonal www.diagonalperiodico.net

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