Ecuador se enfrenta este mes a las urnas. Los favoritos son el presidente, Rafael Correa, el conservador Guillermo Lasso y, a la izquierda, Alberto Acosta.
Sube
la temperatura política en Ecuador en función de que se aproxima el 17 de
febrero, fecha en la que la ciudadanía elegirá al Presidente de la República y
los legisladores que integrarán la Asamblea Nacional los próximos cuatro años. Aunque
ocho candidatos disputan la poltrona presidencial, la mayoría de analistas y
medios de comunicación del país dan por hecho la reelección de Rafael Correa
para un nuevo periodo sin necesidad de una segunda vuelta. La campaña se vio sacudida la noche del 4 de febrero tras el asesinato a puñaladas de dos asistentes a un mitin de Correa en Quinindé.
Las
empresas encuestadoras nacionales, de escasa credibilidad ante los medios y la
sociedad en general por la sospecha de que benefician en sus resultados a
quienes les pagan o contratan, posicionan al candidato oficialista entre un 56%
(las contratadas por el partido de gobierno) y un 37% de intención de voto las
más neutrales.
Mientras, las alternativas políticas a Correa se sitúan en indicadores muy lejanos de los del actual mandatario, siendo su principal contendor el candidato conservador Guillermo Lasso con el 18% de intención de voto en el mejor de los casos.
Mientras, las alternativas políticas a Correa se sitúan en indicadores muy lejanos de los del actual mandatario, siendo su principal contendor el candidato conservador Guillermo Lasso con el 18% de intención de voto en el mejor de los casos.
Principales actores del proceso electoral
A
pesar de que el conservadurismo ecuatoriano intentó, al calor del “efecto
Capriles”, aliarse en torno a un solo candidato con el fin de derrocar al
actual mandatario, los intereses cruzados entre los diferentes grupos
empresariales de las regiones Costa y la Sierra del país, así como los
personalismos de los principales dirigentes de las diferentes facciones de la
derecha política hicieron imposible la concreción de dicha alianza.
Esta situación desembocó en la existencia cinco organizaciones políticas conservadoras, cada una con su respectivo candidato, rivalizando entre sí por acceder al palacio presidencial de Carondelet. Entre estos destacan dos candidatos: el dueño de la segunda institución financiera privada del país y un buen amigo del ex presidente español José María Aznar, el banquero Guillermo Lasso; y el ex coronel y ex presidente Lucio Gutiérrez, quien tras poco más de dos años de gestión presidencial tuvo que huir vergonzosamente del país en abril de 2005 atemorizado por una rebelión popular que lo derrocó del poder.
Esta situación desembocó en la existencia cinco organizaciones políticas conservadoras, cada una con su respectivo candidato, rivalizando entre sí por acceder al palacio presidencial de Carondelet. Entre estos destacan dos candidatos: el dueño de la segunda institución financiera privada del país y un buen amigo del ex presidente español José María Aznar, el banquero Guillermo Lasso; y el ex coronel y ex presidente Lucio Gutiérrez, quien tras poco más de dos años de gestión presidencial tuvo que huir vergonzosamente del país en abril de 2005 atemorizado por una rebelión popular que lo derrocó del poder.
En
el ámbito progresista, se visualizan dos candidaturas más que rivalizan con el
oficialismo. Por un lado, las diversas corrientes políticas que han ido
rompiendo con el gobierno de Correa desde posiciones de izquierdas, junto a
organizaciones sociales, movimiento indígena y alguno de los partidos de la
izquierda tradicional, conformaron la Unidad Plurinacional de la Izquierdas.
Esta coalición está representada por el académico Alberto Acosta, el personaje
más notable de la actual intelectualidad política ecuatoriana. Por otro,
estaría Ruptura, una organización conformada prioritariamente por jóvenes
dirigentes que representan un ala de la socialdemocracia liberal sin muchas
expectativas electorales.
Para
Marcelo Larrea, vicepresidente de la Federación Nacional de Periodistas, “las
encuestas en el Ecuador son de dudosa seriedad. Lo que se percibe en el
ambiente social es que la unidad de las izquierdas encabezada por Alberto
Acosta sube en intención de voto en el último tramo de campaña, mientras que la
candidatura de Lasso, principal rival de la derecha, queda estancada y el
presidente Correa estaría perdiendo parte de su ventaja en votos en los últimos
días debido a los graves casos de corrupción que aparecido recientemente”.
De igual manera piensa Pablo Ospina, analista político y docente de la Universidad Andina Simón Bolívar, quien indica que “Alberto Acosta podría ser una gran sorpresa. Pero incluso si se cumplen las previsiones y no hay sorpresa alguna, la participación electoral de las izquierdas cumple un papel importante en el largo plazo. Es ante todo, una coyuntura decisiva que definirá la correlación de fuerzas para las luchas futuras”.
De igual manera piensa Pablo Ospina, analista político y docente de la Universidad Andina Simón Bolívar, quien indica que “Alberto Acosta podría ser una gran sorpresa. Pero incluso si se cumplen las previsiones y no hay sorpresa alguna, la participación electoral de las izquierdas cumple un papel importante en el largo plazo. Es ante todo, una coyuntura decisiva que definirá la correlación de fuerzas para las luchas futuras”.
Previsible continuidad del proceso
Más
allá de la evolución de las tendencias de votos en el último tramo de campaña,
el escenario más factible es el de la continuidad del proceso correísta, dada
la abultada diferencia de votos a favor del actual mandatario. En ese sentido,
se hace previsible para el nuevo período de gobierno, la agudización de los
conflictos entre el gobierno y los sectores sociales y comunidades en las zonas
de extracción petrolera y minera, lógica que ha marcado los últimos años del
gobierno correísta, así como el incremento las denuncias sobre persecución a
periodistas y medios de comunicación.
En
su favor, el gobierno de Rafael Correa ha obtenido importantes beneficios en
materia de reducción de la pobreza, ha disminuido la inequidad social existente
en Ecuador y ha dinamizado la economía nacional con base a una fuerte
intervención del Estado en el mercado nacional.
Las promesas electorales del presidente
Las promesas electorales del presidente
Cuando el presidente Rafael Correa llegó al gobierno, se proyectaron importantes transformaciones económicas, sociales y políticas. Entre ellas el cambio de matriz
productiva (con el consecuente desplazamiento de intereses oligárquicos que
habían gobernado en las últimas décadas), soberanía alimentaria y reforma
agraria, la economía social solidaria, y el impulso al Estado plurinacional,
así como la nacionalización y control de los recursos naturales. Estas expectativas se han ido quedando frustradas en el
camino de la llamada “revolución ciudadana”, condición que se hace visible por
la apatía generalizada de la ciudadanía ante las apariciones públicas del
candidato a la reelección, elemento que en pasadas campañas electorales
despertaba el fervor de determinados grupos de la ciudadanía.
Artículo escrito para el periódico Diagonal www.diagonalperiodico.net
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