Entrevista al sociólogo y analista político Decio Machado
Para Kamunikacyjnaje Ahienctva
Para Kamunikacyjnaje Ahienctva
Ante las próximas
elecciones presidenciales y legislativas que tendrán lugar en Ecuador en
próximo 19 de febrero, haznos una descripción general del electorado ecuatoriano.
Algo más 12,8 millones de ciudadanas y ciudadanos están
convocados a este comicio electoral. Para el 82,6% de estos, cuya edad está
comprendida entre 18 y 65 años, el voto es obligatorio. Para el resto, jóvenes
con edades de 16 y 17 años, así como las y los mayores de 65 años, el voto es
voluntario. Por otro lado, cerca de 400 mil de estos electores residen en el
exterior y respecto a la división por sexo, la cosa más o menos se mueve en el
50%.
Por último, creo importante reseñar que hay tres provincias
que deciden la tendencia de los resultados nacionales. La más importante entre
ellas es la provincia del Guayas con algo más de tres millones de electores, le
sigue Pichincha –donde se ubica la capital del país- con unos dos millones doscientos mil
electores, y por último Manabí con casi otro millón doscientos mil. Estos tres territorios
definirán los resultados finales de las presidenciales ecuatorianas.
¿Cómo ves la
evolución de la campaña en curso?
Es una campaña muy fría, la ciudadanía la vive sin gran
fervor. No hay involucración de la gente con los partidos y candidatos en liza.
Los actos públicos no gozan de gran afluencia y gran parte de la gente que
asiste están motivados por cuestiones diferentes a la implicación política con
los partidos convocantes. En el caso del partido de gobierno el tema se vuelve
escandaloso, porque los funcionarios públicos son obligados a asistir a
estos mítines bajo la amenaza de perder sus empleos.
La sociedad ecuatoriana tiene en estos momentos básicamente
tres ejes de preocupaciones principales y estas son: el complejo estado de la economía
nacional; vinculado a lo anterior el incremento del desempleo, el deterioro de
las condiciones de trabajo, la pérdida de capacidad adquisitiva y el endeudamiento
cada vez mayor de las familias ecuatorianas más humildes; y por último la corrupción, que
comienza a ser digerida por la sociedad bajo la visión general de que todos roban.
Los partidos políticos y sus candidatos hablan sobre estas
cuestiones en sus alocuciones y entrevistas públicas, sin embargo la gente no deposita en sus
propuestas gran esperanza. El correísmo nació como un revulsivo
político-electoral al descrédito de la política en la última fase del
neoliberalismo en Ecuador, generó muchas sinergias e ilusiones iniciales, pero en apenas
diez años ha dejado nuevamente a la legitimidad política del sistema democrático en la
picota.
¿Cómo se canalizará eso electoralmente el 19 de febrero?
El descrédito en el que ha vuelto a entrar el sistema político del país
se expresará de una forma sutil el próximo 19, así que es fácil que los actores institucionalmente
involucrados no interpreten los resultados de estas elecciones de forma
adecuada.
Si en Ecuador el voto no fuera obligatorio, seguramente
asistiríamos en estas elecciones a un índice de abstención cercano al 60%. A
estas alturas el indicador de indecisión en las encuestas se mantiene muy alto,
son los más altos desde la reinstauración de la democracia en el
país. Si estos índices de indecisión los ubicas por targets poblaciones, encontrarás
que cuanto más jóvenes son los electores mayor es la indecisión; también que
las mujeres están más indecisas que los hombres; y los sectores de trabajadores
y trabajadoras más golpeadas por la crisis también están altamente indecisos.
A pesar de todo lo anterior, como en este país es
obligatorio el voto, si no votas te sancionan económicamente y a través de
diferentes actos administrativos terminan complicándote bastante la vida, la gente
acudirá a las urnas cuando llegue el momento. El sistema político ecuatoriano exige a sus ciudadanos que acudan a las urnas aunque estos no quieran ver a sus políticos ni en
pintura.
Seguramente y tras el proceso electoral veamos a los voceros
de las diferentes tiendas políticas autodefinirse como representantes de determinados
sectores de la sociedad, más allá de que realmente el voto que reciban sea prestado/obligado y no los representen. El ganador final de
la contienda seguramente superará tal osadía, se autoreconocerá como la expresión
política de la mayoría de los ciudadanos ecuatorianos. En fin, más allá de la crisis de representatividad que ya se visualiza en la política ecuatoriana, todo este show forma
parte del juego de falsedades que generan estos sistemas democráticos basados
en la representación por parte de elites políticas respecto a los de abajo.
Más allá de lo anterior, ¿cuál es tu pronostico electoral?
Estamos casi a mitad de la campaña y se evidencia, en base a
las encuestas metodológicamente más serias, que mientras el partido de gobierno
mantiene una sostenida caída en intención de voto, los partidos de oposición no crecen en exceso. Esto determina que los objetivos de
Alianza PAIS se mantengan en intentar ralentizar al máximo su actual deterioro,
buscando que su candidato presidencial, Lenin Moreno, llegue al 19 de febrero
aún con posibilidades de ganar en primera vuelta. Para ello están puestas en
marcha diferentes estrategias políticas que podrían resumirse en salpicar con el lodo de la corrupción también a los contrincantes electorales del gobierno. El mensaje sería algo así como: no solo nosotros somos corruptos, también lo son
los demás. En fin, una estrategia de escasa elaboración estratégica que es fácil de aplicar, dada la realidad de la política institucional, y que busca que los sectores sociales votantes
del partido de gobierno no encuentren opciones hacia donde mover su voto en un momento en el que es perfectamente visible el deterioro ético del correísmo.
La tensión política está en si el oficialismo es capaz de
ganar o no en primera vuelta. Estando la oposición política al régimen, en el mejor de los casos, a 13 o 15 puntos de distancia respecto a la intención de voto del partido de gobierno, lo que está en discusión es si Alianza PAIS es capaz de alcanzar el 40% de los votos validos en la primera vuelta. Es una sospecha generalizada que para alcanzar dicho objetivo podrían contar incluso con una "ayudita" por parte del Consejo Nacional Electoral, un órgano que se supone rector de la democracia en el país pero que está bajo control del régimen. En todo caso, la única expectativa para la oposición es que la candidatura oficialista no llegase a ganar en primera vuelta, lo que permitiría una
suerte de reconfiguración de alianzas entre opositores cara a una segunda
vuelta.
¿Y la izquierda a la izquierda del gobierno que haría en una segunda
vuelta?
Los sectores políticos englobados en lo que se ha venido en
denominar la Alianza Nacional por el Cambio, donde se agrupan las
sensibilidades políticas a las que entiendo haces referencia, están inmersos en
una trampa política que ellos solitos se tejieron. Buscando una posición pragmática que entendieron les daba mayor asidero electoral, configuraron
una propuesta política de corte insípido que a la postre les genera un discurso político que no es "ni chicha ni
limoná". Dicha propuesta programática la hicieron incluso con gente que posteriormente
abandonó dicha alianza electoral y se pasó a las filas conservadoras. Además,
durante la campaña electoral y siguiendo esa línea estratégica, se han ido
distanciando cada vez más de los sectores políticamente más alternativos de la sociedad, lo cual agudizó notablemente su déficit de identidad. Los indecisos son los que definirán el resultado final de las elecciones ecuatorianas, aunque confieso que personalmente no veo que este sector de la izquierda pueda obtener un gran
resultado.
Respecto a que harían en caso de una segunda vuelta, todo es tan confuso como su propio discurso. En todo caso, el escenario que parece más posible si es que llegará un escenario de segunda vuelta es de división. Una parte de estos podrían terminar apoyando al oficialismo, lo que implica a la postre legitimar la corrupción institucional existente; y otros podrían terminar en posiciones de apoyo a los conservadores, lo que vendría significaría situarse en posiciones difícilmente justificables desde el punto de vista de la coherencia ideológica.
Respecto a que harían en caso de una segunda vuelta, todo es tan confuso como su propio discurso. En todo caso, el escenario que parece más posible si es que llegará un escenario de segunda vuelta es de división. Una parte de estos podrían terminar apoyando al oficialismo, lo que implica a la postre legitimar la corrupción institucional existente; y otros podrían terminar en posiciones de apoyo a los conservadores, lo que vendría significaría situarse en posiciones difícilmente justificables desde el punto de vista de la coherencia ideológica.
No eres muy optimista sobre la evolución política de la izquierda en
Ecuador
No, no lo soy... Además te confieso que si hago una
correlación entre discursos, programas, prácticas, actitudes y conductas, tengo
serias dificultades para identificar el espectro político institucional de la
izquierda en Ecuador.
¿Cómo rearticular entonces a los movimientos sociales en Ecuador?
Es una pregunta para los movimientos sociales. En
todo caso, mi visión es que llegue el gobierno que llegue, durante el próximo período nos
encontraremos inexorablemente frente a un plan de ajuste. El próximo gobierno
tendrá que renegociar los plazo del pago de la deuda externa contraída por el
correísmo en los últimos años y de igual manera se rearticularán políticas de
entendimiento con el sector empresarial que en base a los reclamos que estos
están haciendo, tendrá un impacto aún mayor del que ya sufren
las y los trabajadores con la crisis. Es sobre las espaldas de los sectores más vulnerables sobre
quien el gobierno está haciendo recaer la crisis, y esto es perfectamente
visible con tan solo analizar el incremento salarial aplicado para este año o a quien beneficia el deterioro de las condiciones laborales en el país.
En todo caso, por todo lo indicado anteriormente, considero también
que el próximo gobierno será débil y con escasa legitimidad social. Es de suponer entonces que pudiera haber un incremento de la tensión social en el país. Será sólo a través de
las luchas como los movimientos sociales lograrán reempoderarse nuevamente,
ahora eso sí, solo se puede hacer esto dejando atrás a la actual cartografía existente en la izquierda política ecuatoriana. Me temo
que será un trabajo de años y para ello será necesario la construcción e implicación de una
nueva generación militante.
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