Por Decio Machado / Redacción (Quito/Ecuador)
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En pocos meses, el barril de crudo pierde la mitad de su valor llevando a la crisis a unas economías todavía muy dependientes
El impacto de la caída del precio del
petróleo, que a mediados de enero
se situaba por debajo de los 48 dólares
el barril, está teniendo un efecto
devastador para las economías de
los países productores en América
Latina, donde se proyectan importantes
déficit presupuestarios. Brasil
cerró el ejercicio 2014 con un crecimiento
de apenas un 0,2% del PIB,
mientras Argentina y Venezuela entraron
en recesión con resultados de
-0.2% y -3.1% respectivamente.
Ya en 2014 América Latina había
registrado una tasa de crecimiento
apenas superior al 1%, la más baja
de los últimos 12 años, con excepción
de 2009, cuando el subcontinente
sufrió los efectos de la crisis financiera
internacional. Unos resultados
motivados por el ajuste a la baja del
precio internacional de las materias
primas, también para 2015.
Para el analista y periodista uruguayo
Raúl Zibechi, el país más beneficiado
de esta situación es China,
quien se ve obligado a importar el
60% de la energía que consume,
mientras que Venezuela, Ecuador,
Brasil y Argentina forman parte del
club de los “grandes perdedores”.
Para Zibechi, “la región quedó a nivel
de planificación, a la deriva, sin
planes de futuro y sin propuestas serias”.
Desde una perspectiva más positiva,
Germán Alarco, de la Escuela
de Postgrado de la Universidad del
Pacífico de Lima, considera que esta
situación genera “una llamada de
atención para que estos países vayan
ajustando sus modelos económicos y procuren una mayor diversificación
productiva”.
En todo caso, sobre lo que no cabe
discusión es que el escenario actual
plantea una prueba de estrés para
las economías más importantes del
subcontinente, declarándose el final
de la era de la abundancia, periodo
en el que se aplicaron políticas sociales
que posibilitaron reducir la
pobreza, mejorar la desigualdad e
incorporar un sinnúmero de personas
a las crecientes clases medias.
Venezuela, el más perjudicado
Venezuela, donde el petróleo supone
el 96% de las exportaciones
totales y algo más del 60% de los
ingresos del Estado, es la nación
más afectada de la región. Una situación
aliviada en parte por los
recientes acuerdos alcanzados con
China, a través de los cuales recibirá
más de 20.000 millones de dólares en inversiones para proyectos
de carácter económico, energético
y social.
Más allá del “balón de oxígeno”
chino, Maduro se ha visto obligado a anunciar un Plan de Recuperación
Económica para los seis
primeros meses de 2015 que incluye
una optimización del sistema
de administración de divisas
con el objetivo de influir en el crecimiento
integral del país, controlar
la inflación –que alcanzó en
noviembre el 63,6%– y mejorar la
inversión social.
La caída del precio del petróleo
ha sembrado dudas sobre la rentabilidad
de tres grandes proyectos
energéticos en la región por sus altos
costos: la explotación de las reservas
de crudo extra pesado de la
Faja del Orinoco en Venezuela; la
explotación de las reservas en aguas profundas -Presal- en Brasil; y la explotación mediante fracking
de las reservas no convencionales
de Vaca Muerta en la Patagonia argentina.
Esta misma situación se repite
en Ecuador, en los bloques ITT,
también de crudo extra pesado, del
Parque Yasuní. El Gobierno de
Rafael Correa pretendía en 2016
extraer entre 523.000 y 586.000
barriles diarios, pero se ha visto
obligado a recortar el presupuesto
estatal para este año 2015, incrementando
a su vez su deuda externa
mediante amplias líneas de crédito con bancos chinos.
México, es otro de los países más
afectados. Según José Luis Contreras,
vicepresidente del Colegio
Nacional de Economistas, los impactos
graves en la economía se verán
en el segundo trimestre, lo que
afectará también a la ya muy deteriorada
popularidad del presidente
Enrique Peña Nieto y podría acarrear
nuevos flujos migratorios
hacia los EE UU.
En Colombia, el 20º productor
mundial de petróleo, la caída del precio
del oro negro está generando millonarias
pérdidas y el incremento
también de su deuda externa.
En medio de este panorama, Bolivia
es uno de los pocos países de la
región al que esta situación no está
afectando de momento. Según Carlos
Villegas, presidente de la petrolera
estatal YPFB, dicha situación tendrá
consecuencias para el país en
caso de prolongarse, dado que el sistema
para calcular el coste del gas
natural que exporta hacia Argentina
(15,8 millones de metros cúbicos diarios
de gas natural) y Brasil (33 millones
diarios) es revisado semestralmente
en función de las variaciones
del precio del crudo. De momento,
Bolivia prevé ahorrar entre 150 y 200
millones de dólares por la importación
de derivados del petróleo.
Fruto de esta crisis, son varias las
economías latinoamericanas que se
están preparando para promulgar
nuevas reformas, impuestos estatales
e incrementos del IVA, así como
otros tributos para inicios de 2016,
con su consiguiente coste político.
Por su parte, Cuba y varios de los
países pequeños de la zona dependen
del crudo de Petrocaribe, un mecanismo
específico de venta de petróleo
a precios preferenciales de
Venezuela ligado al ALBA. Según
Eduardo Bueno, de la Universidad
Iberoamericana de México, “el ALBA va
a mantenerse, aunque con menos
recursos para sus programas”,
lo que implica que las ayudas a estos
países pasen a una situación de riesgo,
mermando la capacidad de influencia
del ALBA en la zona.
Causas de la caída
Existe una amplia coincidencia entre
analistas y expertos del mercado
de materias primas o commodities
en que la baja del petróleo es consecuencia
de una sobreoferta a nivel
mundial y una desaceleración de las
economías de Europa y China.
Una de las razones de este aumento
en la oferta se debe al boom del
shale oil o petróleo de esquistos bituminosos,
que en EEUU generó un
incremento exponencial de su producción:
en 2005, EE UU importaba
12,5 millones de barriles de crudo;
en 2013, tan sólo seis millones. Otro
factor es que la Organización de
Países Exportadores de Petróleo
(OPEP) incrementó su producción
después de que Libia haya recuperado
los niveles de producción previos
a la caída de Gadafi, junto al aumento
productivo de Iraq y Nigeria. En
su reunión semestral de noviembre
pasado, a pesar de las tensiones internas,
la OPEP decidió mantener
los niveles de producción para 2015.
En todo caso, aparecen entremezcladas
otras situaciones complejas y
contradictorias de carácter geopolítico
que se transversalizan respecto al
precio del “oro negro”.
Por un lado, en la disputa existente
entre la OPEP y EE UU, el petróleo
barato perjudica a la larga a
EEUU, pues mientras su producción
de shale oil –que alcanza el 49% de la producción estadounidense
y es superior a la que diariamente
se realiza en Iraq o Irán–
deja de ser rentable, la OPEP mantiene
su cuota de mercado. Según el ministro de petróleo de Arabia
Saudí, Ali al-Naimi, “ellos resultarán
heridos mucho antes de que
nosotros sintamos algún dolor”.
Sin embargo, más allá de retóricas
declaraciones, la decisión de la
OPEP significa el triunfo de Arabia
Saudí y Kuwait –aliados de EE UU–
frente a Venezuela, Ecuador, Irán o
Nigeria, quienes defienden la necesidad
de bajar la producción para
incrementar el precio del crudo.
Esta estrategia vinculada a intereses
estadounidenses explica por qué
el pasado marzo –seis meses antes
del comienzo de la crisis– Barak
Obama solicitó al Congreso un aumento
del presupuesto para 2015
destinado a incrementar las reservas
estratégicas de EE UU. De esta manera
estarían cubriendo el déficit en
sus mercados internos en caso de
una disminución de la producción
de shale oil mientras dura la crisis
sin incrementar su demanda mundial,
pues sus reservas estratégicas
están cuantificadas por encima de
los tres meses y medio de sus necesidades
de importación neta.
Efectos de la caída sobre Rusia
La caída de los precios del crudo
ha tenido un considerable impacto
en la economía rusa. A pesar
de que Rusia se encuentra en
una mejor situación para gestionar
una caída de los precios del
petróleo que la que tuvo la vieja
URSS, el propio exministro de
economía, Alexander Kudrin, reconocía
recientemente la generación
de una “crisis económica de
grandes proporciones”. Esta situación
complica las posibilidades rusas
de superar con facilidad
las sanciones aplicadas por
los países occidentales como
consecuencia del conflicto ucraniano,
dado que los ingresos por
exportación de energía representan
más de la mitad del presupuesto
del Estado. Sin embargo,
la devaluación del rublo, el cual
perdió casi un 50% respecto al
valor del dólar, generando un
desplome del parqué moscovita
y su índice RTS, además de un
incremento de la inflación y perspectiva
económicas negativas,
ha permitido que a través de la
ingeniería financiera Putin recuperase
el 30% de los activos rusos
de petróleo y gas que estaban
en manos occidentales.
El fracking
ya no es
rentable
El colapso de los precios del petróleo
ha hundido la valoración
de mercado de las principales
compañías transnacionales de
petróleo y gas natural en el índice
bursátil S&P 500 –la capitalización
de ExxonMobil ha caído
más de 50.000 millones de dólares y Chevron y ConocoPhillips
tienen disminuciones todavía
mayores en su base porcentual–.
Sin embargo, éstas son conscientes
de que la actual situación
les permite borrar del mapa del
fracking a las petroleras pequeñas y medianas que operan en
los yacimientos de Dakota del
Norte y Texas, las cuales ya acumulan
una deuda de 200.000
millones de dólares debido a la caída por debajo de los 50 dólares
del barril de petróleo. Se estima
que estos precios deben estar
en un mínimo de 80 dólares
para que la explotación por fracking
sea rentable. En espera de
que a mitad del 2015 el precio
del crudo comience a subir moderadamente,
ya hay empresas
como WBH Energy, una de las
primeras exitosas del “boom del
shale”, que a primeros de este
año se declaró en quiebra.
El desplome
de los precios
sobre Irán
El desplome de los precios del
crudo ha afectado duramente a
las finanzas públicas iraníes, cuya
economía depende en gran
medida de las exportaciones de
combustible. Según el líder supremo
de Irán, el ayatolá Alí
Jamenei, “la extraña caída de los
precios del petróleo en tan corto
tiempo es un complot y no está
relacionada con el mercado”, en
clara alusión a las operaciones
estadounidenses en el sector. El
golpe ha sido tan duro para las
arcas de esta república islámica,
que el régimen ha llegado a ofrecer
a los jóvenes iraníes la opción
de contribuir con un tributo
económico a cambio de ser liberados
de los dos años de servicio
militar obligatorio que rige en el
país. Impactado por las sanciones
globales por su supuesto
programa nuclear, Irán está en
peores condiciones que Rusia u
otros países latinoamericanos
para hacerle frente a la crisis actual,
lo que llevó a Khamenei a
llegar a un acuerdo con Nicolás
Maduro que tiene como fin realizar
una campaña coordinada
contra el descenso de los precios
del petróleo.
Datos:
- 6,3% es la reducción del déficit energético (diferencia entre importaciones y exportaciones de energía) en España. Todo gracias a la reducción del precio del crudo.
- 115$ era el precio que tenía el barril de petróleo en junio. 48 dólares era el precio a mediados de este enero. Europa y China son los más favorecidos por esta nueva situación.
- 80$ es el precio mínimo del barril de crudo a partir del cual se considera que el fracking o fractura hidráulica es un proceso rentable para la extracción de hidrocarburos.
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