Antecedentes históricos
El Imperio británico[1] se extendió por dominios, colonias, protectorados y otros territorios gobernados o administrados por el Reino Unido entre los siglos XVI y XX.
Durante las primeras décadas del siglo XX, los británicos llegaron a tener bajo su control una población cercana a 458 millones de personas y unos 31.700.000 km2, lo que significaba aproximadamente una cuarta parte de la población mundial de entonces, así como una quinta parte del territorio terrestre del planeta[2].
En el Cono Sur[3] los antecedentes de intentos de dominación por parte del Imperio británico datan de principios del siglo XIX, cuantos los ingleses pretendieron dominar la zona del Río de la Plata (Buenos Aires y Montevideo), a través de dos malogradas invasiones: la primera, se realizó en el año 1806 con la ocupación de Buenos Aires, siendo los británicos expulsados posteriormente con tropas llegadas desde Montevideo, lo que le valió a esta última ciudad el recibir el título de “Muy fiel y Reconquistadora” por parte de la corona española; la segunda, se inició en la Banda Oriental (actual territorio de la República Oriental del Uruguay) al ocupar los británicos Maldonado y luego Montevideo en enero de 1807, siendo finalmente rechazados a mediados del mismo año en Buenos Aires, lo que propició la retirada inglesa del Río de la Plata.
En el caso de las Islas Malvinas, la primera presencia británica esta fechada en 1765, cuando una expedición inglesa izó su bandera tomando posesión de este territorio en nombre del Rey de Inglaterra.
En 1825, nueve años después de su independencia[4] [5], el Reino Unido reconocía el estatus soberano de Argentina, firmando un tratado de amistad, navegación y comercio. Sin embargo, el 2 de enero de 1833 una fragata inglesa llegaba al Puerto Soledad, izando, un día después, la bandera británica en desmedro de la argentina, y extendiendo su dominio sobre las islas Georgias del Sur, Sándwich del Sur y Aurora (ubicadas al sudeste de las Malvinas). Hasta entonces las islas habían sido administradas por una autoridad de Inglaterra y otra de Argentina.
A partir de entonces comenzaron las reclamaciones argentinas, las cuales obtuvieron como respuesta británica que estos nunca habían renunciado a su soberanía sobre las Islas Malvinas. Todos los gobiernos argentinos, independientemente de sus tendencias políticas, han reclamado desde aquel momento su soberanía sobre Malvinas.
Malvinas y su interés geopolítico y geoeconómico
En la actualidad, las Islas Malvinas tienen una población estimada de apenas tres mil habitantes, estando situadas en el océano Atlántico, a 550 km de la entrada del estrecho de Magallanes.
Dentro del Archipiélago, se distinguen dos grandes Islas: la de la Soledad, o Malvinas Oriental; y la Gran Malvinas, o Malvinas Occidental, separadas por el estrecho de San Carlos (ver mapa 1).
Los principales recursos económicos del archipiélago han provenido históricamente de la exportación de lana[6] y de aceite de ballena. Sin embargo, en 1993, estudios de prospección sugieren que las islas son ricas en petróleo. La economía actual se basa principalmente en el ganado ovino, el cual abunda, aunque también existe el bovino y el equino. La tierra resulta apta para la producción en pequeña escala de legumbres y existe abundante turba[7] que ha sido utilizada durante años como combustible principal.
Mapa 1
Fuente: http://www.cescem.org.ar
Mapa 2
Fuente: ttp://diariopregon.blogspot.com
Con referencia a los campos científicos y técnicos, las Islas Malvinas poseen una magnifica ubicación para el rastreo de satélites, o establecimiento de estaciones de investigación espaciales, ionosféricas, meteorológicas, y oceanográficas. Su desarrollo económico vía explotación de crudo reforzará este territorio como plataforma de investigación británica en estos campos.
En lo que respecta al factor político, las Malvinas posibilitan la injerencia de Gran Bretaña en el Atlántico Sur, la cual se materializa a través de su presencia en las Islas Georgias del Sur, Sándwich del Sur, Aurora, Santa Elena o Tristan da Cunha. En consecuencia las Malvinas constituyen un punto de recalada obligado de las expediciones antárticas británicas[19], que tienen a su vez un punto de apoyo en Grytviken en las Georgias del Sur.En el ámbito militar, las islas cuentan con más de una decena de polígonos de tiro, una pista de aterrizaje para aviones de guerra y dieciocho estaciones repetidoras de señal de radio. Esta situación la convierte en una plataforma de operaciones de la OTAN en el caso improbable pero no por ello descartable de conflicto militar.
El apoyo político a la reivindicación argentina
El conjunto de factores referenciados con anterioridad hace que se reproduzca un foco de inestabilidad en la zona, dado que el reclamo de soberanía argentino hacia la administración británica de las islas ahora se multiplica.
Por un lado, la disputa por la soberanía de las Malvinas, tuvo su desenlace fatal el 2 de abril de 1982, día del desembarco militar argentino en las islas, desarrollándose una guerra que culminó el 14 de junio del mismo año, y que conllevó la derrota militar de Argentina y la consiguiente reconquista de los tres archipiélagos (Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur) por parte del Reino Unido[20], generando un trauma no superado en el subconciente colectivo argentino. Por otro, el interés en el área petrolera que rodea las islas despierta con nuevos ánimos el reclamo de soberanía por parte del gobierno kirchnerista.
Sin embargo, y más allá de las retóricas altisonantes, el nacionalismo territorial y una simplista pero efectiva estrategia que busca la seducción de la ciudadanía bajo criterios políticos de corte patriótico-republicano, queda por ver cual es el posicionamiento real en lo político de los diferentes países latinoamericanos al respecto.
El realismo de los negocios, la realpolitik[21] y la llamada diplomacia petrolera hace que no esté tan claro cual es la posición de determinados países del continente hacia las soflamas argentinas respecto a las Malvinas.
El caso de Brasil
Según los correos electrónicos de StratFor[22], revelados por la agencia Wikileaks[23] (más de 10.000 emails referidos a Argentina), se refleja que el pulso político argentino con Reino Unido por Malvinas, goza de cierto grado de apoyo brasileño. Según estos email, Brasil habría mencionado varias veces que el Atlántico Sur es el “Amazonas azul” y que ningún país del norte debería estar ocupando dicho territorio marítimo.
Desde que el ex presidente Lula da Silva llegó al poder, Brasil ha dado señales de apoyo a Argentina en el tema de las Malvinas, referenciándose en dichos emails que los brasileños no quieren a Gran Bretaña cerca de sus reservas de crudo (ver mapa 4).
Mapa 4
Para Brasil, Argentina dejó de ser una amenaza hace años, temiéndole más a que el Reino Unido esté de una u otra forma implicado en la zona, dada su asociación con la OTAN y su cercanía en política internacional con los EEUU. De hecho, el último Plan Nacional de Defensa de Brasil dice que el Atlántico Sur debería ser una de las prioridades brasileñas en el área de seguridad.Es constatable que el apoyo de Brasil a Argentina tras la Guerra de las Malvinas (1982) no solo trajo dividendos gracias al intercambio comercial[24], sino que además transformó una rivalidad histórica en una sólida alianza que permitió reconducir significativamente sus gastos en defensa. Cuando los brasileros dejaron de temer una “invasión argentina”, tuvieron la posibilidad de redireccionar esos recursos hacia la región amazónica y otras áreas de interés nacional.
Una vez conformado el Mercosur, esta unión argentino-brasileña también incluyó la venta de equipos militares por parte de Brasil, en especial de aviones producidos por la firma Embraer[25] (que comenzó recientemente a incluir partes elaboradas en la Argentina)[26].
La alianza entre Brasil y Argentina ha complicado la estrategia del gobierno de David Cameron a la hora de incrementar su presencia en territorio brasileño, aunque según los británicos, “Brasil tendría que realizar sus propios análisis de costo-beneficio en torno a la Argentina, al Mercosur y al Reino Unido. Pero, aun existiendo una política coordinada, dudo que resulte exitosa y, además, tanto a nivel comercial como económico, todos saldrían perdiendo. Lo que el Mercosur ha logrado hasta ahora es la parte más sencilla, porque en realidad, el acuerdo que impide el paso de navíos con bandera de las Falklands[27] solo afecta a un número reducido de embarcaciones, que también están habilitadas para navegar con bandera inglesa, de modo que esa decisión fue más simbólica que significativa”[28].
Desde la visión de Brasil, su apoyo a la causa argentina se visualiza a priori como ventajoso, aunque no está exento de riesgos. El gobierno brasileño, por un lado, desea alejar a sus competidores británicos de la exploración petrolera en las costas sudamericanas; pero por otro lado, es consciente de que puede perder una posición privilegiada entre los inversores del Reino Unido[29].
También es de destacar que Brasil anunció en 2009 sus planes para construir una flota de cinco submarinos nucleares[30], situación que en 2016 (fecha en la que entrarán en servicio) reducirá de forma notable el desequilibrio actual de poder militar en el Atlántico Sur.
En este contexto, los estrategas militares británicos declaran estar preocupados por la aptitud brasileña, referenciando entre veladamente que Brasil pretende imponer en un futuro próximo su propia versión de la Doctrina Monroe[31] sobre las aguas de la región –exigiendo que las potencias extranjeras se alejen de su “patio trasero”[32] tal y como lo hizo EEUU en los siglos XIX y XX-.
Sin embargo y a pesar de todo lo anterior, no podemos olvidar que el mayor reclamo brasileño en política internacional es obtener un lugar permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas[33]. Gran Bretaña apoya ese reclamo, Argentina no. Ante esta situación, y consciente de las tácticas de negociación brasileñas, Argentina se verá en la obligación de cambiar de posición, asumiendo su subalternidad permanente frente a Brasil, a cambio de su apoyo irrestricto a la causa de las Malvinas. En caso contrario, cabría esperar que el acompañamiento brasileño quede como una posición meramente diplomática o de utilización táctica coyuntural.
El caso de MERCOSUR
La cumbre de presidentes de Mercado Común del Sur celebrada en diciembre del 2011 en Montevideo, permitió llegar al acuerdo de que a los barcos con bandera de las Malvinas les sean bloqueados el acceso a los puertos de MERCOSUR (ver mapa 5).
La declaración firmada por los países del MERCOSUR establece que éstos adoptarán “todas las medidas susceptibles de ser reglamentadas para impedir el ingreso a sus puertos de los buques que enarbolen la bandera ilegal de las islas Malvinas“. Además, aquellas embarcaciones que hayan sido rechazadas por ese motivo en algún puerto de la región “evitarán solicitar el ingreso a otros puertos de los demás Estados parte del MERCOSUR y Estados asociados mientras sean portadoras de dicha bandera“.
Mapa 5
Además de Argentina, Brasil y Uruguay, el MERCOSUR incluye a Paraguay (país interior), mientras que sus asociados con costas son Ecuador, Perú, Colombia y Chile, en tanto Venezuela, también costero, está en proceso de adhesión.
El conjunto de estas condiciones fuerza la situación al interior de MERCOSUR, posicionando a Argentina como el principal generador de conflictos en el ámbito del Mercado Común del Sur. Este hecho complejiza la adopción de medidas que impacten realmente a Gran Bretaña en el contexto del litigio por las Malvinas.
Desde otra perspectiva, es difícil esperar que organizaciones internacionales tan dispares ideológicamente y con interés tan diversos entre sus miembros asociados como UNASUR, OEA o el Grupo de Río, puedan llegar a algo más que el respaldo diplomático a la iniciativa argentina y la correspondiente adopción de medidas simbólicas como la expresada por MERCOSUR a través del bloqueo de sus puertos.El caso de Chile
En los años posteriores a la Guerra de las Malvinas, la versión de que Chile había colaborado con los británicos siempre estuvo presente, hasta que se convirtió en historia oficial en 1999.
En dicho año, el ex Comandante de la Fuerza Aérea de Chile, Fernando Matthei reconoció haber ayudado[43] a Gran Bretaña y contó detalles de las operaciones, luego de que Margaret Tatcher agradeciera públicamente la ayuda chilena, develando un secreto a voces.
El gobierno chileno de entonces, justificó su actuación bajo criterios defensivos, dado que en el caso de que Argentina hubiera vencido a los británicos, el próximo objetivo militar habría sido un Chile indefenso militarmente y con quien se mantenían problemas limítrofes que estuvieron a punto de convertirse en conflicto armado en 1978[44].
Además, Chile ha sido históricamente un país tradicionalmente cercano a Gran Bretaña.
La influencia británica sobre la Armada chilena se remonta a 1818, cuando Manuel Blanco Encalada era Comandante General de la Armada y la mayoría de sus principales oficiales eran ingleses. Ese mismo año llegó a Valparaíso Lord Cochrane, proveniente de una estirpe de ilustres marinos ingleses. Un año después ya al mando de la Escuadra Chilena, todos los comandantes de buques chilenos eran ingleses, con excepción de un norteamericano. Esta condición explica los apellidos de todo un linaje de hombres de mar en la Armada chilena.
Por su parte, la inmigración británica en Chile se remonta también al siglo XIX, cuando población de origen británico se asentaba en territorio chileno entre los años 1840 y 1914. En la actualidad el número de chilenos con esta ascendencia es cercano a los 700.000, siendo el país latinoamericano con mayor número de descendientes británicos.
A pesar de esa cercanía histórica a los británicos y su participación en el conflicto de 1982, los chilenos han ido alterando su posición respecto al litigio isleño en base fundamentalmente a una clave geopolítica: un triunfo definitivo de Londres podría abrir flancos para en la política exterior de Chile, dado el reclamó del Reino Unido sobre el territorio antártico[45], tema hasta ahora congelado por tratados internacionales.
Por otro lado, la tradición política chilena ha hecho que el país haya buscado históricamente más su acercamiento a los países del norte que su convivencia e integración regional con los países de la región. Chile es el país de los TLCs y de otros tipos de acuerdos comerciales, habiendo firmado 23 de estos entre 1993 y 2009, estrategia que continúa teniendo los ojos puestos en las grandes potencias económicas mundiales. De igual manera, los chilenos se convirtieron en enero de 2010 en el primer país sudamericano miembro de la OCDE, pretendiendo junto con México desmarcarse de la realidad latinoamericana a la que pertenecen. Sin embargo, la realidad es terca y Chile sigue siendo el país de la OCDE con mayor desigualdad social[46] a pesar del impacto de la crisis mundial en los países del norte.
El posicionamiento geopolítico de Chile lo convierte en un pieza clave en el conflicto de las Malvinas. El archipiélago no puede ser aislado por Argentina si no es a través de la República de Chile. De igual manera, para el Reino Unido, Chile es un país vital para el aprovisionamiento de la isla, dado que esta se suministra a través de la zona austral chilena (ver mapa 6).
Mapa 6
Desde una posición táctica, los chilenos consideran adecuado apoyar las pretensiones argentinas, reforzando la conciliación vecinal en marcha y solidificando los “nuevos” vínculos entre ejércitos, dándole así un importante empuje a la coordinación en materia de seguridad y defensa.Sin embargo, estas “nuevas” relaciones de conciliación chileno-argentinas tienen debilidades notables, entre las que destaca una enorme distancia en el marco de las relaciones políticas a nivel de gobiernos, explicables en parte por las abismales diferencias ideológicas entre ambos. Esta situación implica en la práctica, que esta alianza regional es un acto meramente “instrumental” –por lo tanto débil- tanto para argentinos como para los chilenos.
Por otro lado, desde una visión “estratégica”, los intereses chilenos consideran indispensable el mantenimiento de estrechas relaciones Gran Bretaña, situación que les refuerza internacionalmente dada su debilidad militar, económica y política con respecto a su vecino -el segundo país más grande a América Latina y octavo del mundo-.
Para el gobierno chileno, el “factor antártico”, referenciado con anterioridad, asume un rol preponderante en la situación actual y es un factor determinante respecto al alcance final de este nuevo marco de conciliación entre los dos gobiernos. Es en ese sentido, que los chilenos ya reclaman al Estado argentino, una política que no ponga en cuestión los intereses de Chile en el extremo austral, facilitando así su proyección hegemónica en la Antártida. Si Argentina compite con Chile en tal cuestión, es fácil prever el deterioro de las relaciones entre ambos países, lo que tendrá implicaciones en la posición chilena respecto a las Malvinas.
Es entonces en ese juego, donde el gobierno de Chile habla de la pretensión argentina de soberanía sobre las Islas Malvinas, no utilizando el término “derechos de soberanía”, desarrollando las “artes del funambulista” respecto a los equilibrios y desequilibrios del poder, así como a la filosofía de las concesiones mutuas.
En resumen, la lógica chilena podría describirse a grandes rasgos con un pensamiento pragmático: “Chile y Argentina para los dos, pero no necesariamente contra los otros.”[47] Lo que en definitiva vendría a significar que a pesar del apoyo actual, Chile no está disponible para “cruzadas” contrarias a su interés nacional y que en esta vida, todo tiene un precio..
Algunas conclusiones finales
La política argentina está “malvinizada” desde los años 80, y de hecho se considera que esta causa es la que más une a los argentinos en torno a una tesis común. Esta realidad se ha visto agudizada intencionadamente por diferentes de sus mandatarios en los últimos decenios.
De igual manera, el altamente cuestionado gobierno conservador de David Cameron, ha intentado hacer -aunque con poco éxito-, de la administración sobre las Malvinas una estrategia de distracción de los problemas internos en Reino Unido y una plataforma nacional sobre la cual aglutinar apoyos políticos hacia su gestión.
Consciente de la legitimidad del reclamo argentino y sin olvidar las bacanales propagandísticas instrumentadas a nivel internacional por el imperialismo, las cuales “combinan la impudicia, el engaño y la especulación de la ignorancia con la certeza de su propia impunidad”[48]; conviene reconvertir esta cuestión, transformada en seña de identidad, en lo que realmente es: un conflicto jurídico político entre dos países, articulado sobre intereses geopolíticos y geoeconómicos de gran envergadura bajo lógicas comunes, fruto de una acción de conquista realizada hace casi doscientos años.
Estas lógicas comunes son: estrategia para aglutinar o solidificar apoyos políticos al interior de los respectivos países, intereses económicos respecto a la extracción de recursos naturales y posicionamientos estratégicos ante el futuro reparto de la Antártida.
Ante esto, un antecedente que también hemos de tener claro: la guerra de 1982 fue un crimen cometido tanto por el ejército británico –con un poderío militar notablemente superior al de su adversario- como por la Junta Militar argentina, la cual según el desclasificado “Informe Rattenbach”[49], ejecutó una pésima planificación estratégica y por un infame interés político, hizo creer a sus ciudadanos que Naciones Unidas condenarían al gobierno de Margaret Thatcher, que Ronald Reagan apoyaría a Argentina y que la Junta Militar chilena asumiría el rol de mero observador en el conflicto militar.
Otro elemento a tener en cuenta es que las Islas Malvinas no son un territorio sin pueblo, lo que hace necesario tener en cuenta que los isleños también tienen opinión y sus propias formas de vida, y que ante esta situación sus deseos deben ser considerados en una solución global del conflicto. Esta cuestión no debe ser desconsiderada, dado que todavía pita en nuestros oídos la frase de Rafael Bielsa, quien fuera ministro de Relaciones Exteriores durante el primer gobierno de Néstor Kirchner, cuando indicaba: “Las tres mil personas que viven en Malvinas son súbditos británicos desde el 83. De modo tal que su opinión me importa tanto como la de los tres mil británicos que viven en Eaton”.
De igual manera opinan determinados intelectuales defensores del “nuevo populismo”, quienes consideran que la inexistencia de una étnia propia anula este factor en la temática isleña; o los que consideran que la población existente en la isla, descendiente de la ubicada por los británicos hace casi dos siglos, no es merecedora de voz y voto consecuencia del acto de piratería realizado por el gobierno ocupante hace 179 años (argumento al que se le podrían encontrar algunas similitudes con el utilizado por el sionismo para justificar la ocupación de Palestina).
Sin embargo, el concepto filosófico de la autodeterminación se deriva de la necesidad humana de hacer realidad sus aspiraciones y de la afirmación de la igualdad intrínseca de todo ser humano con independencia de su condición étnica y factores históricos como el referido con anterioridad. En caso contrario, deberíamos localizar a los tataranietos de la población que fue expulsada de las Islas Malvinas en 1833, para que sean estos los que decidan cuales deben ser las formas de gobierno apropiadas para las islas; cual su desarrollo económico, social y cultural; así como para que tomen las decisiones oportunas que les permitan estructurarse libremente, sin injerencias externas y de acuerdo con el principio de igualdad.
La libre determinación ha sido una reivindicación histórica de la izquierda desde la época de las colonias[50] hasta nuestros días y este factor no debe ser olvidado. Ahí están con sus diferentes connotaciones históricas, reclamos actuales como los de Palestina, Armenia, Kurdistán o Euskal Herría, entre otros. Estos reclamos son los mismos que no atendió el Reino Unido respecto a Irlanda del Norte, por poner tan solo un ejemplo.
Más allá de todo esto y dejando de lado los interés económicos del caso, es evidente que la razón ampara la posición argentina y que las Islas Malvinas, así como el resto de archipiélagos demandados en la actualidad por el gobierno de Cristina Fernández Kirchner, son territorios que deben pertenecer a la soberanía argentina bajo un criterio de integración nacional.
En este sentido, la reformulación estratégica articulada desde el gobierno argentino, se muestra coherente y prudente, a pesar de las problemáticas anteriormente descritas y sobre las que se deberá interactuar inteligentemente desde una visión de Estado tanto por parte de la administración Kirchner como de las administraciones que la sucedan.
La cuestión Malvinas es un cuestión que abarca de forma amplia al conjunto de la política de integración regional, afecta al sistema de defensa sudamericano, y los intereses propios existentes en los diferentes países de la Región deben ser abordados sin desmedro de la integración nacional argentina.
Con respecto a los habitantes de las islas, la República de Argentina esta obligada moral y éticamente a plantar lógicas de respeto político con determinados sistemas administrativos y su autonomía respecto al gobierno central, así como con su cultura, idioma y formas de vida tradicionales.
Todos los indicadores vienen a determinar que el desenlace de este conflicto no se dará a corto plazo, aunque si entendemos la política como el “arte de lo posible”[51], Deng Xiaoping demostró que es “posible” crear fórmulas originales –incluso con los británicos- que hagan posibles la descolonización de pequeños territorios como fue el caso de Hong Kong y Macao a través de la fórmula “un país, dos sistemas”[52].
[1] El primero en utilizar la expresión «Imperio británico» fue el doctor John Dee, astrólogo, alquimista y matemático de la reina Isabel I de Inglaterra, 1558-1603.
[2] El punto de máximo del auge imperial británico se sitúa entre 1890 y 1920. Dicha hegemonía imperial contribuyó al crecimiento económico del Reino Unido y al peso de sus intereses en el escenario mundial. En la actualidad países que son de una gran importancia política mundial provienen del antiguo imperio británico. Entre estos: Estados Unidos, India, Canadá, Australia, Sudáfrica o Nueva Zelanda.
[3] Este territorio sudamericano con forma de triángulo escaleno, tiene como vértice el Cabo de Hornos mientras que sus dos lados más largos corren a lo largo de las costas de los océanos Atlántico y Pacífico hasta los puntos de inflexión de las líneas costeras en los que se verificaría el final del área peninsular que tiene el sur de América: Arica, en el Pacífico, y aproximadamente el límite septentrional del estado de Paraná, en el Atlántico.
[4] La declaración de independencia de Argentina fue una decisión tomada por el Congreso de Tucumán que sesionó en la ciudad de San Miguel de Tucumán de las entonces Provincias Unidas en Sudamérica. Fue proclamada el martes 9 de julio de 1816, y con dicha declaración se rompían los vínculos de dependencia política que los gobiernos locales tenían con la monarquía española.
[5] Extracto del Acta de Independencia: “Nos los representantes de las Provincias Unidas en Sud América, reunidos en congreso general, invocando al Eterno que preside el universo, en nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos, protestando al Cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia que regla nuestros votos: declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas Provincias romper los violentos vínculos que los ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojados, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando séptimo, sus sucesores y metrópoli. Quedan en consecuencia de hecho y de derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia, e impere el cúmulo de sus actuales circunstancias. Todas y cada una de ellas así lo publican, declaran y ratifican comprometiéndose por nuestro medio al cumplimiento y sostén de esta su voluntad bajo el seguro y garantía de sus vidas haberes y fama. Comuníquese a quienes corresponda para su publicación. Y en obsequio del respeto que se debe a las naciones, detállense en un manifiesto los gravísimos fundamentos impulsivos de esta solemne declaración.”
[6] La economía de la isla estaba constituida principalmente por ganado vacuno, comenzando a declinar al final del primer período de ocupación (1866) para dar paso al ganado lanar.
[7] La turba es un material orgánico, de color pardo oscuro y rico en carbono. Su formación es el resultado de la putrefacción y carbonificación parcial de la vegetación en el agua ácida de pantanos, marismas y humedales. Se emplea como combustible y en la obtención de abonos orgánicos.
[8] Las Falkland Oil and Gas Limited anunciaban a primeros del 2012 que habían captado 48,5 millones de libras (74,4 millones de dólares, 58,2 millones de euros) en una emisión ampliada de acciones, suma que les permitirá perforar dos pozos de alta complejidad en la Cuenca de Malvinas, uno de ellos en aguas profundas.
[9] La empresa petrolera británica Rockhopper Exploration pretende extraer petróleo en las islas Malvinas a partir de 2016. Rockhopper Exploration realizó ya con éxito las primeras pruebas de prospección, que dieron muestra de importantes existencias de crudo. La empresa cifró los costes de preparación para la extracción en 2.000 millones de dólares y estimó que las existencias de crudo en su área concesionada ascienden a 350 millones de barriles (159 litros/barril).
[10] HSBC Holdings plc (por sus siglas en inglés de The Hong Kong and Shanghai Banking Corporation) es una de las más grandes organizaciones de servicios bancarios y financieros del mundo. (Rank # 1 en lista Forbes 2008.) Tiene su sede central en Londres.
[11] La Royal Dutch Shell es una de las mayores multinacionales del mundo, y una de las cuatro más grandes del sector petrolífero junto con BP, ExxonMobil y Total. En 2009 la revista Fortune la clasificó como la empresa con mayor caudal monetario del mundo. Y en la edición del 2011, quedó en segundo lugar justo después de Walmart. La empresa se ha visto involucrada en diversos escándalos a lo largo y ancho del planeta: desde su implicación en la Guerra del Chaco a violaciones de derechos humanos en Nigeria, pasando por diversos incidentes en Argentina, Brasil, Perú, Costa Rica o la misma Europa.
[12] Según un estudio realizado en 1998 por la Geological Society of London, el mar que rodea a las islas Falklands podría contener el equivalente a unos 60.000 millones de barriles de petróleo.
[13] Los británicos disponen hoy en día unos 3.800 millones de barriles de petróleo mientras que Argentina cuenta con unos 2.600 millones.
[14] A su vez, las empresas canadienses Goldcorp Inc. y Yamana Gold cuentan con el 37,5% y el 12,5% respectivamente.
[15] El Bank of America (en castellano: Banco de América) es la banca comercial más grande de los Estados Unidos de América en cuanto a depósitos, y la compañía más grande del mundo en su categoría.
[16] El gobierno local de las Falklands obtendrá el 9% de las ventas, más el 26% de las ganancias de Rockhopper, además de los 375.000 mil dólares anuales que deberá pagar la compañía al fisco cuando ingrese en la etapa de explotación. En esta fase, la licencia -ahora concedida entre 3 y 8 años- puede llegar a extenderse hasta 35 años.
[17] Las otras cuatro compañías continúan explorando en el norte, este y sur del Atlántico Sur. Aunque se han reportado indicios, aun no se ha informado de nuevos hallazgos de hidrocarburos. Las compañías cuentan con seguir asociando más capitales con el fin de continuar su exploración.
[18] El gobierno de Cristina Kirchner adoptó una nueva estrategia frente a Gran Bretaña, en el conflicto de Malvinas. En lugar de concentrarse en la pronta recuperación de la soberanía de las islas, estrategia que quedó postergada a foros internacionales y espacios de integración regional, ahora trata de impedir que las empresas británicas y los habitantes del archipiélago exploten los recursos naturales de esa región. Para tal efecto, el ministro de Asuntos Exteriores, Héctor Timerman, anunció el lanzamiento de un plan de acción contra la exploración de hidrocarburos en las plataformas marítimas de Malvinas. Según el Estado argentino esas operaciones contravienen la resolución 625 de las Naciones Unidas, que llaman a las partes a buscar una solución pacífica al conflicto. La ley 26.659/2010 “prohíbe a los estados nacionales, provinciales y municipales contratar empresas que tienen interés, filiales o conexiones con empresas que se encuentren explorando por hidrocarburos en Malvinas”.
[19] Argentina, junto con Chile, Australia, Nueva Zelanda, y aunque resulte grotesco, Gran Bretaña, Noruega y Francia, comparten reclamos territoriales, bajo el criterio de la investigación y explotación del territorio Antártico.
[20] Tras el desembarco argentino en las Malvinas, también estaba previsto invadir militarmente las islas Picton, Lennox y Nueva y otras hasta atacar al cabo de Hornos, que formaban parte de discusiones territoriales por parte de Argentina y Chile (los planes fueron confirmados por Basilio Lami Dozo, jefe de la Fuerza Aérea Argentina durante la guerra de las Malvinas, en una entrevista a la revista Perfil – http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0420/articulo.php?art=18309&ed=0420-). También Oscar Camilión, último ministro de Relaciones Exteriores de Argentina antes de la guerra (29 marzo 1981 al 11 diciembre 1981), en sus Memorias Políticas, (Editorial Planeta, Buenos Aires, 1999, pag. 281) confirmó los planes de ataque: «Los planes militares eran, en la hipótesis de resolver el caso Malvinas, invadir las islas en disputa en el Beagle. Esa era la decisión de la Armada…». El coste final de la guerra de las Malvinas en vidas humanas fue de 649 militares argentinos, 255 británicos y 3 civiles isleños. Políticamente, la derrota en el conflicto precipitó en Argentina la caída de la Junta Militar que gobernaba el país; en el Reino Unido, la victoria en el enfrentamiento ayudó a que el gobierno conservador de Margaret Thatcher lograra la reelección en las elecciones del año 1983.
[21] Se define como realpolitik («política de la realidad» en alemán) a la política exterior basada en intereses prácticos y necesidades inmediatas y concretas, sin atender a la teoría o la ética como elementos “formadores de políticas”. La realpolitik aboga por el avance en los intereses nacionales de un país de acuerdo a las circunstancias de su entorno, en lugar de seguir principios éticos o teóricos.
[22] Strategic Forecasting, Inc. (StratFor) es una empresa privada estadounidense especializada en servicios de inteligencia y espionaje. Fue fundada en 1996 en Austin (Texas) por el actual director ejecutivo (CEO) George Friedman, quien además ha ocupado los cargos de director general y jefe de inteligencia de la empresa.
[23] WikiLeaks es una organización mediática internacional que publica a través de su sitio web informes anónimos y documentos filtrados con contenido sensible en materia de interés público. Su creador fue Julian Assange y está gestionado por The Sunshine Press.
[24] Brasil tiene en la actualidad un superávit comercial de cerca de 6 mil millones de dólares con Argentina, aunque en enero del presente año, Argentina implementó una serie de nuevas medidas que otorgarán mayor control sobre las importaciones y se teme por parte brasileña que los nuevos requisitos sean utilizados como herramientas para frenar el ingreso de sus mercaderías en el país vecino.
[25] Empresa Brasileira de Aeronáutica S.A. (Embraer) es una fábrica aeronáutica brasileña que fabrica aviones comerciales, militares y ejecutivos. Ha sido el mayor exportador del país entre 1999 y 2001, ocupando siempre alguno de los tres primeros puestos en Brasil. Entre las fábricas aeronáuticas ocupa el tercer puesto a nivel mundial, en cuanto al número de personas que integran su fuerza laboral y la cantidad de entregas anuales de aviones (por detrás de Boeing y Airbus).
[26] Embraer Defense and Security firmó, en abril de 2011, un contrato comercial con la empresa argentina FAdeA, por el cual la empresa argentina pasa a ser responsable de la fabricación de spoilers –placas móviles que complementan el control de las alas– y las puertas del tren de aterrizaje, entre otras partes del KC-390.
[27] Se hace referencia a la decisión de Brasil, Uruguay y Chile, de bloquear el paso de barcos con bandera de las Islas Malvinas a sus puertos. Decisión tomada en diciembre de 2011.
[28] Entrevista con Peter Lee, experto en defensa del King’s College London http://ronaldolivreiro.blogspot.com/2012/01/agora-e-o-governo-ingles-que-usa-as.html
[29] A finales de marzo del presente año, durante el Congreso Portugués de Ciencia Política realizado en Lisboa, el ministro consejero brasileño Paulo Dias Feres dijo en respuesta al embajador paraguayo, quien había enfatizado el apoyo irrestricto de su país a la posición argentina: “Si Argentina decide ir a la guerra, Brasil no va a acompañar. Pero antes haríamos todos los esfuerzos para que tal cosa no ocurra (…). Brasil es un país grande porque no vocifera. Las declaraciones de la presidenta Kirchner, y esto no es una crítica, no ayudan a resolver el conflicto. Brasil tiene excelentes relaciones comerciales con Gran Bretaña y no las va a arriesgar por caprichos ajenos”. Algunos embajadores asistentes consideraron que el pronunciamiento del diplomático se debió a la desubicación de un mal profesional, mientras otros, conocedores de las reglas emanadas desde Itamaraty, sugieren que esta proclama esconde un recado oficial.
[30] A finales del año 2007, Brasil firmó un acuerdo con un contratista de defensa francés para la colaboración en la construcción del primero de los cinco submarinos. Esto vino seguido por un acuerdo (2008) con Argentina para desarrollar conjuntamente los reactores nucleares que darán potencia a los buques. Las autoridades brasileñas han tenido mucho cuidado de que dichos submarinos no sean percibidos como una respuesta hacia posibles amenazas exteriores. Sin embargo, para muchos analistas brasileños, los submarinos son una forma de asegurar los enormes campos de petróleo descubiertos en el país en los últimos años. El ex presidente Lula da Silva, quien encabezó la ofensiva del programa nuclear, dijo antes de dejar su cargo que los submarinos eran “una necesidad para un país que no sólo tiene la costa marítima que tenemos, sino que también tiene la riqueza del petróleo que se descubrió recientemente en las profundidades del mar”.
[31] La doctrina Monroe, se sintetiza en la frase “América para los Americanos”. Fue elaborada por John Quincy Adams y atribuida a James Monroe en el año 1823. Dicha política fue principalmente dirigida hacia las potencias europeas con la advertencia de que los EEUU no tolerarían ninguna interferencia o intromisión en América.
[32] “La presencia de una fuerza militar extranjera en la región es un factor de desequilibrio que nunca es una solución para las controversias“, advirtió Enio Cordeiro, embajador brasileño en Argentina el pasado mes de marzo, en alusión a las tropas británicas acantonadas en las Islas Malvinas.
[33] Brasil tiene dos fundamentos sólidos para ello: el primero, posiblemente el de menos peso, es su envergadura poblacional y económica; el segundo, de peso mayor en el mundo de la realpolik, es su capital político internacional, el cual ha ido incrementándose con el tiempo, mediante una política exterior continuada y adecuadamente estructurada, que podría considerarse como sensata desde un punto de vista convencional (cuyos objetivos son en general congruentes con los recursos de que dispone el país, y bastante legítimos en términos de la difusa normativa universalista a la que, al menos en la retórica, se adhieren la inmensa mayoría de los países). Esta apreciación se sustenta, entre otras cuestiones, en las votaciones favorables que Brasil siempre ha obtenido para ocupar las plazas rotativas en el Consejo y en los bloques que ha generado sistemáticamente en los distintos organismos internacionales con los apoyos de muy diversos países.
[34] http://america.infobae.com/notas/40521-Mercosur-impediran-que-barcos-con-bandera-de-Malvinas-recalen-en-puertos
[35] http://www.sinmordaza.com/noticia/123076-la-oea-avala-decision-del-mercosur-por-malvinas.html
[36] http://www.lagaceta.com.ar/nota/474085/economia/Sugieren-barcos-Malvinas-usen-bandera-britanica-para-entrar-puertos-Mercosur.html
[37] La UE y el Mercosur decidieron en 2010 reanudar las negociaciones -suspendidas durante seis años- para cerrar un acuerdo de asociación, que prevé la liberalización del comercio.
[38] Ninguna de las partes implicadas quiere que las negociaciones se vean afectadas por las elecciones presidenciales francesas, uno de los países donde hay más resistencia a un acuerdo, principalmente a una apertura en el sector agrícola, el que más interesa a los países del MERCOSUR.
[39] El Mercado Común del Sur (MERCOSUR) es un bloque subregional integrado por Argentina, Brasil, Paraguay, y Uruguay. Venezuela se encuentra en proceso de ser miembro pleno, únicamente pendiente por la ratificación del congreso paraguayo. Además dispone del estatus de países asociados, donde están Bolivia, Chile, Colombia, Perú, y Ecuador, además de México en calidad de observador. El MERCOSUR fue creado el 26 de marzo de 1991 con la firma del Tratado de Asunción, estableciendo: “La libre circulación de bienes, servicios y factores productivos entre países, el establecimiento de un arancel externo común y la adopción de una política comercial común, la coordinación de políticas macroeconómicas y sectoriales entre los Estados partes y la armonización de las legislaciones para lograr el fortalecimiento del proceso de integración.”
[40] El 19 de enero del presente año, Samuel Pinheiro Guimarães (prestigioso escritor y diplomático brasileño) fue designado Alto Representante General de Mercosur.
[41] Pinheiro Guimarães, Samuel. “A América do Sul em 2022”. Carta Maior. 26-07-2010. http://www.cartamaior.com.br/templates/materiaMostrar.cfm?materia_id=16822&boletim_id=736&componente_id=12288
[42] La organización Global Trade Alert indicaba en agosto del pasado año que Argentina es la nación que lidera el ranking de países con proteccionismo, sumando 140 medidas proteccionista (superando a Rusia, India o los EEUU).
[43] La ayuda o colaboración chilena con Gran Bretaña consistió en suministro de información. Dicha información consistía en los movimientos de tropas y despegues de aviones desde el continente hacia las islas y la llegada nuevamente de los mismos, lo cual era recogido por algunos aviones chilenos y por puestos desplegados en la frontera delimitada por la cordillera. Esos datos eran enviados a Santiago de Chile y luego determinados comandantes de la Fuerza Aérea lo hacía a sus superiores con dispositivos de alta tecnología para la época. Esta ayuda fue recompensada por los británicos con aviones Hawker Hunters, un radar de larga distancia, misiles antiaéreos, aviones Camberra de reconocimiento fotogramétrico a gran altura y también bombarderos.
[44] El propio general argentino Leopoldo Galtieri al comenzar la guerra de las Malvinas dijo: “este es sólo el primer paso, luego se recuperarán los demás lugares que le pertenecen al país.”
[45] La futura escasez de recursos hídricos mundiales hacen de las Islas Falklands una importante plataforma de proyección hacia el ámbito geopolítico mundial. Las islas no deben ser vistas desde una óptica “asilada”, dado que constituyen un espacio territorial sobre el que se sostienen las recientes reclamaciones británicas sobre ciertos límites en la plataforma continental antártica.
[46] El 10% de la población más rica del conjunto de la OCDE recibía unas nueve veces más ingresos que el 10% más pobre al terminar la pasada década, mientras que a mediados de los ochenta la diferencia era de unas siete veces. En ese periodo, la crisis económica ha tenido impactos generalizados en los países de la OCDE. En concreto en 24 de los 33 miembros del conocido como el “Club de los países desarrollados”, sucediendo esto en Estados que tenían mayor tradición igualitaria como era el caso de Alemania, Dinamarca o Suecia. En Chile, los grupos acomodados ganan 27 veces más que los pobres.
[47] Cita de José Rodríguez Elizondo, director del Programa de Relaciones Internacionales de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile y columnista del diario chileno La Segunda.
[48] Trotsky, León. México y el imperialismo británico (1938). Centro de Estudios, Investigaciones y Publicaciones “León Trotsky” de Argentina. Marxists Internet Archive, 2000. http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1930s/latin2.htm
[49] Se denomina “Informe Rattenbach” al documento resultante del trabajo de la comisión creada bajo el gobierno de Reynaldo Bignone, cuyo objetivo fue la evaluación y análisis del desempeño de las fuerzas armadas durante la Guerra de las Malvinas. El informe fue hecho público en 1983 por el Presidente Raúl Alfonsín. El 25 de enero de 2012, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció la creación de una “comisión que proceda a la apertura y conocimiento público del Informe Rattenbach“. El 7 de febrero de ese mismo año, se anunció el levantamiento del secreto sobre dicho informe mediante un decreto que creó una comisión para su análisis, cual está integrada, entre otros, por el hijo del Teniente General (R) Benjamín Rattenbach.
[50] Cabe recordar que ya Lenin defendió el derecho de autodeterminación de las naciones, aunque subordinándolo a la lucha de clases. Cuando los bolcheviques alcanzaron el poder tras la Revolución de octubre, el principio de autodeterminación se proclamó oficialmente en la Declaración de Derechos de los Pueblos de Rusia –el 15 de noviembre de 1917-, condición por la cual se reconoció la independencia de Finlandia. Poco después, la Constitución de 1924 de la Unión Soviética fue vanguardista en este sentido, siendo la primera en el mundo que reconoció este derecho para sus repúblicas, aunque no para las regiones autónomas. Su escasa evolución posterior en la URSS tiene que ver con las derivas del proceso revolucionario hacia el estalinismo.
[51] Definición de la política realizada por el filósofo, matemático, jurista, bibliotecario y político alemán Gottfried Wilhelm Leibniz (1646 – 1716).
[52] Según esta doctrina, si bien se reconoce que China constituye un sólo país, bajo el régimen de la República Popular China, se acepta que dentro de ese Estado chino unificado coexistan sistemas económicos y políticos diferentes en determinadas zonas, inclusive manteniendo el capitalismo en ciertas regiones del país en paralelo a un el sistema comunista en transición a finales de los años noventa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario