jueves, 8 de junio de 2017

“La sociedad ecuatoriana sigue tremendamente desequilibrada a favor de sus sectores privilegiados”

Decio Machado (Foto de Archivo)
Entrevista telefónica con Decio Machado realizada desde Bogotá por Ángela Pastor de la Revista Estudiantil Oveja Negra

Aunque ha transcurrido poco tiempo desde la investidura del presidente Lenin Moreno en Ecuador, ¿podrías hacernos una valoración respecto hacia donde apuntan las primeras medidas adoptadas por el nuevo gobierno?

Decía Jorge Luis Borges que el tiempo es la sustancia de la que hemos sido creados. En este sentido el nuevo gobierno apenas está en fase de creación y no da aun para hacer una valoración mínimamente seria al respecto. Estamos apenas en la fase de las declaraciones simbólicas y la teatralización política, en todo caso sí parece que a diferencia de su antecesor este gobierno busca enfocarse en los problemas centrales que vive el país. Démosles al menos los cien primeros días para valorar su políticas…

¿Te parece que eso de abordar los problemas centrales del país por parte del Ejecutivo es un cambio respecto al correísmo?

El correísmo construyó un relato que, inicialmente exitoso, se mantuvo estático durante una década lo cual derivó en que este ya no se ajustara a la realidad actual que vive del país. Consecuencia de lo anterior el régimen perdió su capacidad de convicción ante el grueso de la sociedad, lo que les llevó a reducir su estrategia en torno al miedo. Fruto de este agotamiento político nace el discurso poco funcional al que hemos asistido durante sus últimos años respecto a la amenaza de una restauración conservadora o el riesgo de una vuelta al pasado. La consecuencia de todo esto se evidenció en el reciente proceso electoral, donde Alianza PAIS sumó menos del 30% de voto sobre el conjunto del censo electoral en la primera vuelta.

Siguiendo a los medios de comunicación ecuatorianos parece ser que el problema central en el país es la corrupción. ¿Institucionalizó el correísmo la corrupción?

El sensacionalismo mediático nació a finales del siglo XIX consecuencia de una disputa por cuotas de mercado entre dos magnates rivales, William Randolph Hearst y Josep Pulitzer, dueños de las dos cadenas de periódicos mas poderosas de los Estados Unidos. Si a eso le sumas la tendencia actual hacia la coprofilia existente en muchos medios de comunicación convencionales pues ya tienes un coctel de combinación perfecta.

Ecuador esta en el mismo estándar alto de corrupción que la mayoría de los países latinoamericanos, donde el cohecho, el soborno, la falta de transparencia en el manejo de los recursos del Estado, los negocios entre empresas y funcionarios, el enriquecimiento ilícito y los sobreprecios en la contratación pública son lamentablemente una lógica cotidiana. La corrupción en Ecuador no nace con el correísmo, en todo caso si escandaliza el cinismo de estos últimos diez años durante el cual se nos vendió el discurso de la construcción de una supuesta nueva sociedad y una ruptura civilizatoria hacia el Buen Vivir.

Ahora bien dado que eres estudiante universitaria, si quieres con rigurosidad intelectual hablar de verdad sobre los problemas centrales del Ecuador deberíamos entonces hablar de los problemas que derivan de una sociedad que tras diez años de discurso supuestamente revolucionario sigue estando tremendamente desequilibrada a favor de sus sectores privilegiados.

¿Y el hecho de que el presidente Moreno firmase recientemente un decreto para constituir un Frente de Transparencia y Lucha contra la Corrupción no te parece un avance?

El ex presidente Correa durante sus últimos años de gestión construyó un discurso que pretendió naturalizar la corrupción. Se nos dijo en primer lugar que se trataba de hechos aislados y en un segundo momento que este tipo de actos ilícitos forman parte de la naturaleza humana. Fruto de la presión social el presidente Moreno ha tenido que tomar cartas en el asunto poniendo en marcha esta estrategia nacional por la transparencia y la lucha contra la corrupción, lo que viene a significar una ruptura con el momento anterior, pues reconoce la existencia de un problema de gran envergadura e implícitamente reconoce también el fracaso de esto que el correísmo llamó revolución ética y que la sociedad ecuatoriana nunca llegó a ver por ningún lado.

El oficialismo enfrenta con esto un gran reto, pues para que un partido de gobierno salpicado por la corrupción se convierta en adalid de la regeneración política institucional hace falta una importante catarsis interna que nunca es fácil de hacer.

¿Caerá el vicepresidente Jorge Glas?

Desde mi punto de vista políticamente está acabado, fue una rémora durante la campaña electoral y en estos mundos se prima la imagen… Es posible que se vea obligado a renunciar, aunque creo que el gobierno intenta imponer sus tiempos y no someterse a los de la oposición. En todo caso, el mantenimiento de su puesto está sujeto a las diversas disputas actualmente existentes al interior del oficialismo.

El frente político del gobierno está llamando al diálogo a los sectores sociales con los que antes el presidente Correa había tenido conflictos. ¿Qué valoración haces sobre esto?

Toda definición de identidad parte de la diferencia y eso es el principio estratégico básico sobre el que se articuló la narrativa neopopulista durante el llamado ciclo progresista. En Ecuador esta circunstancia asumió elevados grados de irracionalidad y desgaste político, pues terminaron abriéndose frentes paralelos de conflictos con la prensa, los sectores productivos, los sindicatos, el movimiento indígena e incluso con sectores políticos que en algún momento fueron sus aliados. Entiendo que el presidente Lenín Moreno busca recuperar la iniciativa política y el sentido común perdido por el correísmo en su última fase, superando así el estadio anterior mediante la generación de diálogos que permitan cicatrizar heridas que en muchos casos fueron innecesarias.

Decio Machado (Foto de Archivo)
 ¿Y puede un gobierno llegar a consensos con todos los actores sociales que articulan la complejidad de una sociedad moderna?

Evidentemente no, la estrategia del actual gobierno tiene un sostén meramente transitorio y más temprano que tarde serán visibles sus contradicciones. Voy a significar de forma breve y con tan solo dos ejemplos lo que intento decir.

Los últimos años de la era Correa han dejado al país en una condición económica realmente difícil, siendo una parte de esa responsabilidad culpa de la gestión gubernamental y otra derivada de factores exógenos. Escasos de liquidez e inmersos en una política de endeudamiento, en la actualidad el Estado está imposibilitado de ejercer su rol anterior como dinamizador de la economía nacional. Esto conllevó a que el nuevo gabinete de ministros tenga un sesgo marcadamente pro-empresarial, lo cual en diálogo con una patronal que demanda abaratamiento de costos en la producción a través de la congelación salarial y la flexibilización laboral conllevará conflictos con lo que queda de tejido sindical.

De igual manera, la CONAIE hoy mantiene una campaña sostenida por la amnistía de las y los líderes sociales que han sido criminalizados por sus resistencias a las políticas extractivas. Sin embargo el nuevo gobierno mantiene una apuesta por la continuidad de dichas políticas, nombrando como ministro de Hidrocarburos a un profesional vinculado a una corporación estadounidense que es el segundo proveedor más grande de servicios petroleros a nivel mundial y que se convirtió en la mayor operadora del fracking del planeta.

Indudablemente gobernar es complejo y gestionar estas contradicciones requiere de mucha inteligencia política, lo normal es que a la larga estallen conflictos derivados de intereses antagónicos.

¿Qué valoración haces de la estrategia opositora frente al nuevo gobierno?

Mi lectura personal es que la victoria electoral de Lenín Moreno fue más que el fruto de una disputa con base en la correlación de fuerzas, el fruto de una disputa con base en una correlación de debilidades. El nuevo gobierno es consciente que tras su ajustadísimo triunfo lo que ha conseguido es ganar tiempo y es ahora cuando le toca readecuarse al cambio de ciclo. No tiene otra opción, pues mantenerse políticamente en los ámbitos de las fuerzas residuales de Alianza PAIS le llevaría tan solo a gestionar la curva descendente de una hegemonía en declive.

En ese marco de debilidades, las diferentes realidades opositoras existentes le ayudan mucho pues carecen de estrategias políticas sólidas. En estos momentos los alaridos opositores, tanto del ala de la derecha como los que se autodefinen “izquierda”, apenas son capaces de hilar algunas consignas enmarcadas en la corrupción o su desconfianza respecto al dinero electrónico. En realidad muy poca cosa a la hora de proponer políticas públicas alternativas.

Evidentemente es una cuestión de tiempo que las estrategias conservadoras se rearmen en base a los errores que pueda ir cometiendo en nuevo gobierno.

¿Y la izquierda?

Mira para ser sincero, considero que hay una banalización del debate político en la izquierda ecuatoriana. Consecuencia de ello y hablando en términos electorales, las coaliciones de partidos y organizaciones progresistas tanto en el año 2013 como en el 2017 fueron incapaces de proponer un modelo de sociedad o país mínimamente convincente al conjunto de la ciudadanía. Sus discursos han estado más basados en cuestiones hepáticas respecto al correísmo que en la conformación de propuestas, ideas y modelos organizativos capaces de incorporar a sectores sociales no necesariamente conformados en las lógicas cultural-militantes de donde provenimos. Esta irracionalidad les llevó apoyar a Guillermo Lasso en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, reactualizando así el pensamiento de Goethe cuando indicaba que contra la estupidez hasta los dioses luchan en vano.

Para terminar, ¿crees que esta actitud de la izquierda cambie ya sin Correa en el Palacio de Carondelet?

No comparto la tesis de que el estado actual de la izquierda sea la consecuencia de que Correa les quitó las banderas o que reprimió a dirigentes y organizaciones. Siendo lo anterior verdad, ese discurso me suena al que hacen los malos estudiantes cuando te dicen que repitieron nivel porque el examen había sido muy difícil.

La izquierda ecuatoriana actual carece de ideas frescas, de capacidad discursiva, de estrategias para afrontar nuevas formas de intervención política, de un modelo de organización política alternativa y de regeneración en sus liderazgos. Esos son los nuevos retos políticos que deben ser afrontados en este período. Todo ello en una coyuntura como la actual donde tras diez años de correísmo ir por la vida con la etiqueta izquierda en el pecho quedó vacío de contenido. El oficialismo es el único que ha entendido esto, motivo por lo cual cuando le preguntan al presidente Lenín Moreno por su ideología este se limita a responder que su ideología es el Ecuador.







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