domingo, 17 de marzo de 2013

La Venezuela que hereda Nicolás Maduro


Por Decio Machado // Quito (Ecuador)

Para el periódico Diagonal www.diagonalperiodico.net

El Consejo Nacional Electoral (CNE), a través de su titular, Tibisay Lucena, anunció el pasado 10 de marzo en Caracas, la celebración de elecciones presidenciales el próximo 14 de abril.

Para la mayoría de analistas de la región, dicha campaña comenzó en realidad el pasado 5 de marzo, fecha en la que falleció el presidente Hugo Chávez. Quizás por ello, no ha habido acto de homenaje al difundo líder que no fuera presidido por Nicolás Maduro, lo que ha servido para posicionarle como sucesor del fallecido mandatario. 

El régimen tiene prisas por estabilizar cuanto antes la situación. Así lo considera, Olga Ulianova, académica de la Universidad de Santiago de Chile, quien afirma que al chavismo le interesa que los comicios sean cuanto antes, con el fin de aprovechar la ola de simpatía con el régimen que se ha generado a raíz de la muerte de su líder. “Chávez, lo juro, mi voto es pa’ Maduro!”, ha sido la consigna posicionada por el régimen durante toda la semana siguiente a la muerte del mandatario.

Maduro dijo, al presentar su candidatura ante el CNE, que votar por él será hacerlo por Hugo Chávez, cuyo nombre utilizará como denominación de su comando de campaña. Pero “el candidato no es Maduro, el candidato es Chávez y eso hay que tenerlo claro. La simbología es Chávez, y se vota por Maduro por su juramento de serle fiel”, manifiesta el consultor político Edgard Gutiérrez.

El gobierno nacional aprovechó el “efecto luto”, a la par que entre sus distintas fracciones han cerrado filas, lo que les ha permitido reinterpretar a piacere la Constitución, invistiendo a Maduro como presidente “encargado” con todas las prerrogativas de un presidente electo.

Parece evidente que el actual presidente en funciones ganará las próximas elecciones, pues lo elegirán los votos de Chávez, lo que a su vez le convierte en el principal foco de las tensiones que pudieran estar por llegar.

¿Tiene futuro el chavismo sin Chávez?

Según Juan José Gómez, analista venezolano, “es muy probable que el proceso de cambios sufra un reversión total o por lo menos una desaceleración importante que lo hará inviable con el pasar del tiempo”. Gómez considera que “no existe una estructura que le permita al pueblo asumir las riendas de los espacios que supuestamente ha conquistado”, quedando a merced de una burocracia que se ha sustituido a la antigua clase dirigente adeco copeyana, “perfeccionando las nefastas prácticas que corrompieron a toda la estructura del estado”.

“Los cambios reales se visualizarán a corto y a largo plazo”, afirma Ulianova, quien considera que los apoyos al régimen son muy diversos. Entre ellos destacan las Fuerzas Armadas, quienes se mantienen fieles al gobierno al estar “cuadradas con el proyecto desarrollista”. De igual manera, “hay un importante aparato estatal, que no son solamente burócratas, sino trabajadores en las funciones más diversas de las empresas estatales, que están interesados en la continuidad del régimen”. Sin embargo, si el nuevo gobierno no es capaz de mantener la redistribución de riqueza generada por el chavismo, “se pueden crear espacios de descontento” y “deslegitimación del régimen”.

Oscar Lucién, docente de la Universidad Central de Venezuela, opina que “Maduro deberá tratar de abrirse camino primero cobijándose bajo su sombra y luego llevándola a cuestas", y considera que al interior del PSUV, el delfín del régimen es catalogado cómo un dirigente sin talante político, carente de estrategia y carisma.   

Habrá problemas para mantener la unidad, afirma el sociólogo chileno Patricio Navia, pues “el chavismo se ha sostenido sobre todo en la acción del Estado más que en una organización partidaria como el PSUV. Dentro del chavismo conviven muchos grupos entre los que destacan IPC, Juan Bimba, CRV, Vanguardia Bicentenaria, MEP, UPV, PPT, Podemos, Tupamaro, NCR, PRT, Redes y PCV”.

Es un hecho para los conocedores de la política venezolana, que algunas de las fuerzas aliadas al régimen en la actualidad discuten sobre la posibilidad de tener su propia autonomía y defender sus tesis al margen de los lineamientos del régimen. Este el caso del Partido Comunista, quien respecto a las últimas acciones del régimen, manifiesta a través de su secretario general Oscar Figuera: “planteamos nuestra preocupación por las medidas económicas que han comenzado a aplicarse y que afectan al pueblo, no atienden los problemas del modelo económico, ni apuntan a su transformación”.

Tras su previsible triunfo electoral, Maduro deberá sortear tres grandes retos para conservar el respaldo popular y la legitimidad al interior de la alianza chavista: mantener y mejorar las condiciones de vida de los venezolanos ante una situación económica preocupante; definir el uso de los recursos petroleros para financiar sus programas sociales al interior del país; y renegociar la deuda contraída con China. Respecto a lo último, cabe reseñar que Venezuela ha contraído créditos con el gigante asiático por un valor superior a 40 mil millones de dólares desde el 2008 hasta la fecha.

Cuando las tensiones políticas afloren al interior del chavismo -situación que deberá ser paliada en parte a través del reparto de poderes en el futuro gobierno-, es fácil que veamos conflictos entre los diversos sectores del régimen. Será entonces, cuando las FFAA buscarán ubicarse según intereses internos, políticos y materiales. Quizás por ello, Maduro los ha incorporado a lo que ahora llama “La Dirección Político Militar de la Revolución Bolivariana”, condición a la que Chávez nunca se refirió.

La situación no será fácil para un gobierno que, si bien va a ganar las elecciones, no va a contar con la legitimidad y autoridad que con anterioridad ejercía el difundo presidente Hugo Chávez.

La muerte de Chávez en el contexto de la integración regional

La muerte del presidente Chávez plantea serios cuestionamientos sobre el proceso de integración regional: Chávez incidió notablemente en los proyectos de integración latinoamericana.
Venezuela ha sido precursor de la ALBA, de la UNASUR y de la CELAC, todas ellas propuestas que buscan desplazar a viejas organizaciones de perfil pro estadounidenses como la OEA.

La situación actual conlleva la necesidad de que el gobierno Rousseff asuma el papel de líder regional, que parece haber evitado en medio del complejo panorama político latinoamericano, si bien su liderazgo conlleva también el riesgo de supeditación del resto de países de la región a las lógicas sub-imperiales que emanan de la emergente potencia brasileña: posicionamiento de sus transnacionales, de sus necesidades energéticas y infraestructuras adecuadas exclusivamente a sus interés comerciales.

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