sábado, 9 de marzo de 2013

¿Hugo Chávez: el último libertador?


Por Decio Machado / Caracas (Venezuela) - Quito (Ecuador)
Para el periódico Diagonal
www.diagonalperiodico.net


Decio Machado 
Caracas (Venezuela) / Quito (Ecuador)

Mientras todavía se forman filas de miles de personas ante la capilla ardiente instalada en la Academia Militar de Caracas para dar su último homenaje al fallecido presidente Hugo Chávez, su segundo de abordo, Nicolás Maduro, anunciaba que su cuerpo será embalsamado “para que quede expuesto eternamente”. Maduro, actual presidente encargado, sentenciaba: “Así como está Ho Chi Min, como está Lenin, como está Mao Tse Tung quedará el cuerpo de nuestro comandante”. Y es que las innumerables muestras de emoción popular que la muerte del mandatario venezolano sigue despertando en toda América Latina, lo sitúan en la órbita de la tradición caudillista latinoamericana liderada por Simón Bolívar.

Los orígenes del proceso

Hugo Rafael Chávez Frías llegó al poder tras haber ganado los comicios presidenciales de 1998, no sin antes haber protagonizado un frustrado golpe de Estado en 1992, por el cual tuvo que pagar dos años de cárcel hasta ser indultado más tarde por el entonces presidente Rafael Caldera, a quien remplazaría tras ganar las antes mencionadas elecciones.

El economista venezolano Enzo del Búfalo recuerda el origen de la debacle venezolana y las condiciones que permitieron al ascenso Chávez al Palacio de Miraflores, sede de la presidencia: “El sistema, que inicialmente permitió un considerable ascenso social basado en la redistribución del ingreso petrolero a través del Estado, permitiendo el crecimiento de la clase media y la urbanización en la base de un sistema político estable, cambió a partir de los '80 a consecuencia de las dos crisis petroleras”. Búfalo hace referencia a las dos décadas de penuria que vivió Venezuela antes de Chávez: “La inversión en Venezuela comenzó a decrecer, y lo mismo pasó con el salario real. Fueron prácticamente veinte años de descenso sistemático y permanente”. 

En estas condiciones, el discurso antisistémico enarbolado por el entonces aspirante presidencial caló en amplios sectores populares. En los comicios electorales del 6 de diciembre de 1998, Chávez se erigía como el presidente electo de Venezuela con el segundo mayor porcentaje de voto popular en cuatro décadas. Desde entonces hasta hoy y tras varios plebiscitos ganados, el difunto líder venezolano se posicionó como la principal voz antiimperialista del continente. 

Un balance

Según el analista político peruano Carlos Jorge Rodríguez Dussán, “Chávez inconscientemente logro revelar a lo largo de nuestro continente, la brecha moral que existe entre nuestras poblaciones. Quienes lo odiaron con pasión, se aferraban a la noción de su supuesta dictadura y la falta de libertades individuales, mientras que obviaban sus campañas para erradicar la miseria y brindar más oportunidades de enseñanza”. 

Sin embargo, no se puede obviar que a pesar de los logros en materia de disminución de la pobreza del régimen chavista, la economía venezolana pasa por momentos difíciles y la inseguridad ha alcanzado niveles preocupantes. El llamado “socialismo del siglo XXI”, no es más que la reestructuración de las prioridades del Estado, enfocando su esfuerzo en la erradicación de la pobreza dentro de un sistema de mercado que continua actuando con fines de lucro.

Esta tesis es refrendada por el académico Steve Eller, de la Universidad de Oriente, cuando indica que “la experiencia venezolana presenta buenos resultados en lo social y debilidades en materia productiva. Mientras que se ha incorporado a muchos de los anteriormente excluidos, se han diversificado las relaciones tecnológicas y comerciales, y hay un mayor control nacional de la esfera económica, no se ha logrado incrementar la producción a pesar de las ganancias petroleras y se ha avanzado lentamente en la institucionalización”. 

Chávez en el contexto latinoamericano

Para la analista política Patricia Barba Ávila, “Chávez vino a inaugurar una etapa distinta tanto en la tarea gubernativa en su país como en la mística que une a Venezuela con el resto de las naciones (…), transformado al líder de la revolución bolivariana en uno de los estadistas latinoamericanos más queridos y admirados, pero también en uno de los más perseguidos, vilipendiados y atacados, junto con Fidel Castro”.

La Venezuela chavista ha mantenido alianzas estratégicas, políticas y solidarias con otros gobiernos, no sólo desde la identificación ideológica, sino también porque sus petrodólares han ido en parte hacia esos países en forma de subsidios y cooperación, con exportaciones petroleras valoradas fuera de la lógica de mercado.

En este sentido Cuba es el principal ejemplo de la política exterior bolivariana. La isla recibe 92.000 barriles diarios de crudo venezolano que cubren la mitad de sus necesidades, por un valor de 3.200 millones de dólares al año. La mitad de dicha factura se paga mediante trueque, a través de las prestaciones realizadas por médicos, educadores y otros asesores que ofrecen servicios en Venezuela, siendo el resto transferido en créditos a 25 años con un interés del 1%. En el caso de Nicaragua, principal aliado de Venezuela en Centroamérica, recibe casi la totalidad de sus 12 millones de barriles anuales, por un valor de 1.200 millones de dólares, los cuales son pagados la mitad por adelantado y el resto financiado a 23 años con un interés del 2% anual. República Dominicana es otro de los beneficiarios de la estrategia geopolítica chavista en el Caribe, recibiendo el 40% de su consumo a través de Petrocaribe, con un ahorro anual de 400 millones de dólares al año. Jamaica, país en quiebra técnica con una deuda externa de 140% de su PIB, recibe también dos terceras partes de su crudo a través de Petrocaribe, con claras condiciones preferenciales respecto al sistema de pago.

Anthony Bryan, investigador del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington, considera que la actuación de Petrocaribe -alianza petrolera entre países caribeños y Venezuela-, "salvó a varias de estas economías de un colapso seguro". 

Dicha solidaridad no se desarrolló solo con los países caribeños. El analista argentino Juan José Concha recuerda como “en un momento crítico para el país y cuando la soledad internacional pegaba fuerte, el gobierno chavista compró títulos argentinos que le significaron a Kirchner un balón de oxígeno financiero”.

El investigador chileno Fernando García Naddaf indica al ser cuestionado sobre la influencia bolivariana en el continente que “muchas cosas del modelo chavista van a empezar a permear nuestra sociedad y a ser recogidas por movimientos sociales locales. Temas como la Asamblea Constituyente, el latinoamericanismo, la unión comunal y la autogestión, y entre medio está esa vertiente humanista dentro de la cual él propio Chávez se autodefine”.

De igual manera opina Rodríguez Dussan, “la muerte de Hugo Chávez ha impactado e impactara por semanas, y hasta años, a toda Latinoamérica. Sus intentos por unificar la región en un bloque comercial y político demostró la capacidad latinoamericana de competir con los tradicionales bloques de poder”.

En esa línea, el diplomático mexicano Walter Astlé-Burgos, asevera que la influencia venezolana “fue mucho más allá de su entorno geográfico inmediato, acercándose a Rusia, a Bielorrusia, a Irán, a Siria y a China. De igual manera, y como Cuba perdió liderazgo en los asuntos regionales e internacionales con el retiro de Fidel Castro de la palestra, Chávez llenó ese vacío”. 

En todo caso, queda como borrón grave de la política exterior de Chávez, sus alianzas con dictadores del Medio Oriente, lo cual le ha restado credibilidad a su reiterado amor por la libertad y emancipación de los pueblos.


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