domingo, 17 de marzo de 2013

La Venezuela que hereda Nicolás Maduro


Por Decio Machado // Quito (Ecuador)

Para el periódico Diagonal www.diagonalperiodico.net

El Consejo Nacional Electoral (CNE), a través de su titular, Tibisay Lucena, anunció el pasado 10 de marzo en Caracas, la celebración de elecciones presidenciales el próximo 14 de abril.

Para la mayoría de analistas de la región, dicha campaña comenzó en realidad el pasado 5 de marzo, fecha en la que falleció el presidente Hugo Chávez. Quizás por ello, no ha habido acto de homenaje al difundo líder que no fuera presidido por Nicolás Maduro, lo que ha servido para posicionarle como sucesor del fallecido mandatario. 

El régimen tiene prisas por estabilizar cuanto antes la situación. Así lo considera, Olga Ulianova, académica de la Universidad de Santiago de Chile, quien afirma que al chavismo le interesa que los comicios sean cuanto antes, con el fin de aprovechar la ola de simpatía con el régimen que se ha generado a raíz de la muerte de su líder. “Chávez, lo juro, mi voto es pa’ Maduro!”, ha sido la consigna posicionada por el régimen durante toda la semana siguiente a la muerte del mandatario.

Maduro dijo, al presentar su candidatura ante el CNE, que votar por él será hacerlo por Hugo Chávez, cuyo nombre utilizará como denominación de su comando de campaña. Pero “el candidato no es Maduro, el candidato es Chávez y eso hay que tenerlo claro. La simbología es Chávez, y se vota por Maduro por su juramento de serle fiel”, manifiesta el consultor político Edgard Gutiérrez.

El gobierno nacional aprovechó el “efecto luto”, a la par que entre sus distintas fracciones han cerrado filas, lo que les ha permitido reinterpretar a piacere la Constitución, invistiendo a Maduro como presidente “encargado” con todas las prerrogativas de un presidente electo.

Parece evidente que el actual presidente en funciones ganará las próximas elecciones, pues lo elegirán los votos de Chávez, lo que a su vez le convierte en el principal foco de las tensiones que pudieran estar por llegar.

¿Tiene futuro el chavismo sin Chávez?

Según Juan José Gómez, analista venezolano, “es muy probable que el proceso de cambios sufra un reversión total o por lo menos una desaceleración importante que lo hará inviable con el pasar del tiempo”. Gómez considera que “no existe una estructura que le permita al pueblo asumir las riendas de los espacios que supuestamente ha conquistado”, quedando a merced de una burocracia que se ha sustituido a la antigua clase dirigente adeco copeyana, “perfeccionando las nefastas prácticas que corrompieron a toda la estructura del estado”.

“Los cambios reales se visualizarán a corto y a largo plazo”, afirma Ulianova, quien considera que los apoyos al régimen son muy diversos. Entre ellos destacan las Fuerzas Armadas, quienes se mantienen fieles al gobierno al estar “cuadradas con el proyecto desarrollista”. De igual manera, “hay un importante aparato estatal, que no son solamente burócratas, sino trabajadores en las funciones más diversas de las empresas estatales, que están interesados en la continuidad del régimen”. Sin embargo, si el nuevo gobierno no es capaz de mantener la redistribución de riqueza generada por el chavismo, “se pueden crear espacios de descontento” y “deslegitimación del régimen”.

Oscar Lucién, docente de la Universidad Central de Venezuela, opina que “Maduro deberá tratar de abrirse camino primero cobijándose bajo su sombra y luego llevándola a cuestas", y considera que al interior del PSUV, el delfín del régimen es catalogado cómo un dirigente sin talante político, carente de estrategia y carisma.   

Habrá problemas para mantener la unidad, afirma el sociólogo chileno Patricio Navia, pues “el chavismo se ha sostenido sobre todo en la acción del Estado más que en una organización partidaria como el PSUV. Dentro del chavismo conviven muchos grupos entre los que destacan IPC, Juan Bimba, CRV, Vanguardia Bicentenaria, MEP, UPV, PPT, Podemos, Tupamaro, NCR, PRT, Redes y PCV”.

Es un hecho para los conocedores de la política venezolana, que algunas de las fuerzas aliadas al régimen en la actualidad discuten sobre la posibilidad de tener su propia autonomía y defender sus tesis al margen de los lineamientos del régimen. Este el caso del Partido Comunista, quien respecto a las últimas acciones del régimen, manifiesta a través de su secretario general Oscar Figuera: “planteamos nuestra preocupación por las medidas económicas que han comenzado a aplicarse y que afectan al pueblo, no atienden los problemas del modelo económico, ni apuntan a su transformación”.

Tras su previsible triunfo electoral, Maduro deberá sortear tres grandes retos para conservar el respaldo popular y la legitimidad al interior de la alianza chavista: mantener y mejorar las condiciones de vida de los venezolanos ante una situación económica preocupante; definir el uso de los recursos petroleros para financiar sus programas sociales al interior del país; y renegociar la deuda contraída con China. Respecto a lo último, cabe reseñar que Venezuela ha contraído créditos con el gigante asiático por un valor superior a 40 mil millones de dólares desde el 2008 hasta la fecha.

Cuando las tensiones políticas afloren al interior del chavismo -situación que deberá ser paliada en parte a través del reparto de poderes en el futuro gobierno-, es fácil que veamos conflictos entre los diversos sectores del régimen. Será entonces, cuando las FFAA buscarán ubicarse según intereses internos, políticos y materiales. Quizás por ello, Maduro los ha incorporado a lo que ahora llama “La Dirección Político Militar de la Revolución Bolivariana”, condición a la que Chávez nunca se refirió.

La situación no será fácil para un gobierno que, si bien va a ganar las elecciones, no va a contar con la legitimidad y autoridad que con anterioridad ejercía el difundo presidente Hugo Chávez.

La muerte de Chávez en el contexto de la integración regional

La muerte del presidente Chávez plantea serios cuestionamientos sobre el proceso de integración regional: Chávez incidió notablemente en los proyectos de integración latinoamericana.
Venezuela ha sido precursor de la ALBA, de la UNASUR y de la CELAC, todas ellas propuestas que buscan desplazar a viejas organizaciones de perfil pro estadounidenses como la OEA.

La situación actual conlleva la necesidad de que el gobierno Rousseff asuma el papel de líder regional, que parece haber evitado en medio del complejo panorama político latinoamericano, si bien su liderazgo conlleva también el riesgo de supeditación del resto de países de la región a las lógicas sub-imperiales que emanan de la emergente potencia brasileña: posicionamiento de sus transnacionales, de sus necesidades energéticas y infraestructuras adecuadas exclusivamente a sus interés comerciales.

viernes, 15 de marzo de 2013

“Lo que estamos viviendo acá es un proceso de adaptación del capitalismo a un momento postneoliberal"


Por Roberto del Canto

Publicado por Revista Exarchía, 12 de marzo de 2013

ECUADOR Y AMÉRICA LATINA: COYUNTURA POLÍTICA Y PERSPECTIVAS

Charlamos con Decio Machado en el popular barrio de La Floresta de la ciudad de Quito. Militante en el pasado de la izquierda extraparlamentaria española y el anarcosindicalismo, Decio se define como un enamorado de América Latina, donde lleva viviendo los últimos 8 años de manera continuada. Periodista cofundador de Diagonal, ha trabajado en proyectos de cooperación en Centroamérica desde Chiapas hasta Nicaragua, pasando por Guatemala, El Salvador y Honduras. Ha realizado trabajos como asesor de campaña electoral del Polo Democrático Alternativo en Colombia y, posteriormente, como asesor multidisciplinar de Rafael Correa en la República de Ecuador entre los años 2007 y 2010. Más recientemente, ha trabajado con el candidato presidencial Alberto Acosta y la candidatura electora de la Unidad Plurinacional de las Izquierdas en las recientes elecciones presidenciales y legislativas ecuatorianas de febrero de 2013.

-¿Cuáles son los orígenes del proceso ecuatoriano de la Revolución Ciudadana y de Rafael Correa?

-El proceso ecuatoriano hay que entenderlo en el marco latinoamericano en general; no es independiente. Hay una lógica común que se da desde la asunción del poder en 1998 del recientemente fallecido Hugo Chávez en Venezuela, y nace una tendencia regional que ha ido llevando a gobiernos de diferentes perfiles, pero en líneas generales de carácter progresista, a las poltronas presidenciales de la mayoría de los países de Sudamérica. Correa no proviene de las luchas sociales, lo que es su singularidad con respecto a los otros líderes latinoamericanos. Él era un profesor de economía de corte keynesiano que proviene de una familia de clase media que, con apoyo de sectores cristianos, pudo formarse en EEUU y Bélgica. Su única experiencia política anterior a la presidencia de 2007 es el cargo de ministro de Economía durante cuatro meses en el gobierno inmediatamente anterior de Alfredo Palacios. Duró cuatro meses porque en ese tiempo Correa tenía montado un conflicto con su gobierno por defender la tesis de que no había que pagar la deuda externa y que ese dinero había que destinarlo al desarrollo endógeno. Esto se da en el 2005 y es visto con mucho agrado por parte de la ciudadanía ecuatoriana. Venimos de diez años de inestabilidad política y gobiernos derrocados por la acción movimentista. Venimos de un país sin hoja de ruta y entregado a las transnacionales y a las instituciones de Bretton Woods. 


Correa representa un punto de ruptura, sale del gobierno en 2005 con muchas simpatías por parte de un sector amplio de la izquierda y en torno a él empiezan a agruparse una parte de la izquierda ecuatoriana que en aquel momento estaba hiperfraccionada, que no suponía en votos más de un 5%. Se plantea en el entorno de esa izquierda que Correa puede ser candidato presidencial dado que no hay nadie que tenga la imagen pública que tiene en el momento de su salida del gobierno.


OLYMPUS DIGITAL CAMERA-Claro, pero es que la historia se construye así y más en medio del realismo mágico latinoamericano. Muchas veces las coyunturas son las que determinan. Y en caso de Correa el proceso es muy rápido, de apenas un año hasta su llegada a la presidencia, y el nacimiento de Alianza País, su plataforma electoral, también es rapidísima. Esto significa que es una plataforma donde no se han hecho grandes debates ni discusiones programáticas, ni se han homogeneizado las tendencias políticas que provocarán luego un lógico conflicto. Es decir, no era una herramienta politizada sino una herramienta para las elecciones, para presentar al Ec. Rafael Correa. Posteriormente, cuando Correa pasa a la segunda vuelta, se suma más gente y eso conforma el estrato inicial de lo que hoy es el actual oficialismo gobernante. No ha habido un proceso de construcción adecuado. 


-¿Qué destacarías de estos años de gobierno de Correa? ¿Qué políticas lo definen?

-La victoria de Correa y la ilusión que genera, al igual que la anterior de Chávez en Venezuela, significa un patear del tablero político. Hablamos de sistemas políticos en decadencia donde no había ninguna credibilidad ni en las instituciones ni en los partidos políticos protagónicos, y aquí se produce una catarsis. Es un “outsider” que aparece con un discurso contra la partidocracia, contra el sistema establecido.Con ese apoyo Correa llega al poder, pero la hoja de ruta no está muy clara.

Las primeras medidas son emblemáticas: sacar la base militar de Manta donde estaban situados los “gringos” aquí en Ecuador; se posiciona en contra de cualquier negociación con el TLC (Tratado de Libre Comercio) con los EEUU; incluso la familia más rica del Ecuador, la familia Isaías, con residencia en Miami y corresponsable  del sabotaje bancario de Ecuador del año 1999-2000, ve como sus empresas son expropiadas. Esos son los arranques del gobierno. ¿Problemas? Se ha creado una organización política que ha equilibrado mucho las diferentes posiciones ideológicas. Los sectores políticos duros, de izquierda transformadora, han ido rompiendo paulatinamente durante estos 6 años de gobierno, un goteo que ha hecho que los sectores de la izquierda hayan ido perdiendo peso dentro del gobierno. Los actuales sectores de izquierda en el gobierno podríamos equipararlos a la socialdemocracia en Europa. Otra cosa es que la socialdemocracia en América Latina pueda parecer otra cosa diferente; aquí anteriormente los desaparecían.

Por otra parte uno de los núcleos más potentes en torno al presidente son grupos vinculados históricamente al capital de Ecuador. Es decir, sectores de la derecha que están dentro del gobierno de Correa y que forman parte de Alianza País y que se han ido apoderando cada vez más del gobierno. Esto se ha ido notando en las políticas públicas: por un lado se bota la base militar de Manta, pero por otro tiene negociaciones con los “gringos” en materia de política antinarcóticos. Esto mismo ha ido pasando tanto en la parte de economía como en la parte social. Es un proceso de derechización hacia lógicas más pragmáticas.

- ¿Cómo definiríamos el proceso en Ecuador? 


No podemos negar que el cambio es importante. La economía ecuatoriana estaba quebrada y los gobiernos anteriores eran bandas de corruptos. Eran gobiernos débiles que fueron “botados” por la movilización popular, fundamentalmente indígena, pero no eran movilizaciones ni de lejos como las que por ejemplo tuvimos contra la guerra en Madrid o Barcelona. Correa es el primer presidente que termina su mandato desde el año 1996. Veníamos de gobiernos neoliberales y Correa representa un gobierno de corte keynesiano. Lo primero que se hace es reconstruir un Estado que había sido minimizado durante los anteriores 25 años.

-¿Con qué medios se realiza esa reconstrucción?

-La fortuna que tiene Correa es que le acompañó la suerte con el precio de los commodities en el mercado internacional, y en especial el del petróleo. Correa coge el barril de petróleo en 57$ y hoy está por encima de 100. A esto hay que sumarle que la renegociación de los contratos petroleros que ha hecho el presidente Correa, su gobierno es el que más “plata” ha ingresado proveniente del crudo en la historia del Ecuador.

Por otro lado, se ha realizado una reestructuración del Estado que implanta una política fiscal progresiva, aunque quizás aún no lo suficiente. En este país no existía una cultura de pago al fisco, y mucho menos la tenían los empresarios, y se empieza a implementar un plan de control fiscal que resulta en un aumento considerable de las recaudaciones. En el 2007 la estimación de evasión fiscal en Ecuador era de un 60%. Hoy, poco más de 6 años después, estamos hablando de un 40%, lo que supone que el Estado recauda a un 50% más de personas que anteriormente. A esto hay que sumarle una gestión más adecuada y eficiente de los recursos públicos, algo común en los países latinoamericanos en esta etapa. Todo esto ha hecho que el Estado haya generado grandes recursos para la reconstrucción y modernización del Estado, para creación de infraestructuras y para crear una política de subsidios para los sectores históricamente olvidados, pasando por el gas doméstico, los combustibles, el bono al desarrollo humano, etc. La crítica aquí desde la izquierda es que se subsidia pero no se transforma.

Hay otro factor importante que merece ser señalado: Ecuador no tiene política monetaria propia. La economía se dolarizó en el año 2000. Y la balanza no petrolera es negativa. Ecuador exporta petróleo e importa casi todo lo demás. Es un país dependiente del petróleo antes y con Correa.


-¿Y aquí entra la lógica cepalina?

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-Claro. Es que el presidente Correa es un economista cepalino. Se basa en la el sistema de sustitución de importaciones a través del desarrollo industrial interno, incrementando el poder adquisitivo de los trabajadores y generando un sistema de subsidios para la población no inmersa en el sector productivo. Esto supone ciertos niveles de consumo que dinamiza el mercado interno y genera la necesidad productiva nacional. Los empresarios ponen capital y generan productos para satisfacer las necesidades del mercado. En concepto general está bien, pero a fecha de hoy no ha habido diversificación de la economía y el sector privado no ha entrado a producir adecuadamente, a pesar de que les va muy bien económicamente, no se está generando empleo digno. El motor de la economía es el Estado y ahora se está negociando con empresas extranjeras con la finalidad de que traigan plantas productivas de otros países.

En definitiva, tenemos lo que Correa llama, literalmente, una “economía capitalista moderna”. El presidente Correa habla de esto y dice que él no está contra la lógica del capital, que hay que entender que el capitalismo tiene que seguir existiendo y que, en todo caso, lo que hay que hacer es controlar el mercado. Es la lógica del capitalismo humano, capitalismo keynesiano. Este es el conflicto que, a grandes pinceladas, se fue visualizando dentro del gobierno: la gente que planteaba el capitalismo humano y los sectores que planteaban una transformación del sistema. Esta es la gente que ha ido saliendo del gobierno entre otros.

Pues resulta que, a pesar de toda esa política asistencial, a pesar del incremento de capacidad adquisitiva por parte de los trabajadores ecuatorianos, a pesar de la dinámica de incremento de afiliados al IESS (Instituto Ecuatoriano de la Seguridad Social), tenemos que las empresas del sector privado ecuatoriano han aumentado sus utilidades en un 50% en los 6 años de Correa respecto a los 6 años anteriores y el sistema financiero privado ha aumentado un 70% su beneficio. Vamos, que a los grupos de poder capitalista ecuatoriano no les ha ido nada mal con el presidente Correa. Ha dinamizado la economía y eso les ha venido bien a pesar de que se quejen permanentemente de que se destinen fondos públicos a subvenciones, subsidios y lógicas de ese tipo, y de que el Estado ocupa un papel que teóricamente debería llevar la empresa privada.

-Entonces, ¿lo que se discute desde el gobierno de Correa no es modelo económico si no parte de la titularidad de ese modelo económico? Es decir, se ha producido un proceso de engorde del Estado, pero el modelo de desarrollo económico o el modelo extractivista continúa incluso implementándose con más fuerza.

-Es que lo que hace Correa y lo que han hecho varios gobiernos latinoamericanos, es racionalizar el sistema económico. La crisis que generó el neoliberalismo conllevó que las piezas se moviesen del tablero de juego del capitalismo. Lo que hacen la mayoría de estos gobiernos es reconducir estos sistemas a una lógica más coherentes, pero eso no significa que haya una transformación, sino que las piezas vuelven a estar nuevamente en su lugar. Aquí estamos viviendo la conformación de un capitalismo postneoliberal, con la resurrección del Estado y la intervención de éste en el sistema económico y en el mercado. Es un plan Marshall en Latinoamérica pero con capital chino. No es un fenómeno aislado de Ecuador o el presidente Correa. En todo caso, Correa, en su dialéctica no es indigenista como Evo o no es un militar nacionalista como era Chávez y con su formación académica no se priva en hablar de capitalismo moderno, cosa que no hace Evo Morales aunque los procesos sean más o menos comunes. Sin embargo, creo que Venezuela tiene sus singularidades en la acentuación de procesos de transformación. 


De todas formas las partes más negativas de este gobierno no estarían en la parte económica central si no en la parte económica que tiene que ver con el extractivismo. Hay una apuesta brutal por ello en Ecuador y en toda América Latina y la vanguardia dialéctica es Correa. Esto genera un lógica de conflictos muy fuerte con comunidades que están afectadas por el extractivismo, en su mayoría indígenas, con una fuerte resistencia a esto. Genera una lógica circular: interviene la transnacional y el Estado que ponen plata en la comunidad para que no haya conflictos, las expectativas de la comunidad con la plata de la transnacional no se cumple, se genera el conflicto, interviene el ejército para apaciguarlo, vuelve a haber una negociación con la transnacional y el Estado, y vuelve a comenzar el círculo vicioso. Es una lógica del extractivismo en América Latina. Esa lógica sucede en Ecuador y es una lógica de violencia y represión. Y lo más preocupante, a mi forma de ver, es que este sistema está provocando que en Ecuador haya una perdida de libertades y protagonismo social.


-Una de las críticas comunes que se hace al gobierno de Correa desde los movimientos sociales es el descabezamiento de estos y la red clientelar que se ha creado con algunos de ellos.

-Aquí tenemos que tener una perspectiva un poco más amplia. Ya desde 2005-2006, con la caída del gobierno de Lucio Gutierrez, empieza a haber una crisis de los movimientos sociales. Ya no son tan activos como en los 90. De hecho el movimiento obrero lleva en una crisis brutal desde finales de los 80, y perdió su papel protagónico. Posteriormente surgen los nuevos movimientos sociales, básicamente, el indígena, que en los 90 asume ese protagonismo junto a una órbita de movimientos ambientalistas. Esa fuerza se pierde poco a poco en el nuevo siglo a pesar de que se caen gobiernos con su presión. La situación se complica con la llegada del presidente Correa al poder.

Todos los gobiernos progresistas que llegan captan dirigentes sociales que incorporan a sus gobiernos y descabezan a las organizaciones sociales. Esto ha pasado en Nicaragua, en Bolivia, en Venezuela y en Ecuador también. Por otro lado los movimientos sociales son un agente muy importante en la redacción de la nueva Constitución del país durante la Asamblea Constituyente de 2008, en la que ejercerían de asesores. Esto les hizo perder la hoja de ruta. Ya no se movilizan porque ya no son un actor de contrapoder. Sin embargo esto hace que la Constitución del Ecuador sea posiblemente la más avanzada del planeta. Junto con la de Bolivia, es la única del mundo que habla sobre los derechos de la naturaleza: esta es sujeto de derechos, no se puede atentar contra ella y como ciudadano puedo representarla  y poner un pleito en su defensa.

Surge el conflicto en el año 2008, cuando el presidente Correa presenta la Ley de minería, que será aprobada en el 2009. Es una ley que cualquier leguleyo te diría que es inconstitucional, pero el control que tiene Correa sobre la Corte Constitucional hace que esa ley sea aprobada cuando no tiene ni pies ni cabeza. Aquí se generan los primeros paros antimineros del país en las zonas de conflicto, fundamentalmente la Amazonía y otros territorios de alta biodiversidad, donde los indígenas cortaban las carreteras con el modelo clásico de las protestas obreras, es decir, quemando neumáticos y demás. Más allá de eso, las protestas fueron pacíficas. La respuesta de Correa fue la detención de dirigentes antimineros, el envío del Ejército y la Policía, y el Estado de excepción que significaba que las emisoras de radio, que es un mecanismo de comunicación habitual del movimiento indígena en su territorio, quedaban cerradas si no acataban, y las que emitían llamando a las movilizaciones fueron clausuradas y sus responsables detenidos. En lugar de generar canales de comunicación para poder entenderse, lo que se enciende es la espoleta del conflicto. Desde entonces hasta ahora, las palabras del presidente Correa son evidentes: cuando señala a los enemigos de este proceso no señala a la cámara de comercio ni a la patronal de la banca, señala, textualmente, a los ecologistas infantiles, a los indígenas y la izquierda que también define como infantil. Estos son los principales enemigos del proceso de Correa. ¿cómo puede ser el principal enemigo la izquierda? Eso te demuestra hasta donde ha ido cambiando el gobierno desde el año 2007. Lo que se ve fuera del Ecuador es una dialéctica encendida, que critica a los gringos, al Imperio, que habla de la emancipación, de la Patria grande, América Latina. Y lo que tú visualizas en el interior es un gobierno que cada vez es más conservador y que está laminando la lógica de libertades en Ecuador. Y claro, cuando tu identificas a tu enemigo como los movimientos sociales lo que tienes que hacer es cooptarlo. El gobierno maneja mucha plata. Es insólito para la realidad del Ecuador. Eso significa que tú llegas a las comunidades y las compras. El funcionario encargado de sectores estratégicos, de la minería, cuando va a una comunidad resistente dice “el excedente petrolero de este país es del 12%. A su comunidad le toca tanto dinero. Le vamos a montar un centro de salud, una carretera de comunicación con la carretera principal para que saque usted sus productos agrícolas y le vamos a montar aquí una escuelita y una cancha de baloncesto… pero, evidentemente, usted está de acuerdo con la minería, porque si no me llevo la plata y se la mando a la comunidad de al lado”. Hay comunidades que resisten y estamos hablando de los territorios más míseros y pobres de Ecuador, donde hay más riqueza natural, y cuando ven esos maletines… Es una lógica política clientelista. A nivel de movimientos sociales es igual.Y esa ruptura la visualizas en todos los frentes: sindical, género, indígenas, campesinos…

-Aún no hemos hablado nada del movimiento estudiantil y del feminista ¿qué relevancia tienen?


entrevistadecio4-El movimiento estudiantil fue muy importante en los 90. Fue perdiendo peso con los años. La estructura estudiantil quedó en manos de una organización política que es maoista: el MPD (Movimiento Popular Democrático), una organización que tuvo representación parlamentaria y un movimiento de oposición al correísmo que ha significado que los movimientos estudiantiles hayan estado en lucha permanente contra él. Aquí las universidades, consecuencia de la ley de educación superior generada por Correa, han perdido la autonomía y eso fue un frente de lucha. ¿Qué ha hecho el gobierno? Pues penetrarles igual que al resto y ahora ese movimiento estudiantil está partido y siendo cooptado por dirigentes progubernamentales a base de plata y facilidades. Esto es muy importante que se sepa en el Estado español porque aquí han traído dirigentes universitarios españoles desde el propio gobierno planteando que se estaba construyendo un movimiento alternativo, que se estaba refundando el movimiento estudiantil en el Ecuador… no se está refundando nada.

El movimiento feminista, a raíz del foro social mundial se dinamiza en los años 80. Aquí iba directamente vinculado a los aparatos políticos de la izquierda, que eran estructuras bien patriarcales. Se hablaba de feminismo, pero en el partido el discurso era el conflicto de clase. Así arranca el feminismo ecuatoriano en los años 70-80. El feminismo que se instaura aquí podríamos definirlo desde el plano institucional como liberal, tanto en cuanto se habla de la aparición de las mujeres desde una perspectiva exclusivamente institucional. La llegada de Alianza País al gobierno significó una quiebra para el movimiento feminista alternativo y el feminismo liberal sale del gobierno. Por simplificar, podríamos decir que el feminismo redistributivo está ahora dentro del gobierno y el feminismo antipatriarcal, fuera. Esa es la dinámica hoy en las organizaciones sociales. En materia de género en el gobierno hay avances, no se puede negar en el ámbito legislativo con ese espíritu del feminismo redistributivo. Desde la crítica feminista de transformación social la mujer entra en la dinámica del mercado como un elemento de producción y consumo, pero no hay transformación en los cánones patriarcales del Estado. Y esto, ciertamente, es la realidad del Ecuador. 

El movimiento indígena es un movimiento que ha interpretado muy mal el tema de la mujer, pero las mujeres populares indígenas son muy importantes y juegan roles fundamentales en las comunidades. Aquí, en la zona andina, tienes la peculiaridad de la construcción de organizaciones de mujeres indígenas al margen del movimiento, porque dentro de la Conaie (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador) o dentro del Pachakutik (el brazo político de la Conaie) no siempre hay espacio para poder constituirse como mujeres. En el caso del Ecuador tienes el ejemplo de Luna Creciente, que es una organización de mujeres indígenas, que son de la Conaie, pero que se organizan como mujeres fuera de esta para poder demandar sus derechos dentro de la Conaie y de la sociedad.

-Se acusa recurrentemente a Correa de ser autoritario y en la reciente campaña electoral volvió a prometer el endurecimiento de las leyes penales. 

-Las encuestas que se hacen sobre la población indican que los mayores problemas que visualiza la gente son el empleo y la seguridad. En el ámbito del empleo ha habido pequeños éxitos. En el ámbito de la seguridad, ninguno. La inseguridad ciudadana es un problema que va in crescendo, y este gobierno trabaja muchísimo con encuestas, con la publicidad, con el marketing político. La izquierda, habitualmente, no ha tenido nunca alternativas a la lógica de la inseguridad ciudadana y es una realidad que pasa tanto en aquel lado del charco como acá. Planteamos que el problema es de otra perspectiva, estructural, que hay que acabar con la pobreza,  pero ¿qué te requiere la ciudadanía? Soluciones inmediatas… lo que quiere son “maderos” en la calle para sentirse más segura y es una realidad sociológica de aquí, de allí y de cualquier lado. ¿Qué hace el presidente Correa? Pues como es un “marketiniano” político plantea lo que aquí en América Latina hemos definido como populismo penal, que básicamente es un discurso que dice que para acabar con la delincuencia lo que se necesita es más cárcel, sentencias más duras y ponerle trabas a los procedimientos de libertad provisional. Esto se contrapone a una Constitución tan avanzada como la que tenemos, que tiene casi cien artículos de sus cuatrocientos y pico hablando de derechos.

-Has sido asesor de Alberto Acosta, has trabajado en la campaña de la Unidad Plurinacional de las Izquierdas en las elecciones de hace apenas un mes. Los resultados electorales han sido bastante decepcionantes y por debajo de todas las estimaciones de voto. ¿Qué lectura haces de estos resultados y qué consecuencias pueden tener a corto plazo para el futuro político de una organización de esta coalición como Pachakutik?

-Voy a ser muy franco y muy crítico. La posición que yo pongo aquí evidentemente es subjetiva y muy crítica. Ahora mismo estamos debatiendo y estamos debatiendo duro. Efectivamente, los resultados electorales han sido negativos. No los esperábamos. El apoyo 3,3% a la candidatura de Alberto Acosta es un apoyo bajísimo para el mejor candidato que haya podido tener la izquierda en este momento en este país. Acosta es un referente no sólo en el Ecuador, sino en toda América Latina desde la perspectiva intelectual, académica… Un tipo comprometido con las luchas históricamente, nadie se esperaba un resultado tan bajo. Hay varias lógicas que entender aquí: primero, hay una serie de errores internos que creo que son los que menos importancia tienen para la entrevista, pero destacan los problemas de coordinación interna en esta alianza multipartidista que se auspició desde la izquierda. Lo más importante es que creo que se refleja un punto de inflexión, un punto de cambio en este momento histórico en el país. Uno es que el movimiento indígena ha sido muy importante, pero tenemos que reflexionar, y tienen que reflexionar los compañeros, sobre si realmente hoy tiene sentido la lógica del movimiento indígena tal y como lo hemos conocido anteriormente. El movimiento indígena tiene su rol en un momento histórico y habrá que interpretar si en la sociedad actual ecuatoriana, cada vez más modernizada en este proceso de modernización neodesarrollista, si el movimiento indígena sigue siendo un actor de cambio importante. En el Ecuador, en el último censo, del año 2010, el número de ecuatorianos que se autodefinen como indígenas es de poco más del 5%. Teóricamente, si uno mira los datos del Ecuador, un país de los más andinos, tiene menos indígenas que población afrodescendiente. El movimiento indígena no es sólo un movimiento político, es una identificación, y eso está en crisis y hay que replanteárselo. No significa que ya no creamos en los indígenas; significa que hay que replantearse el movimiento indígena en sus formas. Las comunidades indígenas están rotas. El gobierno ha penetrado en ellas con todas esa políticas clientelares de las que hablábamos antes. Si uno analiza el voto de las comunidades indígenas, ve que los indígenas han votado a Alberto Acosta, pero también han votado a Correa, han votado a la derecha, han votado a un banquero que se llama Guillermo Lasso, han votado a Lucio… Entonces ¿dónde está hoy el movimiento indígena? Llevan con las mismas consignas un montón de tiempo: la tierra, la reforma agraria, el agua… Fundamentales, nadie las discute, y han sido ejes programáticos de nuestra campaña, pero también hay que entender que una modernización en la que vivimos en la sociedad ecuatoriana hay un montón de indígenas a los que la Conaie no les tiene ningún discurso. ¿Quién le habla a los jóvenes indígenas que van a la universidad y de qué? ¿Cuáles son las reivindicaciones de las mujeres jóvenes indígenas en materia de salud sexual y otras cuestiones? No hay discurso de la Conaie en esto. También hay otro factor vinculado al proceso de desarrollo capitalista, de modernidad, y de crecimiento del consumo de Ecuador en los últimos años que ha hecho que la sociedad ecuatoriana haya perdido ciertos elementos referenciales de ella misma. Ha sido la sociedad latinoamericana que mayor sensibilidad ha tenido con el tema medioambiental y ahora no se ve. Una sociedad que tiende al consumo pierde la crítica al modelo de desarrollo existente.
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VENEZUELA POSTCHÁVEZ

-Hacemos esta entrevista habiéndose producido la muerte de Hugo Chávez hace 3 días. ¿Qué perspectiva de futuro crees que tiene en Venezuela el chavismo sin Chávez y qué influencia crees que puede tener en el resto de países de Sudamérica?

-Venezuela fue el primer país, el que inauguró este nuevo ciclo latinoamericano y al mismo tiempo ha sido el proceso más singular de todos, porque ha habido políticas públicas más “radicales” que en el resto de países latinoamericanos, incluido los países que han formado parte del ALBA y que también son referencias. El proceso chavista, con sus pros y sus contras, es un proceso más transformador; otra cosa es que discutamos sobre la efectividad de la gestión pública, pero sin duda sí es más transformador. El número de empresas nacionalizadas en Venezuela superan los dos centenares y eso no sucede en ningún país sudamericano. Evidentemente, el peso geopolítico y geoestratégico de Venezuela por el tema del petróleo es muy singular y el único parangón que podría tener sería Brasil en importancia política. 


La capacidad de continuidad del chavismo en Venezuela está por ver. Yo he tenido la oportunidad de conocer a Maduro, el que se supone que va a ser el sucesor de Chávez; es un tipo que proviene del sindicalismo, del sector de transporte y es un hombre que durante su gestión como Canciller (ministro de Exteriores) demostró que es un tipo eficaz para los intereses de Venezuela dentro del marco del UNASUR, del ALBA, de la CELAC...

- Pero la pregunta es, ¿pueden seguir desarrollándose todos estos procesos en Latinoamérica sin la figura de un líder carismático?.

entrevistachavez- Los procesos latinoamericanos están marcados por los líderes carismáticos y el populismo, que es como aquí vienen a definirse estos procesos, con un marcado culto a la personalidad. En este sentido creo que Venezuela va a notar la pérdida de Chávez y, personalmente, sí creo que las cosas van a cambiar y se abre un nuevo ciclo en América Latina. Va a cambiar porque me parece que la situación que vive Venezuela es una situación que quizás con Chávez era sostenible, pero creo que con Maduro puede que no sea tan sostenible. Y no creo que sea tanto en su proceso interno, sino en su capacidad de influencia externa.

Venezuela ha articulado varias políticas que han tenido mucha incidencia en integración regional y en generar contrapoderes a las lógicas existentes anteriormente en el continente. Por ejemplo, el proyecto Petrocaribe es muy posible que tenga que modificarse sustancialmente. No olvidemos que éste es el proyecto mediante el cual Venezuela suministra petróleo a Centroamérica y Caribe a un precio ínfimo y es uno de los elementos que motivó el golpe de Estado en Honduras en 2009. Es decir, que nunca ha estado bien leído eso y era una forma de cortar la influencia de Venezuela, que iba ampliándose por Centroamérica y eso fue un aviso a navegantes: Si te enrolas al Alba, si te enrolas a todo esto, te caes.

La situación actual de Venezuela, con la inflación y la crisis en las lógicas económicas y productivas del país… la figura de Chávez tenía la capacidad de engullirse esto. Creo que con Maduro eso va a ser complicado. Si tú te fijas geopolíticamente tenía mucho sentido lo que hacía Chávez; el Caricom, la asociación de países del Caribe, es un organismo controlado por los EE.UU. históricamente y sigue siéndolo a fecha de hoy. Cuando el Caricom vota en la OEA vota bajo el criterio que emana del Departamento de Estado norteamericano. Sin embargo, esos mismos países del Caricom, en la dinámica de conformación de espacios de integración en la lógica del consumo energético del petróleo que ha creado Petrocaribe, han generado un contrapoder en el Caribe. Esta situación se da igual en Centroamérica: El Salvador, sin ser un país del Alba, tiene condiciones privilegiadas de suministro de petróleo por parte de Venezuela, Nicaragua es el país con mejores condiciones en suministro de petróleo tras Cuba… y así podríamos ir isla por isla, país por país, uno tras otro.

¿Esto es sostenible en Venezuela después de Chávez? Creo que esto lo podía hacer Chávez. Me parece que la situación económica de Venezuela va a suponer que los ciudadanos de Venezuela pidan que no se gaste la plata para fuera y más para dentro… este tipo de cosas tan habituales en las sociedades. Y en ese sentido me parece que la figura de Maduro, no porque no tenga capacidad, sino porque no tiene el carisma de Chávez, va tener más difícil eso. Igualmente en el marco del Alba: ¿quién es el mayor beneficiario de las políticas exteriores venezolanas? Cuba. Para Cuba, después de la Perestroika y la caída del Muro de Berlín, la aparición de una figura como Chávez en América Latina es una cosa así como que “les vino Dios a ver”. Su suministro de petróleo con un sistema de trueque a cambio de médicos, maestros y otros profesionales en Venezuela no se establece en las lógicas de mercado. Todos estos países tienen un riesgo grande de verse afectados. El Ecuador tiene más de 120 convenios bilaterales firmados con Venezuela: desde la construcción de una fábrica de chocolate, pasando por la refinería de Manabí, hasta fábricas de enlatados de carácter binacional. El flujo de capital venezolano es muy importante. Muchas de estas lógicas se mantendrán, pero me da la sensación de que menguarán. Y esto quiere decir que el rol geopolítico que ha representado Venezuela en este proceso latinoamericano posiblemente, hay muchas papeleta para ello, decrezca. En el interior de Venezuela, es muy posible que, ante la ratificación de Maduro como sucesor, la oposición conservadora se dinamice y tenga mayor capacidad de presión que la que tenían ante Chávez. Chávez tenía la capacidad de ningunear a la oposición a pesar de llevar ya 14 años en el poder.

El efecto desgaste de Chávez se visualizó en las últimas elecciones como pequeño. Evidentemente, Maduro no es lo mismo, pero hay que darle al hombre su oportunidad y ver que es capaz de hacer. Lo que pasa es que en estos países, en estas lógicas de caudillismo mesiánico, de culto a la personalidad, se generan conflictos internos dentro de las organizaciones. El PSUV no es un partido que tenga una capacidad de discusión interna importante como no la tiene Alianza País ni el MAS en Bolivia, ni ninguno de estos partidos que están en esta mezcla de Partido-Estado.

-Tanto en cuanto parece que Maduro no va a poder aglutinar en torno a él la misma unanimidad que fue capaz de conseguir Chávez, ¿es factible que tenga que lidiar, además, con dificultades internas a nivel del PSUV?

-Sí, aunque lo que pasa también lo puedes mirar también desde el punto de vista positivo. La posibilidad de que existan disidencias y un debate interno dentro de la organización política en estos países, y no sólo en el caso de Venezuela, también fomenta la democracia organizativa y que se generen tendencias, debates, diferentes propuestas programáticas, etc, y que es una cosa que hoy por hoy no existe en el oficialismo de América Latina. Este es el gran error de la visualización que se hace de estos procesos desde el viejo continente. Hay una idealización de estos procesos hacia el socialismo y de esta retórica. Esto tiene mucho que ver con esos apólogos del populismo que brillan en algunas páginas webs de las que yo mismo participo pero en las que uno ve textos de intelectuales reconocidos, latinoamericanos y europeos, donde se hace una apología a este tipo de liderazgos. Evidentemente no se trata de restarles importancia en un proceso de cambio que se está dando en el continente, pero lo que es cierto es que todas estas cosas hay que ponderarlas debidamente con una posición política equilibrada. Y esto significa que lo que estamos viviendo acá es un proceso de adaptación del capitalismo a un momento postneoliberal que no la vemos en Europa todavía y que posiblemente algún día llegará, y dónde la Periferia más cercana al Centro está llamando a la puerta de ese Centro para decirle “quiero entrar”. Esto no se entiende desde allá, dónde se habla del socialismo, de revolución, de países con gobiernos revolucionarios y de cosas así. Podríamos discutir el tema de Venezuela pero, desde luego, en el resto de países de América Latina eso no es una realidad. Esto es otra cosa.

Esperemos que en breve se puedan abrir espacios a la confrontación de ideas, que es lo que se ha quedado laminado por la existencia de estos liderazgos hipercarismáticos y estas lógicas hiperpresidencialistas tan de América Latina y que tienen que ver con la historia del populismo aquí, desde tiempos de Simón Bolivar, donde los poderes se han basado en la legitimidad del líder por el apoyo de las masas ante la sociedad. Y esto es una cosa que, doscientos años después, sigue pasando acá.
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